¿Cómo se relaciona el fútbol con la música? Además de las canciones hechas para el Mundial, Kalimba asocia ambas disciplinas con la pasión que, en su caso personal, nunca pudo llegar a conciliar en un mismo camino. Después de colgar los botines y continuar con una carrera musical que comenzó desde sus primeros años de vida, el cantante mexicano vuelve a sorprender a su público con su nuevo sencillo “Con las ganas de verme llorar”, tema previo a su gira por Perú en noviembre.
“La música fue parte de mi vida porque mis padres son músicos, pero mi enfoque estaba en los deportes, incluso cuando estaba en OV7 yo soñaba con retirarme y comenzar mi carrera como futbolista a los 24 años” comenta el artista en entrevista con El Comercio.
—Hace unos días salió tu nuevo singles “Con las ganas de verme llorar” ¿Así comienza tu vigésimo aniversario?
Sí, me gusta comenzar de esta manera mi aniversario, una vida entera dedicada a la música. Mi carrera como solista se ha centrado en el pop bailable, pero también se me conoce mucho como baladista. Por eso, este tema es una balada. Soy un cantante romántico, no necesariamente de amor, ya que no todo el amor es necesariamente romántico.
—Son 20 años de aniversario como solista, pero comenzaste tu carrera a los dos años como artista.
Técnicamente, es como un deportista que comienza cuando es niño. Al principio, es un pasatiempo, algo que disfrutas, ya que ningún niño piensa en grabar un video comercial o ganar ingresos. Luego, en la adolescencia, crece tu ego y aprendes a disfrutar de los aplausos porque te otorgan estatus. En la adultez, comprendes que es un trabajo. En esta etapa de mi vida, he fusionado esas tres etapas, por eso puedo disfrutar de lo que hago mientras recibo los aplausos que este trabajo ofrece.
—Durante la etapa de niño y adolescente, no eras músico sino actor de doblaje.
Lo primero que hice con mi voz fue el doblaje. Curiosamente, no me buscaban a mí, sino a mi compañero de la banda OV7. Me ofrecieron y comencé doblando en la película “Harlem”, después interpreté a Bambi e hice las canciones de “El Rey León”. Después de eso, a los 12 años, nació otra gran pasión en mí.
—¿Cuál era esa nueva pasión?
Quería ser futbolista profesional, se lo comenté a mis padres y lo aceptaron, pero me recomendaron no abandonar la industria del entretenimiento, ya que es bueno tener algo de respaldo. Me dediqué ocho años al fútbol y en algún momento de ese tiempo llegué a jugar en mi equipo favorito, el América, pero empecé en las canteras del Pumas. Después de esa experiencia, volví al doblaje y más tarde a la música.
—¿Por qué dejar ese sueño?
Mi sueño siempre fue ser deportista. Jugué tenis, fútbol americano, voleibol, baloncesto, bádminton y muchos otros deportes. La música fue parte de mi vida porque mis padres son músicos, pero mi enfoque estaba en los deportes, incluso cuando estaba en OV7 yo soñaba con retirarme y comenzar mi carrera como futbolista a los 24 años. Sin embargo, un día, cuando saqué mi tercer disco, fue el momento en que me di cuenta de que la música no era solo un pasatiempo o algo que podía dejar atrás, sino algo profesional. Me di cuenta de que lo que hacía tenía un impacto en las familias de las personas de mi equipo y en los músicos que trabajaban conmigo. No me di cuenta antes porque la música siempre estuvo presente en mi casa desde que era muy pequeño, por lo que nunca la consideré algo tan serio. Ahora sé que es algo que seguiré haciendo durante toda mi vida.
—¿En qué momento el hobby se convierte en trabajo?
Un día estaba cantando en medio de un estadio para 16 mil personas, pero no me sentía feliz. Durante todo el concierto, pensé en irme a casa sin entender por qué. Después de mucho reflexionar, me di cuenta de que debía separar a Kalimba el artista de Kalimba el individuo. Cuando entraba a la escuela u otras actividades, la gente me conocía como “Kalimba, el de la tele”, pero un día me pregunté: “¿Y si ya no quiero ser músico?”. Empecé a considerar planes para estudiar psicología y ser “Kalimba, el psicólogo”, en lugar de seguir siendo solo el chico que cantaba en la televisión. Sin embargo, esos pensamientos solo quedaron en mi mente. Luego, comencé a cuestionar si este camino lo había elegido yo o si mi entorno lo había elegido por mí. Me pregunté si debí seguir mi sueño de ser futbolista, si valió la pena sacrificar cumpleaños de amigos, momentos de felicidad o la posibilidad de tener algunas novias. Entre todas estas dudas que rondaban mi cabeza, apareció Dios y el concepto de los dones. Fue entonces cuando comprendí que debía estar feliz con lo que tengo y seguir mi camino.
—¿Pensaste hacer un disco góspel?
No es algo que haya pensado una sola vez, sino que es algo que ocupa mis pensamientos todos los días, y tengo planes de crear un disco en esa línea. El domingo pasado tuve la oportunidad de cantar en la iglesia a la que pertenezco, y cada vez que estoy ahí, siento que estoy en mi núcleo, en mi centro. Aunque disfruto cantar en conciertos, bares y con amigos, en la iglesia encuentro un espacio más íntimo para mí y mis canciones. Hasta el momento, tengo una canción titulada “Sublime gracia”, la cual incluí en el álbum “Homenaje a las Grandes Canciones Vol. II”. Esta inclusión fue una solicitud personal que hice a la disquera.
—¿Qué cosas no negocias con las disqueras?
La calidad de mis canciones. Puede ser solo un ritmo, un solo instrumento o incluso todo generado por computadora, pero siempre debe tener una melodía potente. Otra cosa es que no hago canciones de relleno para mis álbumes, no puedo hacerlo, me pone de mal humor. Tampoco hago playback, aunque desafine cuando no me siento bien de salud.
—¿Y la letra?
Puede no haber letra, eso no importa; lo crucial es lo que transmites a través de los sonidos. Además, la letra no debe ser de ninguna manera destructiva, incluso si la disquera me dice que podría ser más popular que Bad Bunny o Michael Jackson debido a eso. Yo canto para la gente y para Dios, si hiciera temas así, no podría soportar la vergüenza.
—¿Actualmente hay mucho de eso en la industria?
Sí, aunque muchas personas pueden pensar que la música urbana es destructiva, la verdad es que no lo es. Muchas canciones de pop, rock y baladas son más destructivas con sus letras de despecho, vanidad y rencor. Nunca se trató del género musical, sino de los cantantes.
Fecha: Jueves 16 de noviembre
Horario: 08:00 p.m.
Lugar Auditorio Colegio Santa Úrsula (Av. Santo Toribio 150, San Isidro)
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