La fórmula del éxito no existe. Mientras día a día millones de personas, niños o adultos, intentan conseguir el estrellato en YouTube y otras redes sociales, haciendo malabares para conseguir no millones, sino miles de vistas, hay quienes encuentran oro sin buscarlo. Llámese suerte, consecuencia del trabajo de años o un poco de ambas cosas, Tatiana Palacios Chapa, más conocida por su nombre de pila, es uno de esos casos.
Ella, que entró al espectáculo en los años 80 desde que solo era una quinceañera, es un ícono en México. Tras una década de cantar pop, es a mediados de los años 90 cuando empezó a lanzar canciones para niños, lo que a su vez la llevó a ganar el Grammy Latino. También llegó a la televisión, pero es en 2015 cuando lanza su canción “No me quiero bañar” la conecta al mundo: con los años el tema ha llegado a traspasar las fronteras con sus más de 1000 millones de reproducciones hasta ahora. Tiene más reproducciones que Estados Unidos, su otra patria, tiene población.
En YouTube Kids la canción no tiene comentarios. Una medida que tomó la empresa tecnológica para proteger a los menores de depredadores, pero también de trolls, de ‘haters’ que atacan sin importarles las consecuencias de sus palabras. Es ya fuera de esa sección, en el YouTube para adultos, donde hay testimonios de los que han escuchado a Tatiana por años y comparten su experiencia. México la ama y ella no lo toma como algo que durará para siempre; trabaja para que así se mantenga.
Conversamos con ella a propósito de su llegada al Gran Circo Estelar con el show Fiesta con Tatiana, a desarrollarse en el Mall del Sur de San Juan de Miraflores el 20 de julio.
—Me ha pasado que subo al bus y es muy común ver a niños chiquitos con celulares en las manos, o sea que están jugando o que estén viendo vídeos para niños. ¿Te ha pasado?
Sí, claro. Los niños de ahora tienen esa herramienta ya en la mano, la tablet, y de hecho me ha tocado ya como dos o tres veces en los aviones, cuando voy de gira, que los niños van viendo mis vídeos, pero no me han visto. Entonces lo sorprendo y les digo “hola, yo soy la del video” y me tomo fotos con el niño y todo.
—Tienes casi 30 años cantando específicamente música para niños. ¿Dirías que los niños han cambiado para bien, para mal?
Yo digo que los niños han cambiado para bien. Son niños con más chispa, más independientes. Los que han cambiado un poquito para mal son los papás. Siento que a veces los papás están un poco distraídos, ocupados trabajando. No estoy generalizando, obviamente, pero hay muchos papás que están un poco ausentes de la educación, que creen que ir al colegio, una tablet o internet van a educar [a sus hijos] y no. La educación tiene que venir desde casa. Entonces algunos niños que están escuchando música que no deben o que no es para su edad, siento que es porque los papás no se enfocan y no les dicen “a ver, vamos a buscar contenido para tu edad”, para que siga siendo niño el tiempo que dura la infancia.
—No podía seguir esta entrevista sin consultarte por tu gran hit, el “No me quiero bañar”. ¿Cómo surgió?
Pues sí, esta canción ha sido mi récord. Cuando me dieron la noticia de que ya cumplía un mil millones de vistas en mi canal de YouTube, no lo podía creer, fue un orgullo muy grande para mí, porque estar compitiendo con el urbano, el reggaetón que está pegando muchísimo y meter una canción infantil en la lista mundial fue sorpresivo para mí. La canción surgió totalmente del corazón, porque mi hija cuando tenía 4 o 5 años, como todos los niños, una como mamá lucha para que se bañen. Mi hija me hacía berrinche, llorando, y le pregunté por qué: “No me gusta el champú”. Entonces empecé a hacer las canciones para burlarme y para que ella viera cómo se comportaba. Ella sola empezó a darme las razones [para no bañarse], y de ahí hice el coro y duró 20 años en la familia, como algo interno nos la cantábamos. Luego la grabé en el disco de “Salta sin parar”, pero ya la completamos junto con un amigo que me ayudó a hacer los versos positivos, del qué pasaba si no te bañas, que “con las moscas vas a andar” y “las moscas se te van a pegar”. Entonces es una canción, sin querer, de psicología inversa de que sí te tienes que bañar.
—A ti te conocen por un trabajo de años, mucho antes de esta de esta canción. Pero aun así, ¿esta canción te cambió la vida?
No, no me cambió la vida porque sigo siendo la misma, pero sí me dio mucho orgullo. Me dio la esperanza de saber que a los niños les sigue gustando la música bien hecha, porque si tú oyes es un rock and roll, pero está hecho con los mejores músicos de México. Es música real, nada hecho en computadora.
—Mencionabas lo de la psicología inversa. ¿Tienes alguna otra teoría de por qué a la gente le gustó tanto tu canción?
Creo que también es una canción que se empezó a hacer viral en TikTok y que fue por temporadas, porque cuando recién salió no fue el “boom”. Pero de repente hubo pandemia y entonces la gente empezó a poner que no se quería bañar si no iba salir. Hasta J Balvin hizo un TikTok con mi canción y otros famosos. Luego acá en México cayó nieve y la gente decía lo mismo, o hubo sequía y había que ahorrar agua y la gente la tomó como pretexto.
—Por el cómo lo cuentas, parece que esta canción ha captado el espíritu del momento. Y una canción para niños usualmente no capta eso.
Exacto y ahorita están haciendo viral “La patita Lulú”, que saqué hace 13 años.
—El Perú tiene muchos referentes en animación para niños, por ejemplo, Yola Polastri es bien recordada. ¿Estás familiarizada con ella?
Ay, no. Fíjate que termine la entrevista y me voy a poner a investigar. Qué maravilla, no la conozco y me encantaría saber de su música.
—¿Y llegaste a escuchar sobre “Nubeluz”, Que sí llego a más países?
De eso sí supimos”. Porque mi programa fue en el años 97 y en esa época me comparaban mucho con Xuxa y con “Nubeluz” no las conocí personalmente. Pero sí, supe de ellas, también del terrible suceso que pasó. Pero no me acuerdo de sus canciones.
—Me llama la atención de que muchos referentes actuales para los niños son El Rubius, Wigetta, Ibai. Como que el entretenimiento está yendo para otro lado, ¿Cierto? se está transformando.
Sí, yo creo que desde el inicio de los 2000. En el 2005 terminó mi programa de TV y ya existía YouTube, entonces empecé a promoverme ahí. Me gusta mucho tener las redes sociales, para mí son una herramienta maravillosa, el crear constantemente contenido en YouTube, en TikTok, Instagram o Facebook. Son públicos diferentes y hay que tener un enfoque diferente con ellos.
—Has acompañado a varias generaciones de niños con tu música. ¿Cómo crees que será de distinta esta generación que está creciendo con ganas de ser influencer, youtuber?
Me da mucha risa porque a veces, digamos, romantizan un poco el ser youtuber y dicen “voy a ser millonario”. Ya no piensan en qué van a hacer de grande para ser felices o para hacer el bien a la humanidad, sino dicen “quiero ser millonario, quiero ser famoso”. Me acuerdo que de niña decía que quería ser cantante. Desde los 4 o 5 años lo tuve claro, porque quería dar un mensaje positivo a la humanidad, dejar huella con mis letras, con mi música. Yo creo que la música es un gran un gran elemento para poder transmitir un mensaje. Pero sí, a los niños de ahora hay que ponerles los pies en la tierra y decirles que no todos los youtubers son millonarios ni famosos y que a veces esa fama es negativa. Hay que pensar en ser feliz, en qué es lo que te apasiona. Yo siempre digo que el éxito rápido, de la noche de la noche a la mañana, es porque llevan años trabajando en él.
—Tengo la sensación de que tú te tomas con mucha responsabilidad tener tantos seguidores.
Sí, yo creo que la fama también es mucha responsabilidad. Y ser una imagen infantil es triple responsabilidad. Me tomo muy en serio los mensajes que doy. Todo lo que sale de aquí es auténtico, nada falso, pero sí es importante saber qué estás transmitiendo.