Aislado por casi un mes en el estudio El Desierto, el cantante y productor Juan Pablo Vega creó “Despídeme de todxs”, su más reciente álbum que lo trajo de regreso al Perú, en un concierto que prometía ser “todo lo contrario” a otros shows y se realizó jueves 7 de septiembre en el Sargento Pimienta en Barranco, donde también repasó algunos de sus grandes éxitos musicales.
“Nos arriesgaremos a cambiar un poco la dinámica de los conciertos cronometrados, queremos darle más humanidad a los conciertos a través de canciones con tiempos sin definir, tal vez jugar un poco con la setlist y presentando grandes sorpresas”, comenta el artista en una entrevista con El Comercio.
Si se puede definir el estilo de Vega con una sola palabra, sería “versátil”. Con una música que varía, tanto en letra como en composición, de acuerdo a los gustos musicales del momento del artista, su último disco “Despídeme de todxs” es una oda sutil a canciones clásicas de los 80 y 90, mezcladas con técnicas contemporáneas que fue puliendo a lo largo de una carrera que inició en pequeñas presentaciones en bares, mientras desarrolló sus habilidades como productor junto al ganador de tres Grammy Julio Reyes Copello.
En su indecisión por elegir un único camino entre la producción musical y ser cantante, Vega tomó la tercera ruta y optó por ser ambas roles, que en aquel momento eran una novedad. “Entré en la dualidad de productor y músico cuando todavía no estaba de moda”, comenta con una sonrisa Vega, quien recientemente entendió que no puede separar ambos aspectos de su vida. “El 31 de diciembre de 2022 me propuse dedicar los últimos seis meses de este año a estar como solista, pero fue falso porque empecé a producir canciones, entonces supe definitivamente que no puedo separar mi labor como productor de mi yo cantante”.
Aunque también hay momentos en la vida del músico que lo obligan a intentar crear una división. “A veces, como músico, suelo repetir algunas cosas que, como productor, no me gustan de los cantantes”, explica Vega, además de otras desventajas al ser autoproductor. “Suelo entrar en un círculo vicioso de no lograr terminar lo que empiezo, pero busco opiniones diferentes a las mías para poder cerrar esos procesos creativos tan difíciles de tratar”, añade.
Dos caminos, una voz
Juan Pablo Vega, define su trabajo de productor como “Una labor de terapeuta, que intenta defender a los artistas de sí mismos porque todos los artistas tienen un nivel de ansiedad que los hace pensar que absolutamente todas sus canciones deben ser escuchadas”. Ante esa situación, busca sacar el mejor potencial de cada canción, dejando de lado los aspectos comerciales que, según él, contaminan el proceso musical de cada artista, aunque a veces sea inevitable. “A veces los artistas quieren hacer música por la forma, ser alternativos, rockeros, de género urbano, dejando de lado el camino que está marcando la canción; ahí yo pongo mano para que vean cuál es la mejor opción para cada canción”, enfatiza el cantautor que arregló temas para cantantes como Ricky Martin, Alejandro Sanz, Laura Pausini, Kany García, Alejandro Fernández, Florent Pagny, Oh’laville, Chayanne, Paulina Rubio y Debi Nova, a quienes conoce en menor o mayor medida al momento de producir canciones.
“Danna Paola es alguien extremadamente puntual, Mike Bahia es alguien muy empático, Piso 21 es muy buena onda, Manuel Medrano trae sus propuestas propias al estudio”, comenta Vega, quien también revela que hay cantantes con quienes no puede negociar ciertos apartados. “Manuel Medrano tiene clara su visión de lo que quiere y deja entrar muy poco del productor, otro semejante es Esteman con su visión estética. Uno debe respetarlo, no buscamos contraponernos a eso, sino complementarlo para tener una buena canción”, agrega.
El secreto para adecuarse a cada nuevo músico recae en su personalidad ecléctica y melómana, escuchando artistas que van desde Chopin, pasando por Stevie Wonder, hasta Mac Demarco. A esta lista también se incluyen bandas peruanas como Kanaku y El Tigre, Nicole Zignago y Gian Marco, figura importante en su primera etapa musical. “Yo toqué por mucho tiempo en bares pequeños, en esos momentos tocaba muchísimas canciones de Gian Marco; era una gran inspiración esas letras”, admite el artista que fue escalando poco a poco hasta conseguir posicionarse como una de las figuras más importantes de la nueva escena musical colombiana.
“Esto para mí sigue siendo un goce, pero la estructura que da soporte a ese goce presiona mucho, entonces me volví consciente de lo que pasa. Aunque esto se vuelve un trabajo a veces, me gusta poder trabajar haciendo esto”, comenta el músico que considera idílica la expresión “morir en los escenarios”. En su lugar, considera que su carrera como músico podrá llegar a su fin, ya que existe un desgaste constante al estar en primera línea, pero se alegra al saber que su rol como productor será algo que pueda hacer hasta la vejez.