Créalo o no, el (autoproclamado) hombre más guapo del mundo vive en Arequipa, Perú. Bajo la sombra del Misti, en plena Ciudad Blanca, habita la misteriosa y polarizante figura de Faraón Love Shady, uno de los artistas peruanos más exitosos del último año.
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Quizás, mi querido lector, el nombre no le es conocido, pero si en un momento logra ver el porte del Faraón, este quedaría para siempre grabado en su psiquis. No es solo el cabello teñido con múltiples y vivaces colores, sino también su chocante manera de vestir, con accesorios que varían entre focos ahorradores, bolas de discoteca hasta el inexplicable colador de plástico. En resumen, un ‘look’ inconfundible.
Poco se sabe de la persona detrás del mito. Jesús Valle Choque - nombre de nacimiento del artista- nació en Arequipa el 19 de agosto del 2000, hijo de una humilde familia de agricultores. Tiene seis hermanos de los que no habla y un interés por la música que se ha desarrollado ahora en una carrera.
Más hablan sus logros. Desde su aparición en la web hace un poco más de un año ha logrado superar el millón de subscriptores en YouTube y aproximadamente 110 millones de visualizaciones, posicionándose entre los canales peruanos más vistos con canciones con nombres tan gráficos como “Sin condón”, “Sexy”, “Oh me vengo” y “Soy guapo”. También ha sido entrevistado por medios locales y por sitios internacionales como Billboard.
Más que eso, su nombre ha estado en la boca de reconocidos artistas como Ozuna, J Balvin y Nicky Nicole. Más importante aún, colaboró con los puertorriqueños JonZ y El Dominio para un remix de su segundo tema “Panocha”, el cual alcanzó 17 millones de visualizaciones y le ganó reconocimiento virtual.
Es casi imposible encapsular una figura tan polarizante y fascinante. ¿Es la vanguardia del reggaetón peruano o un influencer con un giro musical? ¿Su música va en serio o están hecha en tono parodia? ¿Se trata de el siguiente Tongo o Bad Bunny? En búsqueda de revelaciones asistimos a expertos en distintas disciplinas. A continuación, resumimos lo que nos dijeron.
IMPORTANTE: El Comercio contactó en repetidas oportunidades con los representantes de Faraón Love Shady para agendar una entrevista con el artista. Después de una comunicación inicial, dejaron de contestarnos las llamadas.
EL PRODUCTOR
Manuel Garrido-Lecca tiene pocos pares en el mundo. Miembro del Círculo de Productores e Ingenieros de la Academia Latina de Grabación y con múltiples nominaciones al Grammy, es una persona que conoce el negocio musical como la palma de su mano. Nuestra conversación se realiza por teléfono mientras toma un descanso de su nuevo proyecto. Cuando le pregunto cómo ve a Faraón Love Shady, su respuesta es contundente.
“Va a sonar bien crudo lo que te voy a decir, pero para mí él no es un artista. Es un influencer que ha comenzado a hacer música”, sentencia. “El mismo sabe que no es un artista y que parte de la gracia que pueda tener lo que hace es verlo así, no tomarlo en serio.”
Garrido-Lecca sin embargo sostuvo que ha habido mucho trabajo en la imagen de Faraón Love Shady, en particular en la parte visual de sus videos, pero también algunas mejoras de sonido.
Cuestionado sobre el éxito del cantante, el productor señaló no solo el atractivo de las parodias, sino el de otro elemento que se está haciendo más poderoso desde los últimos cinco años en el mundo musical: los algoritmos.
“El hecho que puedas comenzar a entablar colaboraciones y que puedas empezar a fijarte en alguien está basado en los algoritmos de medición que se dan en los canales de YouTube, Spotify y demás”, sostiene Garrido-Lecca. “Y si hay alguien que quiere comenzar a entrar a algún mercado, pues una de las primeras cosas que va a hacer es analizar los algoritmos de tal o cual persona que le podría brindar una puerta para solidificar su posición en ese lugar”.
El productor también señaló que un problema generalizado y notado por sus colegas de la Academia Latina de la Grabación es que en general la calidad de los músicos es “pobrísima”, por lo que si bien hay un montón de material en todo momento, “este es lamentablemente descartable”.
“Antes el principal enemigo del artista era la piratería, hoy el principal enemigo del artista, con lo de las redes, es el anonimato”, afirma. En ese aspecto, señala que Faraón Love Shady y sus seguidores en las redes son una mina de oro. “En el pasado, cuando un sello buscaba firmar un artista, analizaba la calidad artística y su potencial musical, hoy en día lo primero que ven es cuántos seguidores tiene”,
Garrido-Lecca tiene una recomendación para Faraón Love Shady si quiere llegar al mainstream: tiene que juntarse con un productor con experiencia en el género urbano, como los que están trabajando en Colombia y Argentina. “Sin duda tiene posibilidades”, sostuvo.
EL ESPECIALISTA EN MÁRKETING
Jhonnattan Arriola Rojas es actualmente el director especialista de la carrera de Comunicación y Publicidad en la Universidad Privada del Norte, puesto que logró tras años de estudios y trabajo en el márketing digital. Para este experto, el caso de Faraón Love Shady despertó su curiosidad.
“Yo creo que representa un poco el tipo de interés digital que sucede mucho en la sociedad: que no necesariamente tienes que ser talentoso para ser ‘influencer’”, sostiene. “Yo creo que él debe ser consciente que su música, su propuesta; es una mezcla de un poquito de extravagancia y comedia con el género de reggaetón.”
Le pregunto entonces si Faraón es comparable a una figura como Tongo. “Tongo apeló a ser el bromista en parodiar sus canciones y le fue super bien. Pero fue una fama efímera”, señala Arriola. “El mismo chiste repetido deja de causar gracia”.
En ese aspecto, Arriola destacó que hasta la fecha Faraón no ha logrado tener el mismo éxito que tuvo con sus videos “Oh me vengo” y “Soy guapo”. “Quizás pueda ser que si no se reinventa, la gente diga que esto es más de lo mismo y vaya bajando o perdiendo el interés”, especuló.
Para el especialista en márketing, lo más importante que puede hacer un artista como Faraón es saber cómo rentabilizar su fama.
“Un artista debe entender que si quiere vivir del arte no es que tenga que ceder a una acción comercial, pero tiene que verse como un producto que se pueda vender a un determinado público”, sostuvo. “Independientemente del género que quieras, tienes que ver cómo rentabilizar tu profesión. Sino, lastimosamente, la misma presión de la vida va a hacer que no puedas seguir haciendo lo que te gusta.”
En esta cuestión, señaló varios caminos, dependiendo qué es lo que quiera hacer con su carrera: el primero es volverse comercial gracias a las ventas de discos, conciertos y demás, aunque este camino está por el momento limitado por la pandemia. Por otro lado, indicó que si Faraón quiere trabajar con marcas, tendrá que volverse en el tipo de figuras que atraiga este tipo de patrocinio, de manera similar a la figura de Bad Bunny.
Por último, resaltó que si bien su crecimiento en YouTube ha sido rápido, la plataforma paga menos por vistas en el Perú que otros países, por lo que es posible que se rentabilice poco. A esto se le agrega nuevamente el contenido de sus videos, que podría chocar con las restricciones de cuál es el contenido monetizado por YouTube.
EL PERIODISTA
Con más de una década escribiendo sobre música, Rob Reyna ha visto todo tipo de figuras extravagantes. Hace un año escribió sobre el fenómeno musical de Bad Bunny, cuya ascensión al panteón de la música sirve como un extraño y no tan cercano reflejo del propio Faraón. Conocedor de cómo funciona la industria, en algún momento me resume su opinión de Love Shady en la forma más chocante posible.
“Espero que no se malinterprete cuando lo diga, pero para mí Faraón Love Shady es un ícono completo a la huachafada”, sentencia.
“Si lo analizamos desde el punto de vista musical, claramente Faraón Love Shady es lo que la industria demanda en este momento. Es aquello de lo que la industria vive ahora: un viral”, me dice casi al inicio de la conversación. “Y la historia de la música en la última década ha estado marcada por el nacimiento de muchos virales: ‘Gangnam Style’, ‘Piko Taro’ y, llegando a ejemplos más locales, la Tigresa del Oriente y Wendy Sulca.”
Rob Reyna admite que en lo personal no le gusta la música de Faraón Love Shady y señala que esta tiene graves problemas musicales. “Sus rimas no tienen métrica ni musicalidad. El tipo no es un prodigio de la voz. Realmente no es una persona talentosa en cuanto a virtuosismo musical”, opina.
Sin embargo, como otros de los entrevistados el hombre de prensa destaca que ha habido una clara mejora desde los primeros videos a producciones más recientes
“Todos recordamos el viral ‘Sin condón’ y ‘Oh, me vengo’, pero yo creo que hay una intención de llegar a la profesionalización. De ahí para que él tenga el talento para sostener eso, no se cuanto tiempo va a pasar”, sostiene. “Porque inicialmente cuando él sale todos se burlaban de que era un viral. Ahora realmente yo lo que veo es que el artista se la cree, confía en su producto y se la toma muy en serio, pese a que su música pueda gustar o no”.
Para Rob, otro punto a favor de Faraón Love Shady es su propia mundanidad. “Cuando ves a un tipo que no es agraciado decir ‘soy guapo y quien no me cree se vaya al diablo’, provoca algo llamado identificación. En los últimos años la música popular ha cambiado en que ya no tenemos a las figuras inalcanzables que antes solo mirábamos en un disco o un escenario. Ahora los artistas son más cercanos y los fans se pueden identificar con Faraón Love Shady”.
Por último, Reyna sostuvo que Faraón Love Shady se encuentra en un momento decisivo de su carrera.
“Estamos ante un artista de un crecimiento y exposición bastante fuerte, pero que si no encuentra un giro interesante dentro de su propia carrera , si no establece una carrera seria si es que él quiere seguir en la música, entonces no se va a poder sostener por mucho tiempo”, consideró.
EL HISTORIADOR
Eduardo Torres Arancivia es un historiador musical para quien la música urbana es un área de fascinación. Además de libros como “El acorde perdido. Ensayos sobre la experiencia musical desde el Perú” (2010), ha dado conferencias como “Acercamiento a la nueva religión: el reggaetón”. No hay que decirlo, pero Faraón Love Shady se convirtió en un tema absorbente para el investigador, quien lo considera un verdadero artista.
“Creo que mucha gente le quiere aplicar el principio que ha tenido o Susy Díaz, la Tigresa del Oriente o hasta el mismo Tongo, que crean esta especie fabricación caricaturesca que vende”, mantiene Torres. “Pero yo creo que con el Faraón no pasa eso. Él está fundado un estilo que él asume y que cumple con los parámetros del reggaetón, que ha sido aceptado por la comunidad reggaetonera internacional.”
Para el investigador, Faraón Love Shady “cumple toda la mística reggaetonera, la de un músico que sale de la miseria a través de su arte”. Resalta además cómo ha sido aceptado por artistas más establecidos, como Ozuna y JonZ.
“Uno tiene la idea que para ser reggaetonero uno tiene que ser guapo, macho y salir como un bandolero. No necesariamente; hay color, hay ironía, hay transgresión en peinado, afeminamiento”, mantuvo.
“Él mismo está creando un estilo que es muy diferente”, reiteró. “Porque los reggaetoneros de acá han fracasado por querer ser Maluma o Bad Bunny, cuando quizás lo que el mundo estaba esperando era la versión peruana de un reggaetonero y está es, en vez de ponerse una cruz de oro, él se pone un colador”.
En opinión de Torres, Faraón “ha sido el gran triunfo artístico de la pandemia, al utilizar las herramientas de este momento, que es la virtualidad”. A la par, mantiene que parte del éxito del artista se debe al contexto donde estamos, en medio de una crisis sanitaria mundial. “En en momentos de enfermedad, muerte y encierro como la Peste Negra, siempre hay un grupo de gente que quería olvidarse de eso y a través del arte inventaba un mundo alternativo donde estaba el sexo, la comida, el desborde, la revolución. Entonces el Faraón, entendido como fenómeno de pandemia, pues es una especie de escape a lo que los peruanos estábamos viviendo.”
El historiador también opinó sobre la razón por la que Faraón es una figura tan polarizante. Señaló que la industria musical peruana es todavía muy conservadora y busca que se mantengan elementos tradicionales. “Entonces lo ven como un alienado en un país donde lo que debería hacerse en un momento de crisis es cantar ‘Contigo Perú’”, consideró.
Agregó que también se mantiene esta idea del siglo XVIII que el arte debe ser bello y no vulgar, cuando este último elemento es también necesario porque nos regresa “a la caverna primitiva”.
“¿Y qué manda en esta caverna? El sexo, la violencia, la supervivencia, el espíritu tribal, el ritmo sencillo y sin ninguna ambición. El trance que es tan importante en la música, la religión y el arte, porque te genera un estado alternativo”, afirmó.
Eduardo Torres indicó que si bien hay música que puede sonar sencilla, “la gente se olvida de analizar el trasfondo estético, musical, discursivo, técnico, simbólico, ritual de la música.”
“Y el reggaetón es uno de los géneros más ricos que tiene todo lo mencionado. No es la simpleza como te la quieren poner algunos de que cualquier chimpancé puede hacer un reggaetón con autotune y con una base rítmica”, remarcó. “Aparentar sencillez en el mundo del arte es una de las cosas más complicadas y más técnicas que pueden haber. Y tú dirás ¿el artista tiene que estar al tanto de esto? No necesariamente. El artista no tiene que estar al tanto de la magia de su arte. Le sale y le fluye. Y en el Faraón parece que coincide eso.”
EL ARTISTA
Mi conversación con Rodrigo Malnati interrumpió sus vacaciones. El cantautor, conocido por su nombre artístico Malnati, está haciéndose conocido por su canciones en el género urbano como “Pánico” y “El obrero”, las cuales evitan los clichés del género en cuanto a la temática abordada y calidad de las letras. Su último tema es “Stick Around”, en el cual incursiona en el ‘folk’. En el tópico de Faraón Love Shady, lo calificó de un “artista muy interesante”, señalando que “tiene muchos puntos positivos y otros no tanto”.
MIRA: Conoce a Malnati, el cantante peruano que apuesta por el género urbano sin sus típicos clichés
“Lo que destaca para mí es que es alguien que inmediatamente supo hacerse notar, que es algo que no es fácil en esta época en que hay tantas opciones musicales”, opinó. “Y el chico definitivamente tiene un estilo propio que es bien auténtico. Entre el pelo arcoíris y sus collares, se vuelve casi icónico ese look.”
Malnati indicó que el trabajo de Faraón es “super memeable”, lo que se ha vuelto clave para la viralización en esta época. “Ahora, si eso es algo bueno o malo artísticamente, ahí está lo discutible. Uno no quiere sacrificar la calidad de la música en favor de ser simplemente ‘memeable’ ¿no?. Ojalá que pueda hacer las dos cosas.” En este aspecto, señala como un ejemplo exitoso de alguien que ha encontrado este balance en el músico estadounidense Oliver Tree.
Respecto a las canciones de Faraón, Malnati fue otro de los entrevistados de los que notó que todavía le falta, en términos estrictamente musicales, mejorar. El contenido de las letras es también un tema controversial, señala, aunque dependiendo si encuentras el “casi absurdo” nivel de obscenidad.
“Un tema grande que tiene él es que sus letras, si bien pueden resultar divertidas si no las tomas en serio, también pueden resultar incluso misóginas o una visión ‘machocéntrica’ del sexo en la que se parece más al porno que el de la vida real. No se si eso lo hace como en broma o si realmente lo ve así”, señaló.
Sin embargo, Malnati notó que hay un esfuerzo en los últimos tiempos en alejarse un poco de esta temática. Puso como ejemplo la transformación de Bad Bunny, quien en un inicio tenía en sus letras cosas muy explícitas y machistas, pero que ha ido cambiando para hablar contra la violencia de género, la transfobia y otros temas similares. (Es de notar que en sus redes sociales Faraón también ha hablado en contra de la violencia contra la mujer).
Malnati me señala que con este cambio es importante que Faraón no pierda “esencia”. Pero, ¿Cuál es la esencia de Faraón Love Shady? ¿Su pelo multicolor, sus canciones obscenas o su colador? “También tiene el ser una persona común que ha logrado el sueño de ser un artista reconocido mundialmente”, añade Malnati. “Eso también es parte de su esencia.”
Por último, Malnati señala que el éxito futuro de Faraón Love Shady recaerá en seguir evolucionando y mantenerse auténtico.
“Hay que ser auténtico, no seguir al resto, esa es la forma de destacar”, sentencia. “Nunca ningún artista destacó por copiarse de otro, aunque puedes tener influencias. A veces los músicos creen que hay que copiar la plantilla de otro para lograr el éxito, pero eso nunca funciona porque la gente busca autenticidad.”
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