Se califica como una mujer atrevida y los hechos demuestran que la audacia la acompaña desde niña. A los 8 años fue tanta su insistencia que terminó por convencer a su abuela de llevarla a la radio. Allí empezó su carrera artística interpretando pequeños papeles en radionovelas. A los 11, con el desenfado propio de su edad, se ofreció como reemplazo de su hermana Marianela en la obra “Vitrina navideña”. Por entonces, cuenta Regina Alcóver, estaba en la edad del patito feo. “Yo era más gordita. Ella flaquita y dos años menor. Siempre la elegían”, recuerda. Por eso no desperdició la oportunidad que se le presentaba. Y lo hizo tan bien que fue contratada de inmediato.
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Sesenta años después de aquella anécdota –cumple 72 este 29 de setiembre–, la vida de la actriz y cantante ha experimentado sorpresivos cambios. Dos de ellos tienen como punto de partida el 2007, cuando tras siete años de vivir en Buenos Aires decide regresar al Perú. Desde entonces, cargada de una fe renovada gracias a las prácticas budistas y unas ganas inmensas de renacer, Regina se embarcó en una aventura radial que solo le ha dado alegrías. El último miércoles, sin embargo, fue un día difícil: un dolor fuertísimo se instaló en la baja espalda de la intérprete. Pero como la función debe continuar y la determinación de esta mujer es tan grande “Regina y tú” salió puntualmente al aire a través de la señal de radio Felicidad. Ese mismo día conversamos con ella.
¿Qué fue lo que sucedió?
Un problema con el nervio ciático, en la parte lumbar. Se dice que todas las personas desde los 40 años empezamos a envejecer, tal vez un poco antes. Yo soy un rayo láser, muy activa, quiero las cosas para ayer. Siempre digo que a mí, por favor, no me entierren porque voy a hacer un escándalo en el cementerio (risas). Soy muy inquieta y seguro le diría a todo el mundo “¡qué hacen ahí acostados, hagamos una fiesta, hagamos algo!” Sinceramente, creo que no debemos parar hasta que el cuerpo te diga basta, y el cuerpo ahora me está diciendo, al menos, cuídate.
¿Desde cuándo empezaron estas molestias?
Hace un año tuve un episodio. Me lo calmaron, pero luego vuelve por diferentes emociones. Soy una mujer que vive consigo misma en medio de una pandemia y tiene un trabajo que ama, pero que tenía toda la ilusión de estar en el primer parto de su única hija. Sé que las cosas cambian y hay que acomodarse a ello, pero dentro mío se frustró algo. Y parece que no trabajé muy bien eso que sentí. Las emociones detonan siempre en algún lugar del cuerpo y ahora me tocó en la parte lumbar. Siempre juego con que tengo 30, que me quedé en la mitad de mi vida, pero bueno el cuerpo me recuerda que no es así.
Y a pesar de todo se conectó con sus oyentes desde casa. Tuvo que aprender algunos programas…
Ya los sabía hace tiempo. Porque estar en la radio y trabajar con gente joven es extraordinario. Junto a ellos aprendo muchas cosas. Ahora, por ejemplo, estoy preparando unos podcasts. Acabo de cumplir en la radio 12 años. Empecé las conversaciones con radio Felicidad a fines del 2007 y empecé a inicios del 2008. He descubierto que todos tenemos el mismo potencial. Hace años nadie me hubiera dicho que a mi edad iba a hacer radio o que iba a enseñar teatro en un taller. Cada vez que aprendo algo nuevo me siento útil y feliz.
¿Qué tan complicado le resultó conducir un programa radial?
Ha sido uno de los papeles más difíciles de mi vida porque en el teatro o en la televisión tú te aprendes un personaje y lo fabricas, pero aquí ¿cómo lo haces?
Hay que ser uno mismo.
Exacto. Me acuerdo mucho de que Kiko Ledgard me decía “Regina, sé tú misma”. Es lo que hago en la radio. Creo que llego más a la gente porque no interpreto a nadie, porque todo es verdad. Hoy, por ejemplo, en la mañana les conté a mis oyentes que me sentía algo mal. Empecé sin voz, pero eran tan amorosos sus mensajes que de pronto pude hablar mejor. Es que estaba con la gente que me quiere y que yo adoro.
¿Cree que es esa sinceridad la que ha logrado crear un lazo fuerte con sus oyentes?
Siempre escuché que un líder de opinión, si es líder de verdad, tiene que ser real. Por ejemplo, yo no hago comerciales de cerveza porque no la tomo. Paga muy bien, pero en mi programa no los paso. Siempre dije que no.
¿Qué la impulsó a aceptar este reto?
Ah, porque yo soy atrevidísima. Me gusta todo lo que no he hecho. Convengamos en que no era la primera vez que estaba frente a un micrófono y que no le tengo miedo, pero conducir es diferente. Tienes que resumir en un minuto una idea porque lo que quiere la gente es música.
¿Cuáles son las canciones que más le piden en su programa?
Los cantantes más power, como nosotros los llamamos, son Camilo Sesto, José José, Ricardo Montaner, Juan Gabriel, Django. La gente los ama. También a cantantes femeninas como Rocío Dúrcal, Isabel Pantoja, Ángela Carrasco y Miriam Hernández. Pimpinela es otro pedido. Las canciones siempre están acompañándonos, imagínate yo por tantos años en la radio amo todas las canciones y las canto.
¿Y quién es su cantante favorito?
Ah, Roberto Carlos, junto a Ricardo Montaner a quien quiero mucho y tengo una historia muy graciosa. Cuando yo hacía novelas en Venezuela y escuchaba su voz en el estudio yo pasaba y lo miraba un ratito. En ese entonces él usaba bigote. Pasan los años y durante una entrevista que le hacen escucho que él dice “amo mucho el recuerdo de Regina Alcóver. Yo veía sus novelas”. Casi salto de la emoción. Gianmarco es amigo de él y mi nieta Nicole de Eva Luna, hija de Ricardo. Y a pesar de eso y de que ha venido a Lima muchas veces no nos hemos podido conocer, pero sí hablamos por teléfono. Tenemos una historia por resolver. Pero si viene Roberto Carlos yo me desarmo. Mi padre, mi hijo y mis nietos son músicos. Tengo la música en las venas y además, sigo componiendo temas.
¿Cuál ha sido el último?
Hace poco compuse una canción con mis oyentes, cosa que no es tan fácil de hacer. Me metí en un lío. Les pedí que me envíen palabras para incluirlas como parte de la letra y con ellas armé el rompecabezas. Le puse música y les regalé la canción. Me mandaron como 100 palabras y en la noche hice todo. Al día siguiente les canté un pedacito, al final dice “felicidad, felicidad son los amigos de verdad”. La amaron. Sueño con grabarla y que mis oyentes la tengan.
Cuestión de fe
¿Desde cuándo practica el budismo?
Desde el 2007, pero respeto todas las religiones, siempre digo que ayudamos a que dios tenga menos trabajo. Gracias a mi fe puedo decir que soy una persona feliz y agradecida porque trabajo conmigo misma. Tengo un mantra que repito mañana y tarde. Cuanto más oras, más cosas se van solucionando en tu vida. El mío es nam myó horengue kió, que significa en japonés antiguo “me dedico con devoción a la ley de causa y efecto por medio de la voz”.
Y a ese mantra, ¿uno lo elige o es él quien te elige?
Yo creo que lo segundo. Fue así. Estaba en Argentina, en mi cocina, cuando una amiga que ya tenía 23 años de budista me dijo, “¿tú no eres feliz, no?”. “No”, le respondí. “Te voy a dar un mantra para que lo repitas”. “¿Qué es eso?”, pregunté. “Tú solo repítelo”, contestó. Me lo escribió en una servilleta. Era difícil de pronunciar. “Pero ¿Qué dice?”, insistía yo. “No importa, tú repítelo”. No entendía nada. Solo me dijo, “si notas algún cambio en tu vida, me llamas”. Mira tú la forma en que me pasé al budismo. Realmente, yo no lo estaba pasando bien y tenía que decidir si quedarme allá o regresar a Perú. Esperé a que mi esposo se fuera y que mi hija salga para la universidad y empecé a repetir el mantra. Pero tenía que cantarlo. Y así, en medio del caos que estaba viviendo, me sentí feliz. A los tres días llamé a mi amiga y le dije “no sé qué significa esto, pero me siento bien”. Luego me explicó un poco más sobre esto.
Entonces, todo llegó en el momento preciso.
Mi vida cambió absolutamente desde ese momento porque se supone que el budista nunca debe ser infeliz por más que pasen cosas difíciles. Por eso es que no me rindo. Soy una luchadora nata.
La música, la mejor cura
¿Es cierto que de pequeña quiso estudiar medicina?
Por vocación de servicio total. Siempre me ha gustado curar a los demás, no me gusta ver a la gente triste ni verla perder el tiempo cuando podrían aprovechar la vida. Mira, yo no me eduqué en un colegio, pero fui muy feliz. A mi profesora que iba siempre a casa le pedía libros de psicología. Siempre me gustó estudiar la mente de las personas. Pienso que hubiera sido buena psicóloga.
Que es un poco lo que hace en la radio. ¿Usted es de las personas que creen que la música cura?
Absolutamente. Creo que en la radio hemos ayudado a mucha gente por los temas que tocamos. Por eso estoy siempre en contacto con ellos por WhatsApp. Porque hacer un programa transmitido por radio sin poder comunicarme con la gente no me sirve. Lo que yo quiero es saber qué pasó con ellos, con sus padres o hermanos que estaban con Covid o tenían algún problema. Nosotros vivimos junto a ellos el día a día y los acompañamos en su dolor y alegrías, en sus penas, en su trabajo. Me he comprometido con ellos de esta manera y es lo que hago. Si sirve, comunica y vale, enhorabuena.
No es casualidad que miles la sigan por radio y redes.
Nuestra sintonía ha aumentado en las últimas semanas de 120 a 150 mil personas diarias. Siento que ven en mí a la amiga, a la mamá, a la hermana, a la abuela. O sea soy como un compendio de muchas mujeres dentro de una sola. Y me siento capaz de ser como un pulpito. A mí no me heredaron dinero, me dejaron amor. Y eso no se acaba. Curé desde el escenario a mucha gente con risas, con historias que conmovían y ahora me toca hacerlo a través de la radio como yo misma. La vida me ha regalado esta oportunidad y la estoy aprovechando al máximo, lo haré hasta el último día de mi vida.
¿En las actuales circunstancias qué significa la música para las personas?
Es un bálsamo necesario. La música tiene el poder de evocar personas y momentos. La gente ama la música de los sesenta, setenta y ochenta, que es básicamente nuestra programación. Lo grandioso que nos ha pasado en la radio y es algo que no imaginamos, es que nuestro público cambió. Normalmente era de 50 años para arriba, pero ahora empieza desde los 30. Si te pones a pensar cuando haces tus cosas y escuchas radio te sientes acompañado, te ríes y la pasas bien. Por eso es que este medio no va a morir nunca, menos ahora con la tecnología.
Seis décadas de talento
Usted empieza su carrera precisamente en la radio, a los ocho años…
En Radio Nacional y Central con Manuel Delgado Brandt. De ahí me paso a Radioprogramas a hacer radionovelas como “La caldera del diablo”, imagínate, por entonces yo era una mocosa, tenía 14 años.
En la televisión una novela emblemática de su carrera es “El adorable profesor Aldao”, que el próximo año cumple 50 años.
Ay, Julio Alemán era un señor. Yo tenía 21 años y acababa de tener a Gianmarco, que tenía 6 meses. Pero antes había hecho “Vengo a vivir contigo”, “Muñeca negra”, donde hacía de mala. Luego ya vino esta historia preciosa donde trabajaba con toda mi familia “Más mujercitas”, fue una serie que salía en vivo y nos íbamos ya vestidas cuando apareció la televisión. Y como lo pasaban a las 7 de la noche todos queríamos vernos. Después de “El adorable profesor Aldao” hubo una segunda parte “La inconquistable Viviana Hortiguera”. Y claro, no me puedo olvidar de las novelas que hice con Pepe Vilar.
Es cierto que su primera incursión en la televisión fue para reemplazar a su hermana?
Sí, yo siempre he sido atrevida. Pasa que a ella siempre la elegían porque era muy bonita con sus trencitas y yo no era tan simpática. Mi hermana se aprendió toda la letra del musical, pero a la hora de la hora no lo pudo hacer. Así que le dije al director Rafael Quiroga, “yo lo hago” y bueno medio a regañadientes aceptó. Resulta que lo hice muy bien. Recuerdo que en una escena de “Vitrina de Navidad” yo decía “Jesús, ayúdame. Mi madre se está muriendo”, pero el actor no me escuchaba y estábamos en vivo. Así que le jalé la túnica para que me hiciera caso. Eso le hizo mucha gracia al director y me felicitó por la improvisación. Después de eso me contrataron.
Luego llegaron las obras con su amigo Osvaldo Cattone, muchas de las cuales se hicieron en el Marsano…
En realidad, no son tantas como el tiempo que estuvieron en cartelera. Con “La novicia rebelde” y “Mi muñeca favorita” estuvimos un año. Lo que hizo Osvaldo aquí en el teatro peruano fue toda una innovación. Fue una época muy bonita que nunca podré olvidar. Cuando terminamos “Mi muñeca favorita”, justo pasaba un momento muy duro por mi divorcio con Joe, rompieron las puertas del teatro Mariátegui, para aunque sea entrar gratis. Los actores teníamos que entrar por la zona de platea y había tanta gente que no nos dejaban pasar. Muchos estaban sentados en el piso.
A propósito de su amor por la música, ¿cómo empezó su aventura como cantante?
Haciendo comedias musicales. Yo le escribía canciones a Joe y él en agradecimiento me hacía otra. Me casé muy chiquita, a los 18. También les he escrito canciones a mis hijos. Mi hija Mía siempre me dice que le envíe las canciones que le cantaba para que ella se las cante ahora a Uma, mi nieta. Había una que le cantaba a Gianmarco cuando le cambiaba los pañales.
¿Cómo evaluaría su carrera en estos más de 60 años?
Como un gran aprendizaje que ha dejado huella en muchos. A mi última obra, “Reina por un día”, la gente la quiso mucho. Así como “Brujas” o mi “Mi querido mentiroso”. Ha sido eso, un aprendizaje de vida. Siento que cada día me reinvento. La gento me lo decía al salir del teatro. Ahora me lo siguen diciendo mis oyentes.
Y de todos los aprendizajes que la vida le ha dado, ¿cuál ha sido el mejor?
Todos y cada uno. Pero, básicamente, aprender a no juzgar, a ponerse en la piel del otro. La vida te pone en situaciones difíciles de superar, pero cuando tienes un buen humor y optimismo todo va mucho mejor. Soy muy libre y quiero la libertad para los que amo, por eso los dejo libres. Dentro de la lista de cosas que aprendí también está el desapego. Es muy importante para vivir feliz. ¿Sabes por qué? Porque no esperas nada y entiendes que todo lo que llega es un regalo.
¿Algún libro que la haya marcado?
“Mujeres que corren con los lobos”, de la doctora Pinkola Estés. Es un libro que uno tiene que leer y tenerlo como una biblia. Dice que la mujer tiene que volver a su esencia, por este libro yo volví al Perú. Te cuento un pedacito. Una vez una viejita sabia juntó los huesos de los lobos y los puso en la tierra para ir reconstruyéndolos. Luego tomó su guitarra y entonó una canción. De esa manera los lobos cobraban vida y se llenaban de músculos, de piel, de pelos. Entonces, eso es lo que aprendí, a renacer. Esas palabras se quedaron grabadas en mi corazón y me dije, vuelvo a mi tierra. Que digan lo que digan. ¿Y qué iban a decir? Otra vez se equivocó esta (risas).
¿Volvería a tener pareja?
No, definitivamente. Porque no tendría tiempo para ella. Toda mi vida he estado correteando entre el teatro, la televisión y la radio, comprendo perfectamente a mis exmaridos. Nunca han podido tener a su mujer como han querido. Y como soy consciente de eso no puedo llevar a la esclavitud a una persona. Aunque creo que para el amor no hay edad, no volvería a convivir.
S¿Usted cree en los hubiera? Quiero decir, ¿se arrepiente de algo que hizo o quizás dejo de hacer?
Todo lo que hice estuvo bien. Gracias a dos de mis cuatro matrimonios tuve a mis dos hijos maravillosos. No me arrepiento de nada. Y si volviera a vivir no sé ni cómo ni quién sería. Soy la que soy ahora porque soy el resultado de todo lo que he hecho. La causa y el efecto.
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