Su potente voz nunca pasó desapercibida. Carmen Montoro -leyenda viva de la música criolla, luminaria indiscutible- inició su historia musical a los 15 años, tras ganar un concurso de canto en Radio Victoria. Fue la primera voz femenina del grupo Los Kipus (1959), junto a Genaro Ganoza y Paco Maceda. Recorrió diferentes continentes con su música. Tiene más de 150 canciones grabadas y registradas. Dueña de una auspiciosa carrera, y con más de ocho décadas, rememora con añoranza sus años de gloria y reflexiona sobre el momento que vive.
“Canto desde niña, gracias a que mi mamá me transmitió su amor por la música. Ella siempre quiso ser cantante, pero mi abuelita nunca la dejó. Una vez la sacó a empujones de la radio”, recuerda. “A través de mí, ella hizo realidad su sueño de ser artista”, asegura con satisfacción la cantante de 84 años.
Montoro creció escuchando la música de Los Embajadores Criollos, de Eloísa Angulo y de Jesús Vásquez, con quienes luego -cuenta- compartió escenario y valiosos aprendizajes. Con Los Kipus tuvo extensas giras por el interior del país y del extranjero. Aquella fue su etapa más internacional.
“Cuando viajamos a México, Javier Solís se interesó por nuestra música. Nos contrató para realizar una gira de nueve meses. Con él también grabamos un disco de larga duración. Y hubiésemos seguido trabajando juntos, pero, lamentablemente, al volver a Guadalajara después de presentarnos en Estados Unidos, se enfermó, y al poco tiempo falleció. Fue muy triste su partida”, señala.
En 1969, en el mejor momento de su carrera, la maestra del criollismo se desvinculó de la agrupación de Maceda para incursionar como solista.
“Empecé cantando con Edith Barr y Wara Wara en el Crillón. Por esos días, un empresario que fue a ver mi presentación, me propuso realizar una gira por Panamá. No acepté porque sentía que ya había viajado bastante, además no quería dejar a mi mamá sola. Así que decidí quedarme y continuar con mi aventura musical en el Perú”, destaca y evita dar detalles del motivo que la llevó a desligarse de Los Kipus.
“Porque respeto mucho a la mujer y a mi público dejé el trío. No contaré el motivo porque forma parte de mi vida íntima. Nunca hablé de ello, tampoco pienso hacerlo ahora. Hay cosas que debemos callar”, señala.
Dura realidad
La creadora de “Bonita” e inconfundible voz de grandes éxitos como “Rosa Te” y “Ansias” se pone seria para hablar de sus problemas de salud y la precaria situación económica en la que se encuentra.
“Llevo varios años soportando agresiones y humillaciones por parte de dos hermanos de mi difunto esposo, que quieren apropiarse de mi departamento. Jamás pelearía por uno, pero si me voy de aquí no tengo a dónde ir, pues todo mi dinero lo invertí en la enfermedad de mi esposo, quien falleció por cirrosis hepática. Cuando le detectaron el mal, el doctor nos dijo que le dé calidad de vida y que solo viviría dos meses. Pero con mis cuidados y dietas, vivió nueve años”, recuerda.
Explica que el departamento en el Rímac donde vive actualmente con su sobrina y los hijos de esta, es una herencia de su esposo. Sin embargo, siente que de permanecer más tiempo en ese lugar, su vida corre peligro.
“Recibo insultos y amenazas. Rompieron la baranda de la escalera y echaron aceite en el piso para caerme. Como no tengo hijos, siento que me quieren ver muerta para quedarse con la propiedad. Hace algunos meses, cuando desaparecieron a mi gato, atenté contra mi vida porque sentí que ya nada tenía sentido. Mi salud está resquebrajada. El 22 de diciembre último me internaron en el Hospital Almenara por una crisis hipertensiva. También tengo fibrosis pulmonar, hipotiroidismo y trastorno de ansiedad. Gracias a Dios mi sobrina Ana María Montoro, que es como mi hija, porque la crie cuando era niña, vino desde Venezuela a vivir conmigo. Ella me da fuerzas”.
Carmen Montoro señala, además, que los 700 soles que recibe por regalías musicales y pensión de viudez, no le alcanza para cubrir sus gastos básicos, por lo que solicita al gobierno una pensión de gracia y hace un llamado a algún abogado que quiera representarla en el problema legal que tiene por su departamento.
“Llevé nuestro arte por el mundo durante más de 60 años. Soy difusora de nuestra cultura. Callé por mucho tiempo, y ahora que decidí compartir mi pesar, espero que alguien me escuche porque ya no puedo más”, subraya.
Para cualquier ayuda, comunicarse con Ana María Montoro al teléfono: 954602864.