A pesar de tener más de 15 años en la industria del entretenimiento musical, al puertorriqueño Lenny Tavárez le cuesta estirar su brazo para sacarse selfies o hacer transmisiones en vivo, y mucho más compartir con sus millones de seguidores partes de su vida privada, viajes, comidas, hoteles y momentos con su familia. “Ese no es el estilo de vida de un artista de la old school”, menciona el cantante, quien reconoce no ser un experto en las redes sociales, pero sí un veterano en el género urbano, especialmente en el trap.
Después de su periodo en el dúo “Dyland & Lenny”, el puertorriqueño dejó de lado el pop y los temas románticos para enfocarse en experiencias que exigía el mercado y su nuevo público. “Quería explicarles a mis fanáticos, a través de mis canciones, de dónde venía y a dónde iba”, explica Tavárez en una entrevista con El Comercio, mientras explica la decisión que lo apartó de las canchas de baloncesto y lo acercó a ser uno de los iconos del género urbano latinoamericano.
―¿Por qué se quedó el Lenny cantante y no el basquetbolista?
Era mi pasión inicial, yo soy muy competitivo. En la música no sentí tanta presión por ser el mejor de todos, además de que no continué por una herida en la espalda, por eso estoy aquí, más de 15 años como cantante. En la música hasta la fecha nunca he tenido que cancelar por algún problema con mi voz o una lesión que me impida hacer lo que amo.
―¿Cómo cambió la música en tu vida?
A diferencia de otros, a mí no me sorprendió la vida de músico porque me informé mucho, leía muchos libros de las grandes estrellas donde escribían las vivencias de los artistas, los tours, las penas y lo mucho que puedes llegar a extrañar a tu familia.
―¿Qué aprendiste de esos libros?
Me prepararon mentalmente y vi lo que no quería repetir, por eso cuando me voy de gira no lo hago más de un mes debido a mi hijo y a mi esposa. Trato de no pasar por lo que ellos pasaron, pero aun así me afecta dejar por mucho tiempo a mi hija. A veces me llevo a mi familia si no es tan lejos a mis conciertos.
―¿Por qué iniciar tu carrera como solista en el trap?
Dyland y Lenny fueron muy importantes como una banda, pero para mí era muy pop. El trap para mí fue la ventana que usé para iniciar una carrera nueva. En el dúo, yo ya había llegado a los premios más importantes, estaba en la cima y no pude hacer algo más underground, algo con lo que la gente pudiera escucharme y ver quién yo realmente era.
―Apostaste por un género que estaba en pañales durante ese momento
Yo no tenía prisa por llegar al éxito, porque ya lo conocía. Quería explicarles a mis fanáticos, a través de mis canciones, de dónde venía y a donde iba, por eso la frase: “Ya no quiero amor, quiero marihuana”. Si no hacía esto, jamás hubiera podido hacer canciones como “Percocet” o temas muy explícitos, esa fue la gran oportunidad que me dio este género.
―Parece que estamos volviendo a la vieja escuela con temas explícitos
Todo se repite, pero también encuentran un lugar al mismo tiempo, vas a encontrar un tema de la calle junto a un hit cristiano en el top 10. Hoy sobresale la buena música, que para mí es lo diferente. Ya no hay apogeos de géneros, sino artistas preferidos, algo en la industria del entretenimiento cambió, ahora no es solo música, sino chismes, performance y más cosas.
―¿Algo a lo que te acoplas?
Yo soy muy tranquilo para lo que está pasando ahora, tanto en mi vida personal como en la artística, no estoy dispuesto a provocar chismes o cualquier otra cosa que no tenga que ver con el arte. Me concentro en lo que pasa en la tarima y en ser padre.
―Aunque tus fans pidan siempre más
La gente siempre quiere saber exactamente todo, pero si les doy eso me va a salir el tiro por la culata. Yo ya leí lo que pasa y sé lo que pasaría, entonces no estoy dispuesto en darme un tiro en el pie. No daré nunca más de lo que yo quiera dar.
―En tus conciertos parece que tus fans son el centro de todo, con bailes sensuales incluidos
Estamos en el pico de las presentaciones en vivo, hay de todo, baile, pole dancers, muchachas en tubos, bailarines con coreografías subidas de tono. En el show también las chicas esperan que las subamos para colocarlas en una silla y hacerles un striptease. Ellas vienen con un cartel donde piden que las subamos, ya todos los que van a los conciertos saben que vamos ahí a perrear.
―Tuvo mucha polémica algunos stripteases subidos de tono…
Es todo un tema, las chicas tienen que firmar un relevo de responsabilidad por si se caen en la tarima o pasa algo, uno nunca sabe, a veces puede haber una chica malintencionada…estamos tratando de solucionar ese tipo de cosas, pensamos en subir gente del crew, pero se pierde el encanto del show.
―¿Te han dicho que no puedes hacer algunas cosas en tus shows?
Yo soy muy tajante con eso, no pueden decirme qué hacer en mis shows, si no me quieren a mí que contraten a otro o que ellos mismos canten.
―Pero hay cosas que sí haces, aunque no te gusten del todo
Sí, generar contenido. A mí me cuesta porque soy de la old school. Hacer cosas que no sean música es algo que estoy aprendiendo, pues yo no nací con los selfies o las redes sociales.
―¿Qué otras cosas de la old school aún mantienes?
Mantengo toda mi vida como algo privado. Los artistas de la nueva escuela muestra hasta los calzoncillos que se compran, cuando les duele la barriga lo postean y cuando se sienten tristes lo exponen en todos lados o lloran frente a la cámara. Yo jamás haría eso, no me imagino a alguien que ponga el teléfono y llore para que lo vean todos. Eso no es sano, es demasiado. Dar pena es muy de la nueva escuela.
―Pero el público siempre pide más…
El consumidor se ha vuelto más morboso, siempre quiere saber más sobre sus artistas, nunca es suficiente. Yo no quería ser parte de los que generan contenido, pero ya soy parte de ellos subiendo contenido ocasionalmente. De eso se trata, acoplarse, pero sin hacer cosas que no quieras.
―¿Qué nuevo proyecto preparas?
Se llama “Brillar” y estamos esperando lanzarlo en febrero. Son 16 temas que mezclan de todo, pondremos salsa, bachata, música electrónica, reggaetón a la antigua y mezclas muy interesantes donde están involucrados productores como Sergio George, los productores de Prince Royce, King Swift, Dímelo Flow, Ovy on the Drums y otros más que forman parte de la escena.
―A diferencia de tu inicio de solista en el trap ¿Ahora hacia dónde va tu carrera?
Quiero demostrarme a mí mismo que puedo hacer más cosas, más allá de lo sexual o lo comercial, sino algo para sanar el alma, más espiritual que saque lo mejor de cada uno y mi música en el proceso.
―¿Sin llegar a tocar temas gospel?
No hasta ese punto porque mi público no es el convertido. Yo soy cristiano, a pesar de lo que diga la gente. Del tipo de cristianos que entretienen el mundo secular dando striptease, pero que los fines de semana va a la iglesia y respeta a su esposa.
―Entonces ¿no hay un Lenny Tavárez diferente en el escenario y fuera de ellos?
Yo fui como es mi personaje en los escenarios, ahora soy más tranquilo de lo que parece cuando me subo a la tarima, soy alguien que prefiere estar en casa que en las fiestas. Además, tener hijos te cambia, incluso ahora estoy emprendiendo en otros negocios y también en ayudar a otros nuevos cantantes.
―¿Creando un legado?
Sí, hay que hacer llegar el mensaje de que la música es como una profesión, no puedes entrar a esto sin tener una preparación porque hay muchos factores que aprender. No importa si eres bueno o malo, deben aprender el negocio para poder capitalizar. Si no conoces de la música, no haces dinero, si no haces dinero te vas a frustrar y si te frustras luego viene la depresión.