Alfonso Rivadeneyra García

¿Qué sonido tiene Lima? El músico peruano Gabriel Iwasaki (29), duda al responder. “Caótico”, dice al fin. Pero al menos durante esta entrevista en su departamento de Surquillo, el concierto de cláxones y motores de la avenida Aviación, apenas a unas cuadras, no llega. Pero en esta ciudad de bulla, en el país que grita por soluciones, el arte respira.

Gabriel, exintegrante de la banda Flor de Loto y profesor en la escuela de música Tempo, ganó el premio internacional Film Music Contest 2022 (GMC), especializado en música para cine y TV, por una obra distinta a lo que se hace aquí. Escuchar “The Sound of Adventure” (“El sonido de la aventura”), remite al cine de Hollywood con balazos, persecuciones y peleas sobre un volcán. Películas formulaicas, pero que han marcado la mente del público hambriento de emociones.

“Esa es un poco la idea, aprovechar la estética que mucha gente asocia con la onda cinematográfica, aventurera”, cuenta Iwasaki. “Justamente, el hecho de que no esté ligada a algo particularmente visual, dispara un poco la imaginación. Me parece bonito que cuando las personas me dicen lo que piensan al escuchar esto, se forman cosas bien interesantes”, agrega el músico, que proviene de una familia de artistas (su tío es el escritor Fernando Iwasaki; su primo, el rapero ).

Compuesto originalmente en 2019 para otro concurso (donde resultó finalista), “The Sound of Adventure” se basa en un fragmento de la sinfonía “Desde el Nuevo Mundo”, del checo A. Dvořák. Pero en lugar de echarle tierrita al tema, Iwasaki siguió dándole vida y, en una de esas, lo envió al FMC. ¿El premio? Un diploma que ya está en camino, pero lo que es más importante: enlaces con gigas y gigas de software y recursos sonoros para seguir creando música, valorizados en miles de euros. “La música no te puede decir nada directamente ni concretamente, pero sí te lo puede sugerir. Y en esa sugerencia hay mucha mucha riqueza”, sostiene.

—Para poder trabajar música de cine y TV, que es tu especialidad, ¿Qué se necesita?

Mínimamente, una computadora equipada con software apropiado, probablemente un teclado que le puedas conectar. De ahí, si quieres, añadir otros equipos como audífonos, parlantes, programas, que pueden ser opcionales. Y conocer mucha música en realidad, para poder tener referencias de qué trabajar. Normalmente, tanto en cine y televisión se trabaja mucho con pautas. Te dicen “esta es una escena dramática, esta es más graciosa”. ¿Cómo suena esa música? Hay que haber escuchado, estudiado, analizado música. Porque a veces tienes que combinar la parte dramática con la graciosa. Y, por supuesto, ganas la capacidad de poder abrirte a recibir ideas que no sean tuyas.

—¿Tal vez hacer música es un poco como narrar?

Es como decir algo sin palabras. (Las personas) tienen señas visuales, mueven la cabeza cuando alguien se va a ir, o para decir que no están de acuerdo. Con la música pasa lo mismo, pero de manera sonora. Tienes que incorporar un lenguaje, conocer de otras músicas. La idea es que la persona que lo escuche reciba ese mensaje y lo decodifique como tú has querido.

—Supongo que hacer música para películas y series en un país con tantos desafíos en el audiovisual es muy complicado. No tienes mucho campo.

Es verdad. No estaba haciendo tanta música para multimedia últimamente, por diferentes motivos de la vida, en parte también porque es un poquito complicado. Salvando algunos casos puntuales, como las películas que musicaliza Karin Zielinski, que hace música genial para cine peruano [es la compositora de “Willaq Pirqa”], la mayoría de música para cine y TV tiende a ser más tropical, como de chongo; cosas que no me mueven mucho de trabajar. Desincentiva en cierta forma, pero eso puede ir cambiando a medida que se hagan más producciones.

Gabriel Iwasaki, ganador del Film Music Contest 2022, importante concurso europeo de composición.
Gabriel Iwasaki, ganador del Film Music Contest 2022, importante concurso europeo de composición.
/ ALESSANDRO CURRARINO

—En el Perú, aparte de las películas, está la telenovela corta o la mezcla de telenovela con serie, como “Al fondo hay sitio”, cuyo uso musical es bien marcado. ¿Qué tanto se podría innovar aquí en música?

Todo se puede. Sin embargo, la mayoría del formato de entretenimiento se enfoca en lo que la persona quiere escuchar. Si te sales del esquema, no te lo financian o vas a tener problemas para eso. Puede limitar un poco. En cierta forma es entrar al juego o no entrar. Eso viene con todos los parámetros, te dicen siempre de “arriba” cómo tiene que sonar tu música. En cuanto a si eso se pueda abrir o no, creo que se va a ir abriendo poco a poco, pero va a ser una cosa un poco lenta.

—Trabajar en industrias culturales en Perú siempre es retador. La gente termina yéndose afuera. ¿Lo has pensado o es un problema para ti?

Me preguntan bastante eso. No creería que quisiera irme, es una cosa que siempre he dicho. Estoy muy contento acá, tengo familia, amigos, tengo a mi hijito. No saldría así nada más. Pero no porque esté amarrado, sino porque, de verdad, me motiva saber que tenemos muchas cosas por hacer. Hay cosas que tienen que hacerse y si yo me voy, sé que esas cosas que yo podría aportar, no las aportaré aquí.

—Y está la ausencia de recursos, aquí siempre falta algo. Imagino que eso forja al músico a ser más creativo.

Totalmente. Las limitaciones fomentan la creatividad, contra todo lo que pueda parecer. Tener limitaciones es un potenciador de la creatividad. Por eso es que siempre se dice que cuando el peruano tiene necesidad, o hambre, se pone creativo. Y eso lo podemos ver a través de múltiples casos. Yo he grabado durante la pandemia, de formas como nunca se me hubiera ocurrido.

Dato

Puedes escuchar el trabajo de Gabriel Iwasaki en Spotify.

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