RAFAEL VALDIZÁN (@rvalmat)
El reto del baldazo de agua helada ya es global (y viral). Algunos lo toman como una payasada. Otros lo utilizan para figurar. Y otros más, como un juego medianamente divertido. Sin embargo, habría que rescatar el motivo del Ice Bucket Challenge, el cual es recolectar fondos para el tratamiento de la esclerosis lateral amiotrófica (ELA o ALS por sus siglas en inglés).
Personalidades de toda ralea se han sumado. Los músicos no han sido la excepción: Jon Bon Jovi, Sammy Hagar, Ronnie Wood, Liam Gallagher, Duff McKagan, gente de Mötley Crüe y Pearl Jam, entre muchos otros, ya han pasado por el desafío y, a su vez, continúan extendiendo la posta a otros colegas de oficio.
Esta cadena benéfica nos condujo a un caso emblemático, al menos para los músicos de rock. Y es que Jason Becker, uno de los más grandes virtuosos de la guitarra, lleva 25 años de batalla contra la ELA. Una enfermedad que lo ha obligado a dejar el instrumento a un lado pero que no ha logrado silenciarlo. Se comunica gracias a un sistema que le permite expresarse mediante el parpadeo. También puede sonreír y torcer la boca para decir "no". Hoy tiene 45 años, está forzado a la inmovilidad pero no pierde la perspectiva de las cosas. "No recuerdo haber hecho elecciones conscientes; solo me he sentido más seguro con respecto a ciertas cosas, incluso contento, lo cual ha hecho que todos los que están a mi alrededor también se sientan de esa manera", ha dicho Becker.
Una de esas personas que siempre están a su lado es mamá Pat. Y ella sabe que, pese al infierno personal que vive su hijo, hay cosas para rescatar: "Jason ha inspirado a mucha gente, desde aquellos que aman su música y tomaron una guitarra para tocarla hasta aquellos que optaron por descartar el suicidio para vivir sus vidas con mayor conciencia, amabilidad y amor".
Jason Becker comenzó en la música desde muy pequeño, inspirado por astros como Eric Clapton, Jeff Beck, Eddie Van Halen y Uli Jon Roth (uno de los primeros guitarristas de la banda Scorpions). Aún en el colegio, conoció a Marty Friedman, otro muchacho afanado por la guitarra (y que mucho tiempo después se convertiría en miembro de Megadeth). Juntos, formaron Cacophony. Grabaron un disco e hicieron unas giras por Estados Unidos, pero tuvieron mejor respuesta en Europa y en Japón. Parte del mundo empezaba a mirar a este par de capos de las seis cuerdas.
En 1988, Jason lanzó un disco como solista, titulado "Perpetual Burn". Y esa fue la semilla que hizo que, al año siguiente, decidiera alejarse de Cacophony para seguir su trayecto de manera independiente. Sin embargo, poco después, cuando solo tenía 20 años, recibe el llamado de David Lee Roth para que ocupara el lugar dejado por Steve Vai, quien había partido a la banda Whitesnake. Aceptó. La aventura parecía haberle deparado lo mejor: grabó el disco "A Little Ain't Enough" de Roth y fue considerado el mejor guitarrista nuevo por una publicación especializada en el instrumento de cuerdas.
Lamentablemente, la pesadilla estaba a la vuelta de la esquina. Antes de salir de gira con David Lee Roth, empezó a sentir un hormigueo constante en la pierna izquierda. El diagnóstico médico fue el que ya sabemos: esclerosis lateral amiotrófica. El pronóstico fue desalentador: le dieron entre tres y cinco años de vida. El remezón, increíblemente, no lo detuvo. Jason se las ingenió para seguir creando y tocando la guitarra. Y lo hizo hasta que físicamente ya le fue imposible continuar. En 1996 alcanzó a editar un disco al que llamó "Perspective". Más adelante salieron más discos de demos. Los fans de Becker han apreciado aun más su música (fue un guitarrista virtuoso influenciado por la música clásica y, por supuesto por el hard rock y el metal).
Obviamente, pasaron más de tres o cinco años, y Jason Becker continúa entre nosotros. ¿Y cómo la lleva? "Todavía tengo bajones y caigo en la depresión. Pero trato de no quedarme en ese estado por mucho tiempo", ha confesado. "Intento no pensar negativamente, pues todo pasa y aún tengo muchas cosas por hacer".
Sin duda, un ejemplo a seguir. Su vida nos grita a los oídos que aún en las peores circunstancias hay razones para aferrarse al camino, sea este corto, mediano o largo. Y así como Jason, otros músicos también han pasado por la tragedia de perder progresivamente sus facultades, debido a la ELA. Algunos de ellos fueron el bluesero Lead Belly, quien falleció en 1949; el grande del jazz Charles Mingus, que nos dejó en 1979, o el ex integrante de Allman Brothers Band: Dan Toler, quien falleció el año pasado a los 65 años. En tanto, Mike Porcaro, ex bajista de Toto, sigue luchando contra la esclerosis lateral amiotrófica desde el 2007.