“Nunca lo había hecho y a estas alturas del partido me prendo en todas. Hay que probar de todo en la vida por lo menos una vez. Fue fantástico”, nos dice Nito Mestre sobre el viaje en globo que realizó en Mendoza hace solo unos días, y cuyo video subió a su cuenta de Instagram, donde es muy activo. “Arriba hay paz y un silencio absoluto. Es lo mismo que escuchan las aves”, cuenta Nito. Durante más de 1 hora pudo contemplar los verdes campos desde el aire y sentirse como en una canción suya. Aquella que dice: Oh! mi amor/ vas dibujada en la gaviota/ que es dueña de los verdes mares./ Y las aves vuelan. Nito demuestra que, a los 69, está listo para nuevos retos, riesgos y aventuras.
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Esta semana, Nito ha llegado a Lima para reencontrarse con un público que lo admira desde que hace 50 años iniciara su carrera musical al lado de Charly García con el dúo Sui Generis, cuyas letras se convirtieron en la exacta descripción de las vidas de varias generaciones de jóvenes latinoamericanos. Entre canción y canción de este show, Nito compartirá con el público las anécdotas más importantes y divertidas de su vida y se presentará al lado de una banda renovada, con la inclusión de una voz femenina -Julia Horton, de 21 años- y otros nombres más usuales: Ernesto Salgueiro (guitarra, voces y dirección musical), Fernando Pugliese (piano y voz), además de la colaboración de los peruanos Eduardo Freire (bajo) y Guillermo Vallejos (batería) en algunos temas.
—Muchos pueden pensar que solo te dedicas a la música, pero también tienes un programa de entrevistas y Distinto tiempo, tu propia marca de aceite de oliva. Antes, tuviste también un programa de radio. ¿Cómo compaginas todas las actividades?
Sí, el programa de radio lo dejamos de hacer porque en pandemia empezamos el de TV, que pueden ver en YouTube, su nombre es Rock and Road. Yo conduzco el programa, pero también conduzco un auto buena parte del tiempo, porque es un programa que cuenta experiencias, siempre vinculadas a la música, en distintos viajes, como el que hice hace poco a Nashville. Compaginar es ordenarse los tiempos. Cada cosa lleva un tiempo en particular. Lo que más lleva es la parte de la música, luego el programa, que lo vamos haciendo y hay mucho que coordinar, pero mi esposa es la productora así que en ese sentido ella tiene más trabajo que yo (risas). Lo otro es el aceite Premium, Distinto tiempo, como mi canción. Eso va sencillo. Lo manejamos con un grupo no muy amplio, no somos grandes productores ni distribuidores, sino que lo hacemos de esa manera para mantener un contacto directo con la gente.
—Con tu programa Rock and Road hiciste algunas notas en tu visita a México, también cuando fuiste a Nashville, un lugar muy especial para ti, que incluso es parte del título de un disco tuyo. ¿Tienes pensado hacer lo mismo en Lima?
Tenemos planeado, sí. De hecho, yo voy antes a Lima. Estamos hablando con un par de músicos y viendo la posibilidad de grabar con algún chef o artista plástico. Esta semana estamos definiendo quiénes van a ser. Yo llego antes a Lima y llevo las cámaras y voy con la mente abierta como para hacer todo. Usualmente voy con más camarógrafos, pero a veces al estar solo se tiene más tiempo y se puede grabar en más lugares. No soy un camarógrafo experto, pero sí lo hago bien.
—Tus seguidores te ven ahora del lado en el que yo estoy: preguntando. Justo en tu publicación de Instagram sobre México, colocas una pregunta que puede sonar válida para estos días: “¿El rock ha muerto?” Considerando que es un género que ya no parece tan vigente o masivo frente a lo que anda de moda, ¿Cómo crees que sobrevive el rock aun?
Lo que apareció es la difusión de otro tipo de música, más llamativa y que pareciera que todos los jóvenes van a escuchar. Te pongo el caso: acabo de ver el sábado a Jorge Drexler. Seis funciones llenas. No lo hace un músico joven. Convengamos que el nivel de música y show que tiene Jorge es fantástico. No lo incluyo específicamente como rock, pero está dentro de lo alternativo, que es hermanito. Sería primo mío, digamos, porque yo tampoco hago rock and roll, pero lo que hacemos está dentro del gran marco del rock. Y no, el rock no ha muerto, ni a palos. Hay una enorme cantidad de gente que todavía tiene buen gusto. Y con esto quiero decir que hay algunas músicas urbanas que están bien hechas y hay otras que están muy mal hechas, lamentablemente. Porque, como bien dice Charly García, la música está hecha de armonía, melodía y ritmo y hay algunas músicas nuevas que carecen de uno de estos 3 elementos básicos para hacer música. Y, sobre todo, que las 3 cosas deben estar bien combinadas y tienen que ser de nivel, no solo un “chiiing… pum… chiiing… pum”. Hay quienes dicen “Pero tiene ritmo”. No, les digo, tienen una máquina, eso no es ritmo. Lo mismo digo con respecto a las letras. Más la música, la armonía, son monotemáticos. Hay que ser abiertos y poder escuchar muchas cosas, sí, y yo veo de todo y reconozco que hay músicos de nuevas generaciones que lo están haciendo bien, aunque no sea la música que yo más escucharía, pero hay una enorme mayoría de lo actual que por plegarse a algo que llaman “nuevo” hacen cosas de bastante bajo nivel.
—Esto te lo pregunto también, porque tú has sido crítico con géneros como el reggaetón y, recientemente, con J Balvin…
Es una cosa que, sinceramente, no me gusta desde la letra. Defiendo a la mujer desde tiempos inmemoriales, ahora que se habla de la inclusión. Yo tuve la primera banda de rock con una mujer. (N. de R: María Rosa Yorio fue parte de Los Desconocidos de siempre, formada en 1976). En Argentina o Latinoamérica incorporar una mujer a una banda era riesgoso…
—Eran muy machistas…
Sí, eran muy machistas. Nosotros tuvimos a la primera mujer en una banda, así que desde entonces defiendo a la mujer, que ahora pareciera que el tema de la inclusión es solo una moda. La mujer siempre estuvo de moda. Por eso es que siempre he hecho cosas por defenderla. Por eso mismo, al escuchar reggaetón o ciertas músicas donde rebajan su nivel, no concibo a una mujer escuchando esto y a la vez defendiendo su postura, porque hay algo que no encaja. Aparte, sinceramente, hay que concordar en que el reggaetón es más aburrido que chupar un choclo… sin granos, claro (risas). A mí con granos me encanta, como cuando acompaña el cebiche, pero cuando se los sacas es nada. Qué se yo, sobre gustos no se ha escrito. Que cada uno escuche lo que tenga ganas de escuchar.
—Me imagino que te angustia que parezca estar en todas partes: en la TV, en un café, en el taxi, en los colegios, en la calle…
A veces no hay cómo escapar de él, pero aquí en Argentina, a Dios gracias, no se escucha tanto. Claro que hay jóvenes que lo usan para desarmar el auto. Quiero decir que ponen los parlantes bien fuertes y el ruido te va a aflojando los tornillos, las ventanas, te desarma ciertas partes y ahorraste tiempo (risas).
—La última vez que conversamos, creo que fue el 2017, acababas de recuperar un álbum con fotos de los tiempos de Sui Generis y, con ese material, estabas escribiendo tu autobiografía. Además, preparabas nuevo disco. ¿En qué quedaron esos temas?
Lo de la biografía, la empezamos a escribir y seguimos recolectando datos. Es medio difícil. En pandemia fue una de las cosas que quise avanzar, pero me di cuenta de que ahora prefería hablar más del futuro que del pasado. Es medio complicado ponerme a revisar el pasado. Estoy mirando más hacia adelante, la vida que me espera, lo que quiero hacer. Es una cosa que está ahí, las carpetas las hemos comenzado a digitalizar. Hasta ese punto estamos. Hay cosas escritas que ya están listas. Algún día veremos, con alguien que pueda entender mi humor, mi ironía, mi forma de contar la historia. Y será cuando tenga el tiempo necesario para hacerlo. Por otro lado, está lo de los temas nuevos. Sí he empezado a retomar el escribir canciones y me he juntado con otros productores, porque lo difícil era empezar a producir. Desde marzo, además, tengo nuevo manager. También me estoy juntando con músicos más jóvenes, ya hemos terminado dos canciones, para llegar a unos 8 temas e iremos subiéndolos de a uno. Todo esto lleva bastante tiempo y estuvimos con el botón de stop en la pandemia, ensayando cómo ser jubilado (risas). Es cierto. En algún modo, en ciertos momentos, me sentí así. Ahora estamos con toda la actividad y me siento un ser normal nuevamente, un tipo que toma un avión, va a un hotel, va a tocar, ensaya, va a un estudio, va a filmar. Lo que más hicimos en pandemia fue filmar programas y viajar adonde se pudiera. EEUU, parte de México, Argentina y ahora Perú. Hoy me voy a vacunar por cuarta vez para estar cubierto y que el bicho no me jorobe.
—Justo, hablando de eso, a veces parece que el mundo de hoy está demasiado polarizado. Están los que se llaman conservadores, los progresistas, los de izquierda, los de derecha, los que se vacunan, los anti, los que no creen en la pandemia. Recuerdo que, durante la pandemia, le contestaste a alguno que te recriminó el vacunarte diciéndote que “antes eras rebelde”. Y tú le respondiste “Soy rebelde, pero no boludo”. ¿Cómo tener un equilibrio?
(Risas) Los antivacunas siempre existieron. Es solo un pinchazo. ¿Quieren salir a disfrutar y trabajar? Un pinchacito y listo. Me preguntas sobre el equilibrio, Ricardo, y el equilibro es cuando no te caes. Si te agarra la enfermedad, te vas a caer. Cada uno puede hacer lo que quiera, pero ahora hay que pensar en la humanidad y en función de los demás. Porque si no, yo me hago el rebelde. ¿No me gustan las bicicletas? Entonces, paso a toda velocidad por el auto cuando vea una. ¿Eso es ser rebelde? Cuando deberían rebelarse en serio contra algo muy importante de verdad. Por ejemplo, en nuestro caso, los militares que desaparecían gente. Eso es ser rebelde, pero rebelarse en Facebook es fácil. Hago fake news en redes y ya con eso me hago el rebelde. Eso no, no lo es. Rebelarse contra la vacuna es no colaborar con la humanidad. Ese es el detalle: hay que ser solidario, más aún ahora.
—Sumas ya 50 años de vida artística. Este año, en agosto, cumples 70. ¿Inquieta? ¿Te suenan muy fuerte esas cifras? ¿Cómo mantener la vitalidad en el día a día y las ganas de seguir haciendo música?
Suena raro cuando pasas de década. Lo que pasa es que yo tenía una imagen de antes de una persona grande. Y, para mí, una persona grande ahora está arriba de los 85 años. Por ejemplo, veo a McCartney, que creo tiene más de 80 y sigue dando vueltas por ahí. Mi promesa, si duro, es seguir cantando hasta que Paul McCartney siga cantando. Tengo 69, me falta un montón, por supuesto menos que antes, lo que pasa es que uno va postergándola. Mira que yo, para una gira, he ido a un couch vocal para tener la garganta bien, poder ensayar mucho más, dedicarle más tiempo a la música, porque el público se merece lo mejor. Me motiva mucho elegir un repertorio para que se caigan de culo cuando lo escuchen (risas), que vayan a los teatros y digan “Qué suerte que vine, qué suerte que no me lo perdí”. La otra ventaja, es que como yo ya estoy grande, quizás no hay una próxima en una de esas (risas). No, mentira, contra, turú diablo, turú (hace un gesto de cachitos o “contra” con los dedos). En serio estoy como recuperado, listo y me siento un pibe de 70. De salud ando muy bien, me cuido, bajé unos kilos en la pandemia, me hago todos los chequeos, todo en función de mi carrera. Claro, de la vida primero, pero como mi carrera de músico es lo que sé hacer, me importa muchísimo y es lo que más me divierte, viajar, estar en hoteles, encontrarme con la gente. Lo que me está pasando es sentir como que la gente cayó en la cuenta y dice “Uy, qué bueno que lo tenemos a Nito Mestre”. Entonces, se me está reconociendo bien, a tiempo y me tienen, entonces, me resulta muy placentero y yo le tengo que dar lo mejor ahora, no me queda más remedio (risas). Por eso lo estoy disfrutando mucho más, porque hay menos tiempo por delante. Los ensayos, pruebas de sonido, todo eso, es fantástico.
—Cuando tú escuchas a Paul McCartney o a Mick Jagger, los sientes cómo referentes de un momento de tu vida, pero para mí y para miles de personas, ese referente eres tú, una voz que nos acompañó gran parte de nuestras vidas. ¿Qué significa eso para ti?
Me resulta tan enormemente placentero y me siento absolutamente agradecido a toda la gente que me sigue, me escucha, me mima o que, cuando se acerca, me piden fotos o recuerdos. Me siento agradecido con la vida y con todos los que me vienen a ver y me aplauden y me engríen y me mandan a dormir tranquilo, pensando: “Valió la pena esta vida y sigue valiendo la pena”.
Lugar: Gran Teatro Nacional
Dirección: Av. Javier Prado Este 2225, San Borja
Día: Jueves 26 de mayo
Hora: 8.00 p.m.
Entradas: Joinnus: https://www.joinnus.com/events/concerts/lima-nito-mestre-mi-vida-en-canciones-lima-46181
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