Considerado el himno de una generación que anhelaba democracia en un continente dominado por dictaduras militares, “La Voz de los 80″, el primer álbum de estudio de la banda chilena Los Prisioneros, se erigió como un poderoso grito de liberación. El estribillo del sencillo homónimo proclamaba: “Algo grande está naciendo”, capturando el deseo de una nueva era libre de opresión.
Lanzado en 1984 a través del sello Fusión, el disco debutó con una tirada limitada a mil copias en formato casete. En apenas seis meses, todas se agotaron, consolidando el álbum como un objeto de culto en la historia del rock chileno.
Un año antes de este lanzamiento icónico, la banda, formada por Jorge González (voz y bajo), Claudio Narea (guitarra) y Miguel Tapia (batería), había debutado en un festival escolar.
“Este disco nos tomó varios meses de trabajo. Éramos muy jóvenes y, sin darnos cuenta, estábamos creando una producción que dejaría huella en varias generaciones. Nos conocimos en el colegio y formamos la banda mientras tratábamos de aprender a tocar instrumentos por nuestra cuenta”, recuerda Narea. “No contábamos con muchas comodidades; ni siquiera teníamos instrumentos propios. Ensayábamos con guitarras acústicas prestadas, y la que usaba era de una tía. Jorge recibió una guitarra como regalo, y Miguel improvisaba el sonido del bombo golpeando el piso de madera con sus zapatos”, añade.
Durante esa etapa de carencias, apareció Carlos Fonseca, un manager que creyó en la entonces novel agrupación. Con su apoyo financiero, adquirieron sus primeros instrumentos y produjeron “La voz de lo 80″ con 10 temas, entre los que destacaron, el tema homónimo del disco, así como “Sexo”, “¿Quién mató a Marylin?”, “No necesitamos banderas” y “Nunca quedas mal con nadie”.
“El respaldo de Fonseca fue el impulso que necesitábamos para trascender”, reflexiona Claudio. “En ese tiempo, no había muchos conciertos ni claridad en el panorama; solo teníamos canciones, entusiasmo y talento”, concluye.
Influencia y censura
Influenciados por The Clash, los músicos chilenos tomaron el color de las canciones de los británicos y crearon entregas sobre la problemática social y política que se vivía en el mundo, sobre todo en Latinoamérica.
”Nos enseñaron que se podía escribir canciones sobre otras temáticas distintas al amor y al desamor, y empezamos a generar cierto impacto en el país porque estábamos en un gobierno militar (de Augusto Pinochet). Entonces llegaron las censuras”, destaca Narea.
“En 1985 nos invitaron a la Teletón, cantamos en vivo en Canal 7 y nuestra presentación no se vio. Cuando llegué a casa y pregunté a mi familia qué tal salimos, me dijeron que no nos vieron. Reemplazaron nuestro show con comerciales. Esa fue la primera censura que vivimos. Con el tiempo llegaron otras. Los programas de televisión importantes no nos invitaban y durante el plebiscito nacional de Chile de 1988, para decidir si Pinochet seguía o no en el poder, nos prohibieron los conciertos y las giras. No pudimos tocar como dos años en Chile”, revela.
Considerado el mejor disco en la historia de Chile por la revista Rolling Stone, “La Voz de los 80″ fue escrito por Jorge González y marcó el surgimiento de un movimiento musical en el país. Según Claudio Narea, “habla de nosotros como movimiento, destacando nuestra diferencia con otras bandas que recibían más promoción”.
A pesar de su éxito, la banda se separó en 1999. Narea menciona que la disolución se debió a múltiples factores, pero evita entrar en detalles. Reconoce que nunca pensó que la banda se acabaría.
“Los momentos de ‘‘La Voz de los 80′ fueron los mejores; primaba la música, la risa y la buena onda. Fue una historia compleja e intrincada, similar a un thriller psicológico. A medida que ganábamos reconocimiento, también perdíamos lo que nos unía”, explica con nostalgia y cierto pesar.
Vuelve al Perú
Claudio Narea celebrará el 40 aniversario de su icónico álbum “La Voz de los 80″ con dos conciertos en Perú. El primero se llevará a cabo el 22 de agosto en el Centro de Convenciones de Barranco, Lima, y el segundo el 24 de agosto en El Estribo Internacional, Trujillo. Las entradas están disponibles en Joinnus.