A la experiencia de haber sido directora permanente del Mersin State Opera de Turquía, la Filarmónica de Kosovo o la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador, Nathalie Marin suma ahora dos debuts: visitar el Perú y dirigir una orquesta íntegramente femenina. Y lo hace hoy, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, frente a la Paqari Camerata, conjunto íntegramente femenino. Marin dirigirá un repertorio con enfoque de género: “Kené-Llaki-Nina” (tributo a la mujer indígena) y “Voces del futuro” (homenaje a las niñas), de las compositoras peruanas Pía Alvarado Arróspide y Elizabeth Gil Díaz, respectivamente; “Háblame de Dios” y “El almendro floreció”, estreno mundial de la autora polaco-argentina Eva Lopszyc; así como el clásico “Habanera”, del francés Maurice Ravel; y “Serenata”, del italiano Ermanno Wolf Ferrari. Invitada por la Embajada de Francia, país que preside el Consejo de la Unión Europea, la cita será en el Gran Teatro Nacional (GTN).
En un día dedicado a visibilizar las diversas expresiones de la violencia machista que sufren las mujeres en todo el mundo, una mujer acostumbrada a llevar la batuta sabe que también en el terreno musical hay aún que trabajar mucho. “Se puede hablar de una invisibilidad de las mujeres en la música, sobre todo en la dirección de orquesta y la composición”, afirma. En efecto, si bien ella puede dar fe de que no encontró machismo ni resistencias entre los músicos de las diversas orquestas que ella dirigió, las dificultades suelen encontrarse en la administración de las orquestas, instituciones artísticas y ministerios.
“La elección de un director se basa en la confianza. Y por años, las instituciones han dado más confianza y posibilidades a los hombres. Históricamente, ser director de orquesta ha sido una profesión masculina, lo mismo que la composición musical. Sin embargo, hay que reconocer que hemos recorrido un camino, vemos una presencia mucho mayor de directoras, especialmente en América Latina”, afirma.
Una visibilización que, para Marin, tiene que darse también en los libros de historia musical. Por ejemplo, compositoras como las francesas Louise Farrenc o Germaine Tailleferre, reconocidas por sus colegas en vida pero luego olvidadas por la crítica. “Pienso también en la alemana Fanny Mendelssohn, a quien su padre permitió ser solista de piano, pero no compositora, carrera para la que apoyó solo a su hijo Félix, reconocido luego como el gran maestro romántico. O Clara Schumann, que sacrificó su carrera para que su esposo Robert saliera adelante”, afirma la directora, lamentando que aquellas pocas compositoras que insistieron en su vocación fueron luego relegadas. “La rehabilitación de sus figuras es un trabajo que venimos haciendo. Estoy segura de que encontraremos obras muy interesantes”, asevera.
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Lugar: sala principal del Gran Teatro Nacional, Av. Javier Prado Este 2225, San Borja. Cuándo: martes 8 de marzo, 8 p.m. Ingreso: libre. Transmisión web: en vivo vía Facebook y Cultura24tv.
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