Su lema “A como se pueda” retumba como golpe de cajón, entre la campiña azotada por el viento del desierto, la ciudad y los bares. Trovador del nuevo mundo, Manuel ‘Mangüé’ Vásquez (fallecido en el 2012), cajonero y zapateador, provino de una casta de músicos y artistas; fue hijo de Abelardo Vásquez –gran amigo del compositor Manuel Acosta Ojeda–, fundador de la peña Don Porfirio en honor de su padre, abuelo de ‘Mangüé’, el legendario Porfirio Vásquez, patriarca de la música negra y maestro de Nicomedes Santa Cruz.
El guitarrista Rafael Morales, quien junto a Ramón Pérez-Prieto, Grimaldo del Solar y Carlos Li Carrillo, funda Novalima –conjunto que llevó la fusión más allá del ámbito local para posicionar lo afroperuano en el centro del orbe musical–, cuenta que ‘Mangüé’ fue el primer músico ‘tradicional’ con el que trabajaron. “Si oyes ‘Novalima’, el primer disco, tiene una influencia de todos los estilos, desde música asiática hasta cubana, pero lo que lo unifica es el cajón”.
Vásquez dotó de un sentido trascendente lo que hasta ese momento había aprendido en su vida. Morales recuerda que desde aquella rítmica epifanía decidieron seguir la línea con “Afro”, su segunda entrega. A través de Vásquez Novalima contó con Juan Medrano ‘Cotito’, Milagros Guerrero y Marcos Mosquera. ‘Mangüé’ conocía diversos ritmos y los tocaba con maestría. “Nos enseñó muchísimo, su historia la contamos en la canción ‘Como yo’, track que abre ‘Planetario’”. El homenaje al músico y amigo se ha editado también en un 45 r.p.m., formato clásico de vinilo que devuelve calidez y fidelidad a la música de la banda.
SONIDOS PLANETARIOS
“Planetario” representa innovación de la urdimbre sonidos electrónicos, tradición y fraseos contemporáneos. Refleja “nuestros viajes por el mundo e interacción con músicos de diversos países en festivales en Brasil, Colombia, Chile, Argentina, México”, y Australia y Nueva Zelanda. “Aprovechamos las giras para grabar durante interminables jammins”, añade Morales.
La vida del disco está vinculada al intercambio del conjunto con figuras como Eka Muñoz, cantante de Sidestepper, combo de electrocumbia en Colombia, y sus paisanos de la Orquesta 33, agrupación de salsa dura que se liaba con los peruanos en apasionantes descargas. Precisamente fue en el estudio de estos que la voz de Eka se registró para la placa. La reunión mezcló amistad, pasión por la música, bohemia y, claro, bocetos musicales impresionantes que ni en los sueños futuristas de don Porfirio. Aquel set está representado en cinco de los temas de “Planetario”.
“Cada canción empieza diferente tras la experimentación en el estudio. El corazón de Novalima es la combinación del ritmo con el groove de guitarra y teclados”, añade Morales. Los loops de fragmentos de cajoneo de ‘Mangüé’ fueron el germen del mencionado “Como yo”. En “Hoy día” se siente con firmeza el abordaje de lo jazz en manos del tecladista británico Mark de Clive Lowe, quien en pocas horas entregó una línea de piano de altísimo nivel.
‘Cotito’ Medrano llevó a los músicos de Novalima a una reunión en la casa de la cantante Patricia Saravia, a la que asistieron varios colegas. Estaban Félix Casaverde, Carlos Hayre, quienes hoy ya no nos acompañan. En un momento de la noche llega a la casa de Chorrillos Rosita Guzmán, imponente cantante que con su voz transporta hacia la desesperación y la melancolía poética de las cantinas. Ella empezó a cantar “Quebranto”, un vals compuesto por su papá y dedicado a su madre con el fin de que le perdone a este una huida de juerga y placer. “Escuché esa voz como salida de un vinilo de los años 40 que acompañaba Carlos Hayre. Indescriptible”, cuenta Morales. “Lo primero que hice fue grabarlo todo con mi celular”. Esa pista es la que utilizan en la mezcla del tema que lleva el nombre de aquel vals en el disco. También se utilizan sesiones de Félix Casaverde, quien estaba acompañado por Hayre, ‘Mangüé’ y la cantante Sara Van durante el rodaje de “Sigo siendo” de Javier Corcuera. Con el permiso correspondiente, esos loops fueron insumo importante para la materialización de “Memekume”. Añade Morales que por ahí estaba, cerca del estudio la vocalista Pamela Rodríguez, quien se animó a incorporar su voz para que el efecto sea doble. Como habíamos mencionado, cierran la lista de invitados los vientos de La-33, Eka Muñoz (Sidestepper), Humberto Pernett (cultor de la gaita colombiana) y los músicos de la poderosa orquesta Mamba Negra. La última mezcla estuvo supervisada por el experimentado productor Toni Economides.
EN FAMILIA
Los ocho miembros de Novalima tienen distintos gustos y escuelas musicales. Constantino Álvarez toca timbales en Sabor & Control, además de tener una banda punk, al igual que Ramón. Rafael y Grimaldo se conocieron tocando metal en Curriculum Mortis, luego progresivo en El Avispón Verde. Alfonso Montesinos, el bajista, había tocado con Ultramotor y Pipe Villarán. “‘Cotito’, Marcos, Milagros gustan de la música criolla, lo afro y la salsa”, cuenta Morales, bisnieto de doña Rosa Mercedes Ayarza, investigadora, cultora y difusora de la música popular peruana. De ella destacan sus recopilaciones de “Zamba landó”, “Toro mata”, “El alcatraz”, “Guaranguito” y sus composiciones de pregones y marineras.
De Metallica a Willie Colón, el set list representa la diversidad de la banda más no fragmentación. “Somos músicos de trayectoria y aprendemos entre nosotros, cada quien tiene algo que enseñar”. Esa entereza, versatilidad y talento es lo que ha permitido a Novalima colocarse a la vanguardia de la música contemporánea, ya que su proceso implica la total conciencia de esa diversidad, saberes musicales tradicionales y actuales, con el añadido de la electrónica a través de insumos como los samples (por ejemplo, el sampleo de vientos y de la voz de Nicomedes Santa Cruz son representativos), los loops, los beats y los elementos house.
El trabajo meticuloso en la posproducción del disco ha dejado la reflexión y el discernimiento para ‘mutear’ y quitar formas y fragmentos que si bien son musicalmente apreciables, juntos quitarían solidez a las piezas por exceso de sobrecarga. La filosofía sonora en ese sentido proviene del dub: “Dejar que la música respire”. Intenso y cautivante.