Juanes mira el suelo mientras toca su guitarra distorsionada. Agitar la cabeza con constancia y rudeza también es parte del show. Junto a Ekhymosis, la rapidez y agresividad del thrash metal son el camino más indicado. Los demás, por supuesto, están equivocados.
“Yo era muy radical cuando tenía 16 años. Era muy cerrado y pensaba que las cosas tenían que ser de cierta manera. Digamos que el metal tuvo que ver con eso”. Como muchos adolescentes, Juan Esteban Aristizábal creía tener la respuesta y parecía tener razón. Era 1988 y un mes después de haber formado la banda, daba su primer concierto en Medellín. Junto con él, también debutando en el escenario, estaba Alex Okendo, la actual (y consagrada) voz de Masacre. Nada podía salir mal.
Pero ese muchacho ya no existe. O, por lo menos, no se le vio hasta mediados de este año, cuando volvió a pisar un escenario. “Les aseguro que de esto que va a pasar no se van a arrepentir”, dijo en el último Rock al Parque bogotano. Acomodó los pedales, coordinó con sus músicos y tocó “Seek and Destroy” de Metallica en su Gibson Flying V. Puro metal.
“Hoy que tengo 47 años no trataría de mala manera a una persona porque haga otro tipo de música –reflexiona Juanes–. Hoy entiendo que la gente es distinta, que cada persona tiene sus gustos musicales y que, de acuerdo a su educación y vida, deciden qué música les gusta, a qué conciertos va y todo eso influye. Hay que respetar”.
Aunque Juanes no puede decir que hubo un momento de cambio, sí recuerda un consejo que cambió su mirada. “He aprendido a apreciar la música nueva, a los artistas nuevos. No es música que yo hubiese escuchado cuando tenía 15 años, pero una vez Juan Luis Guerra me dijo que había que aprender de todos los músicos, de los nuevos y de los maestros”. ¿Se sentirá la influencia en su próximo disco “Más futuro que pasado”?
EL CAMBIO CONSTANTE
En casi 30 años, Juanes ha pasado del thrash metal a la balada pop, para luego dar un salto al folclor pop de raíces colombianas y, ahora, a combinarlo todo, sin perder su sello, con elementos de la música urbana. Con esa última apuesta llega a Lima para presentarse el jueves 31 de octubre en el Jockey Club como parte de las Mastercard Music Sessions. ¿Coincidirán clásicos como “A Dios le pido” o “Mala gente”, que lo catapultaron al estrellato, con sus más recientes “Fuego” o “La plata”?
Los cambios radicales, sin embargo, no suelen ser bien recibidos por cierto público, que cuestiona y entiende que más que una exploración personal, se trata de una decisión comercial. De metalero a cantar con Nelly Furtado y, luego, con el trapero Lalo Ebratt. ¿Podría ser el caso de Juanes?
“No sé por qué a la gente le parecerá extraño, pero sí te puedo hablar de lo que yo siento como artista –señala el colombiano–. No tengo prejuicios al hacer música. Puedo tocar canciones de Metallica o temas de Trapical Minds. No quiero ser excluyente en el arte. En todo caso, trabajar con personas de un género musical diferente, para mí, es algo enriquecedor. Me siento tranquilo al hacerlo con un chico como Lalo Ebratt, Sky, Bull Nene o Mosty”.
Juanes afirma que lo único que lo guía es la búsqueda de buena música. Hoy por hoy, lo que suena en su cabeza es el “Hollywood’s Bleeding” de Post Malone, con su mezcla de country, rock y hip hop; Billie Eilish le parece increíble; Rosalía le vuela la cabeza; y el “Literal” de Juan Luis Guerra le encanta. Un crisol que podría explicar su recorrido musical.
Valdría preguntarse, sin embargo, cuáles son los parámetros que él utiliza para saber si se trata de algo bueno o malo. “Para mí, es buena aquella [música] que transmite algo, aquella que se puede tocar solo con la guitarra y la voz, y conecta con alguien. La hay en el reguetón, en el rap, en el death metal, en el punk. Depende de cada oyente: en el arte todo es relativo”, sentencia.
MÁS INFORMACIÓN
Lugar: Jockey Club. Dirección: Av. Manuel Olguín s/n, Surco. Fecha: jueves 31 de octubre. Entradas: en Teleticket.