Fueron sus padres, los populares cantantes de cumbia, Abelardo Gutiérrez ‘Tongo’ y Gladys Lupinta, quienes le enrumbaron por el camino de la música. De niña, Madeleine Gutiérrez (Lima, 1990) quería ser pintora. Luego se inclinó por la antropología. Finalmente, un repentino interés por el piano la condujo al canto lírico. Siendo adolescente ingresó en los primeros puestos al Conservatorio Nacional de Música del Perú. Participó en el gran Festival de Teatro Musical y Ópera NUOVA en 2022, y en enero de este año subió al escenario del prestigioso Carnegie Hall de la ciudad de New York. En octubre próximo viajará a España para estudiar becada una maestría en el Conservatorio Liceu de Barcelona. “Será un nuevo comienzo en mi vida, un nuevo reto porque, además de estudiar, pienso hacer carrera en Europa”, nos dice.
“Académicamente logré todo en Perú. Ahora me toca hacer una maestría de interpretación en canto afuera porque aquí solo existen licenciaturas. Esta beca es muy importante para mí. Me permitirá mejorar profesionalmente y estoy segura que también me abrirá puertas laborales porque esta carrera en otros países tiene mucha más demanda”, aclara.
Si bien Madeleine Gutiérrez obtuvo una beca para estudiar en España, esta no incluye los gastos que generan movilizarse y establecerse en ese país, por lo que organizó un concierto de despedida, que, además, le permitirá recaudar fondos económicos. El evento denominado “Viaje musical” se realizará este 1 de septiembre a las 8: 00 p.m. en la Casa de la Cultura de San Miguel. El director de la Orquesta Sinfónica será Gonzalo Sánchez. Las entradas están a la venta en Joinnus.
“Será un viaje musical. Recorreré toda mi carrera artística. Interpretaré algunas piezas que canté cuando era estudiante inexperta. Las entradas no serán costosas para que cualquier persona pueda ir a disfrutar del arte lírico, de la ópera, con una orquesta sinfónica”, señala.
Madeleine es una cantante mezzosoprano que ama su voz, la educa y cuida. Tiene una voz grave, oscura, pastosa y poderosa. “Como me ven pequeña y menuda, la gente cree que soy soprano, que mi voz es aguda; pero es muy fuerte. Tanto aquí como afuera llama mucho la atención. La amo con todos sus defectos y virtudes. La cuido: no tomo ni fumo, ni me amanezco. Hago ejercicios. Llevo una vida saludable. Un cantante de ópera es un deportista de élite”, enfatiza.
La hija del querido cantante de “La Pituca” ha recibido clases magistrales en la Art Song Preservation Society de Nueva York, con profesores destacados de canto, como: Margot Pinares, Luis Ledesma, Anthony Manoli, Anna Hasller, Carlos Aransay, Jeanie Darnell, Mignon Dunn y la ganadora del Grammy Isabel Leonard. Asimismo, participó en un recital en línea el 2020 organizado por la soprano estadounidense Angel Blue.
Madeleine Gutiérrez también fue solista en la Novena Sinfonía de Beethoven interpretada en la clausura de FEMUSC, en enero 2020, en Brasil; y en la “Requiem for the Living” de Dan Forrest bajo la dirección del maestro Richard Williamson (USA).
“También he cantado como solista en el Congreso de la República, en el Gran Teatro Nacional, en el Municipal de Lima y de Trujillo”, señala, orgullosa, Gutiérrez.
En enero del 2023, mientras Madeline cumplía uno de sus más grandes sueños artísticos: cantar en el ilustre escenario del Carnegie Hall en Nueva York; en Lima su padre se encontraba en la UCI del Hospital Arzobispo Loayza, luchando por su vida.
“Un artista tiene que estar preparado para subirse al escenario aunque esté atravesando por momentos difíciles porque el público no espera. Luego de cantar en el Carnegie Hall, uno de los escenarios más importantes de Estados Unidos, una maestra me propuso quedarme unas semanas para audicionar en diferentes cursos. Me dijo que me veía muchas condiciones. Quería encaminar mi carrera. Confiaba en mi talento. Era la oportunidad que había esperado tanto tiempo, sin embargo, regresé al Perú porque mi papá estaba enfermo. Dejé de ser músico en ese momento, y me dejé llevar por el corazón”, narra.
El 10 de marzo último, Abelardo Gutiérrez Alanya falleció debido a una insuficiencia renal en estado terminal. “Tuve la dicha de despedirme de mi padre, de estar a su lado en sus últimos momentos. Luego seguí con lo mío. Contra todo pronóstico, me titulé el 25 de abril con una nota sobresaliente. Me saqué 19. Y lo cuento porque me siento orgullosa de mí misma. Fue difícil. Siempre quise que mi papá me acompañe en mi titulación. No tenerlo a mi lado fue doloroso”, confiesa.
─¿Cuándo descubres tu vocación?
Después de estudiar piano durante un año, mi mamá me dijo que pruebe con el canto. Al principio, me negué porque no me gusta la exposición y no me veía como cantante. Pero cuando descubrí que tenía talento y condiciones, lo vi como un reto. Me aprendí una aria de ópera pequeña, luego vino otra mucho más difícil. Siempre he sido muy competitiva. Y en este rubro si no lo eres, simplemente buscan a otra y te reemplazan. Si no te aprendes algo en el tiempo que ellos te dan, no funcionas. Tienes que estar preparado.
─¿Qué obstáculos encontraste cuando te iniciaste en el canto lítico, un arte enmarcado erróneamente como “elitista”?
Al principio, el ambiente mismo fue difícil por ser la hija de Tongo. No considero que fue discriminación, pero les costaba entender que podía dedicarme seriamente y con responsabilidad a este arte. A muchos les llamaba la atención que la hija de un cantante de cumbia o chicha pueda hacer ópera, un género completamente exigente.
─Con padres cantantes de cumbia, ¿en algún momento, te jaló ese genero?
Nunca me llamó la atención porque, siempre lo digo, soy un poco aburrida. Soy joven, pero no me gusta el reggaetón ni los géneros fiesteros ni populares. Tampoco estoy en contra de ellos. Respeto todos los géneros y a todas las personas que los escuchan, pero me quedo con la ópera. Soy muy clásica. Lo que me gusta es el rock clásico, como a mi papá. Él escuchaba a Paul Paul McCartney, era su hincha. Por eso le rindió un homenaje. Le gustaba mucho.
─¿Qué opinas de la música que hacía tu papá?
Admiro y respeto lo que hacía. Era su forma de manifestar arte, su concepto de arte. Y eso está bien para mí. Me gusta.
─¿Tu papá estuvo de acuerdo en que hagas música lírica?
Claro que sí. Estaba orgulloso. Me hacía cantar en las reuniones familiares. Y él también cantaba (ríe). Era tenor. Hubiese tenido otras condiciones vocales si se hubiese formado desde niño. Tenía un diafragma muy fortalecido para poder hacer notas altas, agudas, potentes. Algo muy difícil de conseguir. Y él lo tenía completamente natural. No se dedicó a este género, pero fue fundamental en la cumbia peruana, sobre todo en sus inicios.
─¿Quiénes han sido tus referentes en el canto lírico?
Hay muchas mezzosopranos y sopranos que me encantan, como Isabel Leonard, Cecilia Bartoli, entre otras. Y en Perú, mi maestra de canto del Conservatorio Nacional de Música, Josefina Brivio. También hay cantantes populares de los que se puede aprender muchísimo. Formé parte del coro de Isabel Pantoja cuando cantó en Lima. Me quedé impresionada con su capacidad de interpretar y emocionar. Canta con mucho sentimiento.
─También fuiste una de las coristas de la presentación en Lima de los Rolling Stones. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Conversaron? ¿Te dio alguna recomendación?
Fue muy comentado en su época, pero en su momento nunca salí a hablar de eso. Fue una gran experiencia, muy chévere. No tenemos fotos porque no permitieron llevar cámaras. El día del concierto nos reunimos todos. Y cuando íbamos a entrar al escenario, Mick Jagger nos dijo: ‘Están acá para divertirse, para pasarla bien”. Fue genial verlo y fue la primera vez en mi vida que estuve en un concierto multitudinario. El estadio (Monumental) estaba repleto.
─¿Cómo llegaste a participar en ese coro?
Me inscribió una amiga del conservatorio, una cantante lírica llamada Ángela Sevilla. Me dijo que estaban buscando una mezzosoprano. Todos teníamos formación artística. Al principio no sabía de qué se trataba. Una vez que nos informaron, nos dijeron que tenía que ser ‘top secret’. El director del coro fue Armando Vértiz.
─¿Conoces a Juan Diego Flórez?
No conozco personalmente al maestro, pero es un ejemplo a seguir. Es un peruano que triunfa y enseña música y canto a niños de bajos recursos a través de su fundación Sinfonía por el Perú. Eso es algo que me gustaría hacer. Es una de mis metas.
─¿Cuán importante es la música en tu vida?
Lo es todo. Es mi vida, mi alimento. Tengo hambre de música, de ópera. Necesito hacer música para seguir viviendo. Necesito pisar escenarios para sentirme viva. Oler teatros, ensayar, ver partituras. Todo eso es mágico para mí.