La partida de Marciano Cantero, el 8 de setiembre del 2022, dejó corazones rotos. Fue un impacto desequilibrante para el resto de los integrantes de Enanitos Verdes, quienes en lugar de recordarlo desde la melancolía y el dolor, decidieron seguir adelante: honrar al amigo y cómplice de aventuras desde el escenario, interpretando temas nuevos y los clásicos que marcaron una época.
“Aunque ya no somos el trío, nos falta Marciano, seguiremos heridos, pero vivos”, señala Felipe Staiti, guitarrista y ahora cantante de la banda, con quien conversamos sobre cómo llevan la ausencia de quien fue su líder, los pormenores de esta nueva etapa y de sus proyectos que incluyen un nuevo disco, una gira y un documental.
El 3 de diciembre del 2022, en el festival Bésame Mucho, en Los Angeles’ Dodger Stadium, en California, los Enanitos verdes volvieron a sonar en vivo por primera vez desde la muerte de Marciano. Los acompañaron en el escenario para interpretar algunas canciones, David Summers de Hombres G, Rubén Albarrán de Café Tacvba y Noel Schajris. Desde entonces no han parado. El último tres de noviembre llegaron al Perú para participar en el Live Stage Rock Festival Lima 2023, pero el evento fue cancelado debido al estado de emergencia.
“Perú es un país al que quiero mucho y con el cual tengo una relación de largos años a través de la música. Íbamos a tocar el pasado fin de semana, pero, lamentablemente, no se pudo. Sin embargo, aproveché para darle fuerza a mi línea de vinos, que ya la tenemos aquí. Ha tenido muy buena recepción. Me entusiasma esta faceta, pero el motor de mi vida es la música”, aclara el artista argentino.
La aclamada banda de rock, responsable de éxitos como “Lamento Boliviano” y “La muralla verde”, comenzó su trayectoria en 1979, durante la dictadura militar argentina. Formada por Marciano, Staiti y Daniel Piccolo, la agrupación se catapultó al estrellato con “Aún sigo cantando” a mediados de la década de 1980.
La historia del nombre
Enanitos Verdes es una banda icónica que guarda grandes historias detrás, como el origen de su nombre. Felipe Staiti, cuenta que un periodista aprovechó la anomalía de una foto, tomada en 1970 a una familia de turistas que se encontraban en el Puente del Inca, un lugar turístico argentino, para bautizar a la banda.
“Estábamos recién empezando a tocar cuando apareció esa famosa foto en Puente del Inca, que en realidad no son enanitos verdes, son como una manchita naranja en forma de un diablito. El trascendido fue que habían aparecido unos enanitos verdes, y un amigo nuestro, corresponsal de una revista en Buenos Aires, mandó una gacetilla diciendo que se había formado el grupo Enanitos verdes de Puente del Inca. Obviamente, como estaba Marciano, se relacionaba muy bien. En esa época los grupos tenían nombres místicos, el nuestro sonaba ridículo, pero pegó”, recuerda Staiti.
─¿Cómo se tomó la decisión de asumir la primera voz en la banda?
Usualmente, cantaba dos o tres canciones en vivo, ahora tengo que cantar más, además de tocar la guitarra. Obviamente, la falta de Marciano cambió en algún punto mi funcionamiento. Tengo que estar más atento con el tema del canto porque la guitarra la tengo mecanizada. Lo hablamos con Jota (Morelli, baterista que lleva más de diez años en el grupo), que estuvo totalmente de acuerdo. Al buscar al bajista, el primero en quien pensamos fue en Guillermo Vadalá. Luego se sumaron como invitados especiales el tecladista Bosco Aguilar y los coros de Arita Rodríguez y Damián Castroviejo. Lo estamos haciendo con todo el corazón, el amor y la honestidad posible, porque tampoco era cuestión de buscar a alguien que se le parezca. Sería un poco fake, pues no tendría historia con nosotros.
─¿Tu objetivo es cantar como Marciano?
De ninguna manera. Ese no es mi objetivo porque él es irreemplazable.
─¿En algún momento se plantearon la posibilidad del fin del grupo?
La verdad es que no. Francamente, hemos seguido adelante con muchas tormentas, somos un barrilete saliendo de una tempestad, pero hay que seguir adelante. Inclusive, al día siguiente de la muerte de Marciano, me llamó un grupo que hacía homenaje a Enanitos Verdes, para tocar la guitarra. Prácticamente me pedían hacerme un homenaje a mí mismo (ríe). Nos falta Marciano, pero Jota y yo seguimos.
─¿Removió muchos sentimientos, hacer “Mi fan número 1”, una emotiva canción que le dedicaste a Marciano?
Me costó muchísimo hacerla. Fue al mes que falleció. La subí a Spotify, pero no dije nada porque no quise hacer un negocio de un duelo, de la muerte o una ausencia. Esta canción es un sentimiento genuino, no tiene un fin comercial. Es un sentimiento al desnudo. No quiero hacer bandera de eso porque porque no es la idea. Prefiero seguir haciendo música y mantener en alto el nombre de los Enanitos Verdes y las canciones que hicimos juntos.
─¿Cómo recuerdas a Marciano a más de un año de su partida?
Tengo mil formas de recordarlo. Casi todos los días me acuerdo de él por distintas situaciones, por cosas. Por ahí extraño la complicidad que teníamos, a la hora de tocar, de mirarnos en los shows, de resolver alguna situación con las miradas, en vivo. Lo recuerdo en distintos momentos, cuando estamos por subir al avión, o cuando llegamos al hotel. Recuerdo mucho las conversaciones que teníamos.
─Coincidían en señalar que la música salva vidas.
Esa es una muletilla que la explicábamos en muchos casos, sobre todo cuando llegábamos bajoneados y después de tocar todo fluía bien. Por eso con Marciano siempre decíamos que la música tiene el poder de salvarnos la vida. Un poco esa es la concepción de seguir tocando con los Enanos Verdes. Somos una banda que tenemos que seguir.
─¿Están trabajan en alguna nueva producción?
Estamos pensando hacer un disco de versiones con invitados. Y en cuanto a las presentaciones, ahora vamos para México y la próxima semana estaremos en Estados Unidos. El próximo año en Centroamérica. Para el 2024 también se viene un documental sobre la historia de los Enanos (transitará por los éxitos, fracasos, pérdidas y momentos más significativos de la banda)
─¿Cómo defines esta etapa de tu vida?
Es una etapa, como todas las otras: luchadora y contra el tiempo y marea. Hay que ir sorteando los obstáculos.
─¿Cuál ha sido el obstáculo más complicado que sorteaste?
Creo que el obstáculo más difícil es uno mismo: nuestros miedos y la falta de fe. Solo erradicándolos se puede seguir adelante. Hay que tirarse al vacío, que la red aparece sola.