Nacida en Port Arthur, Texas; un 19 de enero de 1943, en su 80 aniversario el legado de la cantante Janis Joplin, pareciera haber sido silenciado, oculto bajo sus icónicos collares, grandes sombreros y camisetas psicodélicas. Convertida en un ícono pop, para cuatro intérpretes locales, que bien podrían ser las nietas de la entrañable intérprete de “Summertime”, es necesario recuperar un legado mucho más valioso que su vestuario característico o su fotogénica euforia. Reunidas por El Comercio en un café de Barranco, Alana La Madrid, Adalí Montero, Fátima Foronda y Elisa Tokesh nos hablan de la urgente necesidad de redescubrir su música, pero también de reivindicar su derecho a ser libre, a decir lo que se piensa, a permitirse ser uno mismo sin temor a ser juzgado. “Janis representa para mí un tornado de liberación sexual femenina musical, en una época dominada por los hombres. Que ahora se vendan sus camisetas o suvenires es solo la consecuencia de todo lo que consiguió en la industria musical en solo pocos años”, explica la cantante, actriz y docente musical Alana La Madrid.
—Además de cantante, Joplin fue la chica adelantada en su colegio, que hablaba de ingeniería con su padre, fue la beatnik, la pintora, la idealista que desafió al racismo de Texas. ¿Qué rasgo de su personalidad les sorprende o inspira?
Adalí Montero: Desde chica Janis sufrió de depresión. Y es interesante su capacidad de disfrazarse cuando pasa por ello. Me identifico plenamente con eso, pues yo también sufro de depresión, he pasado por ataques de pánico en el escenario. Se trata de situaciones adversas que puedes disfrazar algunas veces, y otras no.
Alana La Madrid: Su voz desgarradora no solo se limita en lo musical. Es la mujer que desafió el racismo en Texas. Lo que más me inspira es su lucha por la igualdad de Derechos. Y claro, también su desfachatez tanto en el escenario como fuera de él.
Fátima Foronda: Yo destaco su honestidad. Hablamos de una mujer que hacia lo que quería, en una época muy hippie. Se mandaba a cantar junto a una banda de hombres y ser la que destacaba. Eso debió ser muy complicado en un Estados Unidos tan machista y sexista.
—Janis Joplin cantaba folk, bluegrass, hillbilly, country, western y, por supuesto, blues. ¿Qué les parece su recorrido musical? ¿Qué tan cerca o lejos se sienten de esta búsqueda?
Adalí Montero: A mí el blues siempre me acompaña. Siempre me identifico con él por sus acordes menores, sus notas oscuras que permiten expresar las emociones más depresivas. Janis recorrió por el folclor de su época y allí conoció el blues, logrando esa fusión tan particular. Yo no crecí escuchándola. Crecí con música criolla, folclórica, las baladas y el pop de mis viejos. Conocí el blues cuando una amiga me enseñó un disco de Janis Joplin y me dijo que podría cantar eso. Nunca podría imitarla, pero me gusta cantar desde ese lugar, con toda la emoción cruda.
Alana La Madrid: Su recorrido musical, completo y amplio, se refleja en el manejo increíble de su registro vocal. Janis se nutrió tan bien de esos géneros que se sirvió de ellos para ser una de las más grandes voces femeninas. Yo trato de escuchar todos los géneros musicales y no cerrarme en el mío. Pero es el que más disfruto hacer. Eso no quita que pueda cantar valses, salsas o baladas: cuánto más estilos o fusiones pruebas, más creces como cantante.
Fátima Foronda: A mí me gustaba mucho Janis con su primera banda, Big Brother and the Holding Company. Me parece lo más crudo y más bestia que hizo. ¡Era un grupo de chicos divirtiéndose! Ella sacaba todo lo que tenía, le cantaba al amor en una época complicada. Cuando la captó la industriamusical no dejó de ser increíble, pero ciertamente se volvió algo más predecible. Confió demasiado en las propuestas de sus productores y de los festivales, no se dió cuenta de que ella era la estrella.
—Joplin solía bajar llorando las escaleras del escenario después de un concierto. ¿Cuán importante es para ustedes el dolor como motivación creativa?
Adalí Montero: El dolor no es una motivación que se quiera tener siempre, pero resulta. Tengo una canción que se llama “Ámame en blues”, y recuerdo que en el concierto de presentación, hace diez años, pedí que le bajaran dos tonos porque no podía cantarla. Me dio pánico escénico ser consciente de que la gente iba a escuchar por primera vez lo que había sufrido. Era la primera vez que presentaba un disco con letras mías. En plena pandemia, hice el disco “Hipófisis “y en cada canción descargo cosas que nadie sabe. Un tema como “Culpa”, por ejemplo, está camuflado en un landó muy elegante, muy a lo Susana Baca, para hablar de una violación sexual. El momento perfecto para decir lo que uno siente nunca existe. Se da cuando se tiene que dar y ya. Y sí, el dolor es una fuente de motivación muy importante.
Fátima Foronda: La mayoría de mis canciones, ya sea con mi grupo Área 7 o como solista, han salido del dolor. Dicen que cuando uno está triste es cuando mejor salen las canciones. Y es verdad. Cuando escucho la música de la época de Janis, advierto escondida la opresión racial, la dificultad para encajar en una sociedad que te etiqueta.
Elisa Tokeshi: Creo que el dolor es totalmente necesario para sentir que tienes una conexión con la música en un comienzo. saber que de una cosa horrible puede nacer algo hermoso es una gran motivación para seguir haciendo música. Yo aprendí a hacer música feliz después de haber hecho canciones tristes por mucho tiempo, creo que eso es mucho más difícil porque el dolor es mil veces más intenso.
Alana La Madrid: Yo pienso que es como cualquier sentimiento. Centrarnos solo en el dolor sería mostrar solo una cara de una moneda. Es más difícil crear una composición en épocas alegres que en tiempos de desgracia. Crear del dolor, es lo más fácil.
—Janis soportó críticas sexistas antes de hacerse famosa, e incluso en el apogeo de su fama recibía golpes que, en tiempos del #MeToo, serían impensables. ¿Qué violencias enfrentan hoy sus nietas en un medio siempre difícil y prejuicioso?
Adalí Montero: ¡Imagínate, ser nieta de Janis Joplin! No podría considerarme a ese nivel, pero esta bueno imaginarlo. Y sí, violencia está todos los días. El machismo sigue colocando al hombre como líder de la música. Y cada vez que tienen que toparse con una cantante alfa, fuerte, la situación no es nada cómoda. A golpes se aprende: en estos 20 años cantando, sobre todo cuando era adolescente, me he topado con gente que no me dejó subir al escenario, que me trató muy mal, que minimizó mi talento. Con los años, aprendes a ganar tu lugar, a defenderte abriendo la boca. El que sube al escenario conmigo ya sabe cómo es. se trata de enseñar educación a la gente. La violencia está, y una tiene que torear esas cosas.
Alana La Madrid: En “Catarsis” somos una banda de puras chicas. Desde nuestros inicios y hasta hoy hemos recibido mucha violencia verbal y machismo tanto de colegas hombres como mujeres. Hace 10 años, tocando en el Agustinazo, en pleno concierto recuerdo que Cachuca, borracho, me quitó el micro y se puso a decir a viva voz que “nos iba a enseñar a hacer buen rock” y se puso a cantar. Nadie se atrevió a bajarlo del escenario. Yo tuve que ir al otro micro de la bajista y empezar a tocar sobre él. Hasta el último lanzamiento de nuestra canción “No me silbes”, que salíamos en un afiche que rotaba por las redes. Nos llenaron de insultos por nuestro físico o edad. Si una banda de chicos lanzaba su afiche con sus fotos, no hubiera pasado nada. Hoy seguimos relegadas, sin que nos llamen a grandes festivales porque se sigue pasando por alto la cuota mínima de género. Ni los músicos ni los empresarios hacen nada para cambiar la situación.
Fátima Foronda: Cuando comencé a tocar, formé la primera banda de mujeres con mi hermana Diana. Solo queríamos tocar rock y Janis era nuestra influencia. Me encantaba lo visceral que podía ser. Pienso que hoy las mujeres tenemos más voz y más espacios creativos, más plataformas y difusión. pero en los años 90 era mucho más complicado. Había mucho más machismo y “bullying”. Si eres mujer y cantas de sexualidad, te trataban de prostituta. Si eres mujer y haces rock, de lesbiana. Es mejor no esperar nada de la sociedad ni del público y cantar para ti. Es un poco lo que hacia Janis.
Elisa Tokeshi: Si bien Janis tuvo que pasar por momentos muchísimo más difíciles de los que yo podría imaginar, aún hay machismo en la música. Los prejuicios, la falta de oportunidades, los comentarios en Internet, todo eso afecta mucho. Siempre recordaré cuando me presente en Lima Rockea y fui una de las pocas mujeres en el concurso. Cuando salí a cantar, el público comenzó a acosarme y a gritarme cosas sexuales. Sentí que tenía menos oportunidades que todas las demás bandas que pudieron presentarse.
—La mayoría de los éxitos de Janis Joplin fueron piezas compuestas por otros, que ella elegía porque contaban también su dolor. Pienso en “Me and Bobby McGee”, de Kris Kristofferson, “Piece of My Heart”, de Jerry Ragovoy y Bert Berns, o “Summertime” de George Gershwin. ¿Qué canción suya les parece especialmente representativa?
Adalí Montero: “One Good Man”, una de las pocas canciones que escribió. Ella necesitaba amor, estaba cansada de sentirse usada y maltratada, y entre tanta locura, guardaba la esperanza de encontrar un hombre bueno que la respete. Es una de las canciones que podrían representarla: sencilla, con un mensaje claro. Cuando uno compone no necesariamente escribe de forma muy compleja. A veces, simplemente arroja las primeras palabras que le salen. Dentro de esa sencillez lírica, encuentras un mensaje muy marcado.
Fátima Foronda: A mí me gusta mucho “Down On Me”. Allí se muestra como una persona totalmente dispuesta a ayudar a los demás, a asistir al otro en sus momentos de crisis, de mayor tristeza. Empatizo mucho con esa canción y, sobre todo con esa época suya.
Alana La Madrid: Le tengo un cariño especial a “Summertime” por su interpretación magistral, además de la belleza de la composición y sus arreglos. Escucharla es un deleite al oído.
—¿Finalmente, que lección de vida se llevan de vuestra “abuela” musical?
Adalí Montero: Como mujer, creo que es importante repetirnos todos los días que somos importantes, que no dependemos de nadie para ser felices, que es necesario hablar de lo que nos pasa, pedir ayuda, rodearnos de personas en las que podamos confiar, que las drogas son una mierda (lo sé porque se llevaron a gente que quiero mucho). Si Janis estuviera presente ahora, probablemente nos estaría aconsejando lo mismo. Ella quería ser feliz, pero no supo cómo. Es importante que podamos trasladarle eso a las nuevas generaciones, a las nuevas chicas que están en este ambiente tan duro de la música. La música es un gran canalizador de emociones, pero también es bueno hablar, y no guardarse nada.
Alana La Madrid: Janis te enseña que hay qué hacer las cosas a fondo, sin miedo, contra viento y marea. Aunque estamos en una escena roquera machista, eso va a cambiar algún día. Para ello se necesitan muchas más Janis en la escena nacional.
Fátima Foronda: Yo me llevo su brillo, su fuerza, su sensibilidad creativa. Ella era puro arte.
Elisa Tokeshi: Janis me enseñó a ser libre, a valorar mis emociones y utilizarlas para trasmitir. Ella decía que, cuando salía a cantar, sentía que hacía el amor con todos los que habían ido a verla Esa manera de entregar su alma al público me inspira y me hace sentir que la música es maravillosa, y que jamás dejaré de dedicarme a ella. Soy una chica libre y sensible y creo que puedo serlo sin tantos prejuicios gracias a que existieron mujeres como Janis Joplin, que nos enseñaron el camino.
Adalí Montero: Show en vivo Hacienda Nights. Viernes 27, 8:30 pm. Hacienda Monte Rico. Mi versión clásicos 70 y 80.
Alana La Madrid: Velada acústica Catarsis. Sábado 21 de enero, 8 pm. La Casa de Tepsis, Av. Parque González Prada, 470, Magdalena. Redes: @alanalamadrid y @catarsisfem. Y en la Feria escuela abierta, Jirón Ancash 681, Lima, este domingo 22 de enero, 4:40 pm
Elisa Tokeshi: Se presenta el 23 de febrero en Martina café.
Fátima Fotonda: Después de grabar un nuevo tema junto a Chano Díaz Límaco, prepara una gira en México para setiembre de este año.
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