Lima, 6 de noviembre  del 2022. Concierto de Mon Laferte en Arena Perú de Lima.
Lima, 6 de noviembre del 2022. Concierto de Mon Laferte en Arena Perú de Lima.
/ NUCLEO-FOTOGRAFIA > JESUS SAUCEDO
Fiorella Ramírez

es una estrella con un destello que se niega a apagarse. Libre y cautivante, su vida es un melodrama musicalizado por su propia voz. La niña que nació en la pobreza y logró el éxito al perseguir con valor sus sueños, es hoy una mujer consagrada en la industria musical latinoamericana. La gira que la trajo a Lima para dar un concierto el sábado por la noche también estuvo cargada de drama. Divido en tres actos, el concierto viajó por la sorpresa, el éxtasis y, lamentablemente, también el tedio.

Noche de caracterizaciones. Fuera del recinto, los ambulantes vendieron flores y labiales rojos para que los asistentes puedan emular el look de la cantante.
Noche de caracterizaciones. Fuera del recinto, los ambulantes vendieron flores y labiales rojos para que los asistentes puedan emular el look de la cantante.
/ NUCLEO-FOTOGRAFIA > JESUS SAUCEDO

Son las 8:00 p. m. y el Arena Perú está abarrotado. Desde las primeras filas hasta las tribunas, rosas rojas artificiales adornan las cabezas de los presentes como una referencia al accesorio icónico de la cantante. Faltan pocos minutos para que la artista aparezca en escenario, y una fanática a mi costado muestra preocupación por perder la conciencia en cuanto vea a su ídolo. Si me desmayo, ¿podrías grabar el concierto para no perdérmelo?, solicita bastante seria a su compañera.

Norma Monserrat aparece en el escenario, desde la penumbra, lista para transformarse en Mon Laferte por las siguientes dos horas. Las luces se encienden y la íntima balada pop “Aunque Te Mueras Por Volver”, da inicio a la velada. Es la historia de una lucha interna por salir de una relación abusiva, a la que el público, en contraste a la energía del tema, grita y sonríe.

Muchas gracias, buenas noches”, son sus primeras palabras hacia el enérgico público que la recibe. Continúa inmediatamente con “Tormento”, tema con un tópico similar al anterior.

El desamor culmina, y en su lugar yergue “Amor eterno”, canción que compuso en nuestra capital tras un romance furtivo con un peruano, y que se ha transformado en uno de los más celebrados de la cantante. Los asistentes corean hasta el final y vitorean de la emoción.

Lima, 6 de noviembre  del 2022. El concierto que brindó Mon Laferte repasó lo mejor de su trayectoria.
Lima, 6 de noviembre del 2022. El concierto que brindó Mon Laferte repasó lo mejor de su trayectoria.
/ NUCLEO-FOTOGRAFIA > JESUS SAUCEDO

Acto I: El miedo nos ha entrenado

He escrito canciones en Lima y una de mis mejores amigas vive aquí. He tenido algunos amores, algunas historias, muchos recuerdos hermosos, y estoy muy feliz por estar de regreso. Esta noche tenemos sold out, ¡Muchas gracias! Espero que la pasen muy bonito”, comenta Laferte tras su primera pausa, donde se despojó del largo saco negro con el que inició el show y deja a relucir un pomposo vestido blanco.

A lo lejos divisa el cartel de una fanática: “Mon, mi mamá quiere abrazarte, cumple su sueño”, lee en voz alta, y alegremente pide que tanto madre como hija suban al estrado, donde además de intercambiar muestras de afecto, las afortunadas se toman una foto junto a la artista. El espectáculo reanuda con “Si Tú Me Quisieras”, tema grupero con instrumentos mexicanos que pone a bailar a toda la arena.

Los ánimos se estabilizan al interpretar “Algo Es Mejor”, “Química Mayor”, “Placer Hollywood” y otros temas de su último álbum “1940 Carmen”, los cuales no reciben la misma algarabía del público. No ayuda que Laferte mantenga una escasa interacción con el público, lanzando solo algunos guiños o miradas, pero manteniéndose estática en el escenario.

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Acto II: Se me quema el corazón

Un nuevo cambio de vestuario propone un espectáculo más cautivante. Vestida con un sastre negro que la da una imagen más poderosa, la artista chilena canta “La Mujer”, himno feminista que reivindica el rol “pasivo” de la mujer en las relaciones amorosas. La emoción embarga a las primeras filas, cuyos ocupantes que abandonan sus asientos numerados y forman un semicírculo imposible de dispersar. Ahora están más cerca al escenario.

Es el momento preciso para que Laferte solicite la presencia de su telonera, la cantautora peruana La Lá (Giovanna Núñez), junto a la cual canta a dueto “Selva negra” y “Yo Te Qui”. Verlas en el escenario tiene cierta magia, quizá porque ambas le cantan a la liberación emocional femenina y poseen esa complicidad de “compañeras de lucha”, o quizá solo sea un espejismo creado por la ensoñadora armonización de ambas.

Tras la calurosa despedida que el público le brinda a nuestra compatriota, la cantante chilena continua con “Se Me A Quemar El Corazón”, y finaliza el segundo acto con su tema salsero, “Por Qué Me Fui A Enamorar De Ti”, que, aunque la animó a bailar, no tuvo el mismo efecto entre la audiencia, más concentrada en grabar el espectáculo que en disfrutarlo.

Acto III: Éxtasis

Hasta este punto, el show ha transcurrido sin pena ni gloria. Pese a la emoción de los más fanáticos, gran parte de los asistentes mantenía calma tarareando las canciones a voz baja. Recién con la llegada de “El Diablo”, el escenario realmente arde. Un largo vestido de látex rojo es el nuevo cambio de vestuario de Laferte, con el cual se prepara para armar una fiesta cargada de emociones.

Los temas que la ayudaron a cosechar su fama, “Pa’ Dónde Se Fue”, “Júrame” Y “Amárrame” hicieron que de ella surja una vibra completamente distinta; la show woman escondida debajo de todas esas vestimentas se adueñó finalmente del escenario. El público lloró, cantó y gritó a más no poder durante los 20 minutos que duró esta cúspide de euforia.

Perú, mi amada Lima. Fue un placer cantar para ustedes esta noche. Muchísimas gracias. Los amo, se llevan mi corazón”, concluyó con una gran sonrisa en el rostro. Se da la vuelta y su figura desaparece de escena. A modo de cierre de telón, en la gran pantalla se lee “Fin”. Ruedan los créditos y el público realiza la última gran ovación de la noche a la estrella que, por lo visto en el show, aún está a años luz de eclosionar.

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