Ángel Navarro Quevedo

Pocos artistas despiertan en el público una emoción tan intensa como , quien, junto a Ringo Starr, es uno de los últimos integrantes de una banda que marcó a generaciones de oyentes en todo el mundo. Antes de cada gira, McCartney envía a su equipo para verificar los detalles del concierto, preparando el camino para su llegada. Así, el ícono arribó a Lima el jueves por la noche, alrededor de las 7:30 p.m.

Incluso antes de salir del aeropuerto, McCartney ya escuchaba el eco de su propio nombre. Algunos fans, siempre dispuestos a recibirlo con arengas y canciones de The Beatles, le dieron la bienvenida una vez más a la ciudad. En esta ocasión, la expectativa es distinta: a sus 82 años, las probabilidades de presenciar otro concierto suyo en Perú son pocas.

Paul McCartney sigue en el Belmont Miraflores Park Hotel, mientras sus seguidores esperan alguna noticia nueva del cantate.
Paul McCartney sigue en el Belmont Miraflores Park Hotel, mientras sus seguidores esperan alguna noticia nueva del cantate.
/ SYSTEM

Vestido con un traje azul oscuro y cómodas zapatillas, McCartney caminó junto a su esposa, Nancy Shevell, quien lo acompaña desde hace 17 años y en esta gira “Got Back”. Ambos se trasladaron del aeropuerto al hotel Belmond Miraflores Park en un auto blindado con lunas polarizadas, atrayendo la atención del público. En el trayecto, McCartney bajó la ventana para saludar a algunos seguidores que lo esperaban con guitarras, coreando “Hey Jude”; poco después, se sumó una escolta policial, siguiendo el protocolo para una figura de categoría diplomática.

Al llegar al hotel, aunque la multitud aguardaba su entrada por la puerta principal, McCartney optó por ingresar por una entrada secundaria para evitar la aglomeración de más de 150 fanáticos que ondeaban pancartas y movían figuras a tamaño real del cantante. A pesar de eludir a la multitud, muchos lograron saludarlo desde la entrada trasera, y él, en respuesta, levantó ambas manos y posó con los pulgares arriba en agradecimiento.

Los fans de Paul McCartney se reúnen en las inmediaciones del hotel en Miraflores para poder ver al artista.
Los fans de Paul McCartney se reúnen en las inmediaciones del hotel en Miraflores para poder ver al artista.
/ SYSTEM

Paseos en Lima

El legendario músico visitó Perú por primera vez en 2011, donde ofreció un inolvidable show de tres horas frente a 45 mil personas en el Estadio Monumental. Durante aquella visita, sorprendió a todos paseando en solitario por el malecón de Miraflores, vestido con shorts, camiseta oscura y montado en una bicicleta. Fue un momento inesperado para quienes tuvieron la fortuna de cruzarse con él, incluso para los miraflorinos que vieron la noticia esa noche en televisión.

En 2014, McCartney regresó para presentarse en el Estadio Nacional y promocionar New, su disco más reciente en ese entonces. Con un repertorio que abarcaba sus tres etapas —The Beatles, Wings y su carrera solista—, llegó acompañado de un equipo de trescientas personas y cien toneladas de tecnología, complicando aún más la posibilidad de verlo de cerca o pedirle un autógrafo.

Paul McCartney llegó tres días antes de su concierto el domingo, el jueves por la noche a la espera del gran show. (Foto: Difusión)
Paul McCartney llegó tres días antes de su concierto el domingo, el jueves por la noche a la espera del gran show. (Foto: Difusión)

En su actual gira sudamericana, que incluye a Perú este domingo 27, McCartney ha visitado una sinagoga en Chile, paseado en auto por Brasil y disfrutado de un show de tango en Argentina. Desde su llegada a Lima en la madrugada del sábado y hasta el cierre de esta edición, el artista ha emocionado a sus fans con solo asomarse en las ventanas de su habitación en el Belmond Miraflores Park Hotel, provocando euforia con su silueta al encender o apagar la luz.

La expectativa y el misterio de su visita inundan redes sociales y chats de fanáticos que esperan ansiosos alguna noticia de los movimientos de Sir Paul McCartney, quien se mantiene en su hotel, disfrutando de desayunos y almuerzos veganos, acorde a sus costumbres y con el respaldo de su equipo de trabajo. Y no es para menos, con un sold out a sus espaldas, McCartney avanza a su propio ritmo.