Soy Bruno Bellatin, el que tiene zapatillas rojas en la foto. Nicolás Saba es el único que no usa lentes de sol. Estudié producción musical y administración, Nico estudió cine en Los Ángeles. Estoy casado y tengo una hija. Fundamos Kanaku y el Tigre en el 2010 y ya tenemos dos discos: “Caracoles” y “Quema, quema, quema”.
–Nota del autor: Recomiendo la siguiente canción para enriquecer la lectura de esta entrevista–
Una computadora, un micrófono, una interfaz y una vieja radio que hacía las veces de parlante fueron suficientes para que Kanaku y El Tigre grabaran “Caracoles”, su primer disco. Han pasado seis años. Los más de 45 mil seguidores en Facebook, las giras por Latinoamérica y Europa, además de un tercer disco en camino, reflejan el éxito que tuvieron. Bruno Bellatin [Kanaku] y Nico Saba [El Tigre] nos hablan a nombre del grupo.
—¿En qué circunstancias empezó el grupo?
Nico: Bruno y yo éramos vecinos y aunque no nos conocíamos él tocaba cosas supercomplejas en guitarra de jazz desde los 13 años. Lo sé porque tocaba tan fuerte que se escuchaba hasta el parque que estaba a la espalda. Yo, por otro lado, era bien vago y no sabía tocar nada, pero siempre fui medio melómano. Un día nos conocimos en el parque, parábamos juntos, reventábamos cohetes en basureros [risas]. Una vez, en su casa, sacó una canción llamada “Cocobongo”, la había empezado con otro amigo pero la terminamos juntos. Luego comenzamos a hacer canciones burlándonos de la gente que no nos caía bien [risas]. Con el tiempo empezamos a escribir canciones más personales, encontramos un medio creativo que nos podía salir chévere. Yo no sabía tocar ni cantar, nada, pero como escribía las letras terminé cantando por ‘default’.
Bruno: En un momento ambos tuvimos que viajar para estudiar y nos distanciamos unos años.
—¿Cuándo se reencontraron entonces?
N: Yo viví una época en Los Ángeles, Canadá y Londres. En ese período estuve viajando y haciendo canciones con otros amigos, era una recopilación de músicos callejeros que llamé El Tigre. Cuando volví a Lima busqué a Bruno y en dos semanas hicimos tres canciones de un tirón. Viajé a Canadá por un año más y cuando volví, le dije que no deberíamos dejarlo en unas cuantas canciones sino hacer más.
B: Pero no se iba a llamar El Tigre, pues lo habíamos hecho juntos [risas]. Yo justo estaba armando mi estudio y le puse Kanaku Estudio, así que juntamos los nombres.
Fotos de Kanaku y el Tigre en el 2010, su primer año como grupo. (Archivo El Comercio / Luna Sibadon)
—¿Por qué esos nombres?
B: Para mí, ‘kanaku’ [‘fuego’ en quechua] es una búsqueda hacia el interior. A veces la realidad puede ser difícil y la única manera de cambiarla es haciendo las cosas nosotros mismos.
N: Yo estaba en Buenos Aires y fui a la ciudad de Tigre con unos amigos. Fue uno de esos días que te da pena que acaben. Además, me gustaba jugar con la idea de que represente un lugar y un animal al mismo tiempo.
— “Bicicleta” fue la canción que los hizo famosos. ¿Hay alguna historia detrás?
B: No sé cuán famosos seamos en verdad. Es una canción ligera, tiene piezas claves como las melodías andinas que hicimos en el piano con José Luis Madueño. Nico te podría decir más sobre qué trata la canción.
N: Es un poco desagradable [risas]. Es que involucra a otras personas y preferiría no mencionarlas. Mejor te cuento la historia detrás de “Si te mueres mañana”, que sí es interesante. En pleno debate por la unión civil nos llamaron unos chicos para tomarnos una foto apoyando la causa y colgarla en nuestras redes. La reacción me sorprendió mucho. Nos comenzaron a criticar. Así que pensé cómo hacer entender una situación a alguien que no quiere entenderla. De ahí salió la inspiración para decir que si te mueres mañana no te quedas con ganas de nada. Quisimos que fuera relacionable a cualquier situación y cualquier persona.
B: Cada cierto tiempo tenemos una canción con la que decimos: “Este es el siguiente paso”. Así avanzamos.
Fotos de Kanaku y el Tigre en el 2010, su primer año como grupo. (Archivo El Comercio / Luna Sibadon)
—¿Cómo definirían la música que hacen?
B: Es folk alternativo latinoamericano. Folk porque tomamos las raíces del folclor de muchas vertientes. Alternativo porque no es ‘mainstream’. Y latinoamericano por nuestra raíz.
—Hay una tendencia regional por revalorar las tradiciones de cada país...
B: Hay que ser auténticos, no puedes hacer música auténtica si no retratas lo que vives. Acá en el Perú escuchamos chicha en la combi o salsa mientras comes. Kanaku y el Tigre no es salsa, no es chicha pero tiene esos elementos, hablamos de la calle, retratamos un punto de vista de Lima. Sobre lo que dices de la visión interna latina, es verdad; hay una escena latina independiente que está creciendo, buscando alianzas, viniendo al Perú, saliendo del Perú. Es lindo. Los artistas de fuera que hemos conocido son buenísima onda, te tratan como si fueras familia.
—¿A cuántos han conocido?
B: Hemos comido pimientos con Jorge Drexler en Madrid, tomamos unas chelas viendo un partido de Argentina con Kevin Johansen, nos tomamos unos vinos con Julieta Venegas y nos hemos cruzado varias veces con Natalia Lafourcade.
—¿Tienen alguna anécdota sobre los escenarios?
N: Claro, un montón. Una vez me olvidé mi armónica y estábamos a la mitad de “Bicicleta”. Paré la canción y le dije al público que me la había olvidado, y si alguien me podía prestar una en la mayor. Fue una petición bastante particular. Pero una chica tenía una armónica en la mayor en su cartera [risas].
B: Yo en el escenario me de-saparezco, estoy tocando y la mitad del tiempo no estoy en ningún lado. La música pasa a través tuyo y en el escenario es lo mismo. Nunca está todo planeado al 100% cuando subimos, siempre estamos jugando. En el momento se nos puede antojar tocar una canción más lenta o la variamos y hay canciones que no tienen una forma exacta de tocarse, solo van fluyendo.
—¿Qué novedades traen para este 2017?
B: Seguiremos trabajando en el tercer disco. Tenemos planes de salir, se pinta como un año de bastantes viajes, que es lo que queremos. La meta es conquistar otros mercados latinoamericanos. La ambición de Kanaku y el Tigre no es ser una banda gigantesca, sino ser sostenible –algo que me parece alcanzable–, así que hay que seguir tocando, componiendo y transmitiendo. Avanzar con lo que nos gusta.
N: Quizá el disco no salga este año, pero sí vamos a componer nuevas canciones y sacar algunos singles. Posiblemente estemos en México, Colombia, Ecuador y Europa. Además, queremos tocar en provincias.