José Luis Perales (71) está jugando con la pequeña Noa, su nieta de siete meses, cuando recibe la llamada de Lima para la entrevista. “Ella está en esa edad en la que los niños quieren hacer algo y no pueden porque se caen. Es mi mayor alegría ahorita”, cuenta el cantante español, compositor, autor de clásicos como Te quiero, Y cómo es él, Un velero llamado Libertad, Por qué te vas, Morir de amor y tantas otras. Perales está contento también porque ha agotado una fecha en el Gran Teatro Nacional, motivo por el que se ha abierto un segundo show en el mismo lugar (tocará el 25 y el 26 de octubre). “Agradezco que el público peruano me siga recordando y queriendo ver después de tantos años”, se apura en decir antes de empezar con las preguntas.
Cuéntame tu recuerdo favorito del Perú.
Una vez quise hacer un video en Machu Picchu de la canción Que canten los niños, pero fue muy complicado subir un piano hasta allá y no se pudo. Además, me pasó algo raro. Estaba con mis músicos y nos hicimos unas fotos. Y cuando llegamos a España y las vimos, en todas se veía una luz, como una energía que nos acompañaba. En todas las cámaras salió igual. No creía en la magia hasta que fui al Perú.
Actualmente hay una revalorización de tu obra por músicos jóvenes que han versionado tus canciones, como la banda española Elefantes.
No solo Elefantes sino Love of Lesbian y Sidonie. Me sorprendió que me dijeran que querían hacer una versión de Te quiero. Yo un poco desconfiaba, porque no conozco esta música indie nueva, pero cuando escuché el tema me pareció estupendo. Creí que eran más raros estos chicos, pero no lo son, tienen una sensibilidad especial. Me gustó tanto que accedí a salir en su video.
Se dice mucho que ya no se hacen canciones como antes, como en tu época, que es también la de Camilo Sesto, Nino Bravo o Raphael. ¿Lo crees así?
Se hacen buenas canciones, pero las compañías no las promocionan. Ya no hay dinero. La producción de mi nuevo disco, Calma (2016), la hice con mi bolsillo. Y yo no puedo pagar para que pasen mis canciones. Si antes resultaron melodías exitosas, era porque las compañías se empeñaban en que lo fueran y las programaban y programaban. Por eso era que hacían historia y se quedaban en la mente de la gente.
El mundo sigue conmovido por la muerte de Juan Gabriel. ¿Lo llegaste a conocer?
Lo conocí poco, pero era un gran caballero y buen compañero. Una vez coincidimos en México. La gente de la compañía me propuso ir a verlo a su show. Fuimos y nos sentamos en la fila más alejada, muy arriba. Y en un momento de su actuación, de pronto dijo: "Tenemos aquí a un caballero que ha hecho una canción que a mí me gusta mucho y quiero hacerle un homenaje".
¿No sabías que se refería a ti?
No. Bajó del escenario y empezó a subir los escalones hasta mi fila y me cantó ¿Y cómo es él? Fue un detallazo el que tuvo, y pensé qué nivel de esta gente tan importante, cómo es de humilde. Esa es la única vez que lo conocí. Era un espectáculo tremendo el suyo, no escatimaba recursos en orquestas, mariachis, era una verdadera vocación por la música. Así que yo escribí un comentario en mi Facebook tras su muerte. Dije que él era tan grande que se quedó pequeño el mundo. Siendo tan joven, una real pena.
Lea la entrevista completa en la revista Somos.