“Fue durante la gira que hice a Tahití, en la Polinesia Francesa el 2014, cuando definí mi carrera. Desde entonces no he parado de viajar y de difundir la música peruana”, dice Araceli Poma (38), que ha paseado su arte por escenarios de Canadá, Suecia, Panamá, Colombia, Ecuador, Puerto Rico y los Estados Unidos. Hace cuatro años que ha establecido su base de operaciones en Queens, Nueva York. “La música tradicional peruana siempre me ha acompañado y la cultivo porque simplemente no concibo otra forma de vida”, declara desde Lisboa, donde es la invitada a un festival de las músicas del mundo.
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“Comencé a cantar música peruana en Panamá el 2015. Desde entonces mi arte musical fue madurando con elementos didácticos propios de mi formación teatral”, dice Martha Galdos (38), limeña que ha llevado nuestros sonidos por todo el mundo, incluyendo China. Hace tres años está afincada en la megalópoli lusófona más poblada del mundo, Sao Paulo, donde su agenda de presentaciones no puede ser más nutrida. “Declamo poesías, escribo décimas, hablo en portuñol, digo algo breve en quechua, hablo de las similitudes entre las culturas brasileña y peruana. Y así vamos jugando y aprendiendo”.
“Yo empiezo a hacer giras internacionales a los 18 años con el grupo Teatro del Milenio, conocido actualmente como Kimba Fa. Luego tuve el privilegio de pertenecer a elencos de casi todos los artistas criollos: Cecilia Barraza, Lucila Campos, Marcos Romero, Fabiola de la Cuba, entre otros, hasta que llegó la oportunidad de ser coreografa de Eva Ayllon y con ella transito 8 largos años de aprendizaje, de giras al rededor del mundo y mucha experiencia. Ahora resido en la ciudad de Los Ángeles y continuo con este hermoso propósito de visibilidad las tradiciones artísticas de nuestro Perú”, dice Nadia Calmet (38).
Mundo bicolor
¿Y qué recepción tiene la música criolla donde se han presentado? “En China, una joven que me escuchaba, que no sabía español y mucho menos haber escuchado música peruana, se puso a llorar. Se emocionó y yo con ella. En otros lugares dicen ‘música latina’ y lo que tienen en su cabeza es salsa o cumbia. Y cuando escuchan se sorprenden porque es totalmente diferente de lo que imaginaban. Perú es un país andino, pero somos vastos y eso aún no se distingue en el exterior, pues hay un desconocimiento sobre otros horizontes como el africano y el amazónico. Los ritmos afroperuanos son muy deliciosos y pegan bastante. Las personas en general se conmueven con algo verdadero y profundo, aunque no lo hayan escuchado nunca”, dice Martha Galdos.
“Lo que ocurre es que tenemos mucha influencia de Europa o Africa. No pueden no amarla, estamos conectados. Ahora que estoy trabajando en Nueva York, me maravillo cuando veo a los extranjeros cómo sienten la música peruana, cómo se mueven con un vals, con una marinera, con un tondero. Y cómo se emocionan bailando un festejo. A su manera, pero lo hacen. Eso dice mucho. Es otro ‘feeling’ también tocar para el público que sí es peruano, ahí te encuentras con la añoranza, con el peruano que no puede regresar y que te escucha y en ese momento eres todo, su historia y su presente. Muy intenso y emotivo”, añade Araceli Poma.
“El impacto es grandioso. Aquí se está viviendo esta apertura a ‘lo diferente’ y es eso atrae mucho. Aunque aún tenemos que seguir visibilizando y reafirmando lo multicultural y lo multiétnico de nuestra patria, mostrarlo a través de su música se hace mucho un camino más ligero”, señala Calmet, que actualmente es maestra de danzas peruanas, asesora cultural, productora de espectáculos y directora artística. Además, acaba de crear en Los Ángeles el Festival Afroperuvian Culture Day en su constante intento por visibilizar nuestra herencia cultural.
Crecer desde adentro
¿Y cuál es el lugar ocupa la música criolla en el contexto internacional? “Creo que lo más destacado que tenemos fuera del país es la música afroperuana”, dice Araceli, cuyos intentos por mostrar que tenemos algo más que Machu Picchu y gastronomía fructificaron el 2020 cuando fue nominada a los Latin Grammy 2020 por el álbum y documental “The Warrior Women of Afro-Peruvian Music” producido por el sello norteamericano Just Play. Y sigue trabajando interés por visibilizar el aporte de la mujer, rescatar los géneros populares de la música nacional y divulgar el legado de los cultores menos visibilizados por nuestra tradición.
“Afuera nos siguen viendo afuera como un país de música andina”, dice Martha. “Cautivados por nuestra música criolla la versionan como parte de esa gran olla llamada ‘world music’ donde entran los folclores del mundo. Para ser potencias latinas como Cuba y Brasil necesitamos implementar políticas en educación y cultura. En Brasil contamos con conservatorios, universidades y escuelas de música públicas y privadas en todos los estados. Existen fondos y concursos. Más del 70% de personas consumen música en portugués. Hay cancioneros y cursos especializados de MPB, música popular brasileña, en los centros formativos”, señala.
Y así como Estados Unidos o Japón son grandes difusores del bossa nova brasileño, ¿eso podría pasar con nuestra música? “Tenemos que trabajar desde Perú para estar presentes en festivales internacionales, medios internacionales, en los programas de radios del mundo. Facilitar plataformas de divulgación mediante convenios, generar sincronización de músicas en el cine internacional. Y darles un valor a las nuevas creaciones dentro de la música criolla. Facilitar oportunidades a los jóvenes para recrear y darle su propio estilo. Por ejemplo, crear fondos para grabar un álbum y realizar giras nacionales, que todo eso se integre a una estrategia de carrera”, apunta Galdos.
Cantar en pandemia
¿Y cómo enfrentaste la pandemia, allí donde estás? “Inicié el programa virtual #SinDistancias desde casa, mi padre la hizo de productor. Intenté compartir mis conocimientos y experiencias sobre la música criolla y tuve varios invitados. No he parado ningún día. Era eso o entrar en la más profunda depresión con todo lo que sucedía. Incluso en pandemia, junto a Just Play, produjimos un documental “Guerreras Puertorriqueñas” inspirado en el trabajo que junto a Javier Lazo y Matt Geraghty se logró en el Perú. Entré a trabajar en un programa de televisión y he continuado viajando. Cómo todos, aprendí he hice cosas que no pensaba. Mi mayor regalo ha sido compartir con papá y tener a mi familia sana, eso ha es pedir bastante”, dice Araceli.
A Martha también se le anularon las presentaciones presenciales. “Pero otras oportunidades se abrieron: formulo proyectos para solventar mi carrera, planeo los próximos lanzamientos y mis primeros videoclips. También pasé a dar vivencias virtuales y promover conversatorios. Me adapté a llevar algunos cursos del conservatorio EMESP Tom Jobim en versión online también. Gané dos fondos que me permitieron realizar dos proyectos que idealicé: una temporada de shows online y el festival Mujer Sábiá Fest, al cual invité cantoras de Brasil, Perú y Colombia. De repente tenía una especie de MTV a mi disposición creada con una identidad y curaduría diferenciada y una factura idónea para ejecutar estos sueños sin restricciones. Al final es como teatro con televisión”.
“Efectivamente, reinventarse o morir fue una frase constante en esa época”, señala Calmet. “Tuve que recurrir más a la tecnología, de la que estuve alejada por años, para ofrecer a mis estudiantes esto que el arte nos trae en momentos tan difíciles, que es un poco de esperanza, de amor y de fe aún a través de una pantalla de ordenador”.
Seguir creando
Dicen que la canción criolla nunca muere ni seguirá muriendo. ¿Qué opinan? “Desde chica escuchaba eso. Se mueren sus más grandes referentes porque están viejitos, pero ahí no acaba la música. Por el contrario, somos la nueva generación de artistas los responsables de continuar este legado. Nadie ama lo que no conoce, hay que seguir enseñando. No sé si la música criolla en unos años siga viva como la tocaban Montes y Manrique o Felipe Pinglo. Yo vengo de la tradición, pero también soy consciente de que todo evoluciona y que cada uno deja su aporte en lo que hace, entonces no podemos pedir que todo suene igual que hace 100 años. Seguro será una nueva canción criolla. Pero será”, apunta Araceli.
“Es una frase que no sabes si te hará reír o llorar. Creo que siempre podemos darles una frescura a los compositores y seguir creando nueva música a partir de estos géneros. Incluso rescatar a las compositoras mujeres. El tema es incentivar y fomentar el consumo desde un lado más próximo, didáctico, y la admiración por aquello que hemos normalizado y que son tesoros para inspirarnos eternamente”, anota Martha. “Yo más bien preguntaría ¿qué estás haciendo tú, para que la música criolla no muera? Entonces así se convierte en una responsabilidad individual y de todos. Una deuda con los ancestros que hay que seguir labrando a manera de tributo, a manera de devolución por tanto amor hecho poesía. Por tanto amor hecho música que ha entrado por nuestros oídos hasta el corazón y la mente de cada peruano”, concluye Calmet.
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