Renata Flores prepara los últimos detalles de su álbum "Isqun" para lanzarlo este año.
Renata Flores prepara los últimos detalles de su álbum "Isqun" para lanzarlo este año.
Rodrigo Moreno Herrera

Su nombre causó revuelo hace unos días por un artículo publicado en el New York Times en el que se le denomina ‘La reina del rap en quechua’. Más allá de lo ostentoso que pueda sonar el título, lo cierto es que detrás de la propuesta musical de hay fuertes convicciones en torno a la revaloración de la cultura andina. A sus 19 años tiene muy clara la responsabilidad que carga.

La actual crisis del COVID-19 ha significado un grave revés en su agenda pero no en su música. Pese a las circunstancias, trata de mantener el ánimo y de seguir trabajando con la misma constancia que le ha llevado hasta donde está. Tenía previsto lanzar su próximo álbum, “Isqun” –‘nueve’ en quechua- a fines de abril, pero la pandemia impidió que termine de grabar los videoclips restantes del disco. Desde Huamanga, Ayacucho, la cantante conversó con El Comercio.

¿De qué manera ha afectado a tus planes esta crisis?

Cambiaron muchas cosas importantes. Íbamos a grabar unos videoclips para el álbum. También había presentaciones ya acordadas. Fue duro dejar todo. Hay muchos artistas realmente afectados por esta situación. Esto nos obliga a adaptarnos a la cuarentena para seguir produciendo desde casa. Nadie pensó lo que iba a pasar, que el problema iba a ser de esta magnitud. Esperemos que pronto haya movimiento poco a poco. Por la pandemia he tenido que detener todo. Iba a viajar a Chile, a Nueva York, pero se ha cancelado. Las cosas pasan por algo, así que hay que aprovechar y avanzar con lo que se pueda.

¿Cómo trabajas desde casa?

Hemos armado un pequeño estudio donde aprovecho para seguir grabando algunas letras. Queríamos completar el álbum con los videos pero igual vamos a tratar de que salga este año. No muchos tenemos un estudio al alcance. Los que somos independientes podemos grabar en casa. Pero a todos por igual nos afecta el hecho de no tener presentaciones. Por otra parte, este último año he aprendido más sobre producción musical con programas virtuales. Es muy necesario. Ahora vemos plataformas digitales como Spotify y iTunes como alternativas.

Pero no todo es malo. Recientemente elogiaron tu trabajo en el New York Times.

Estoy contenta por eso, creo que significa que vamos por buen camino.

El texto cuenta que en “Somos fusión” le cantas a Rosalía, un tema inédito aún.

Lo que pasó fue que le cantamos el tema a la periodista del Times, pero no lo hemos lanzado. La letra habla sobre el mestizaje. Se iba a llamar “Somos fusión”, pero nos inclinamos más por “Francisca Pizarro”, que fue una de las primeras mestizas del Perú. De eso va a tratar la canción. Por eso está dirigida a Rosalía, que es una de las artistas españolas más reconocidas. Ella rescata su cultura y la lleva en alto por todos lados.

Eso hace suponer que la tomas como referente.

La verdad es que sí, me gustaría mucho que nuestra cultura sea reconocida y que nos sintamos orgullosos de ella. Me gusta mucho su música. La empecé a escuchar hace un año. Fue durante una premiación donde cantó “Malamente”. Quedé impactada con la fusión que hace, ya que está muy presente su cultura. Eso me inspiró bastante.

En el artículo también se hace hincapié en que desde pequeña estuviste rodeada de música. ¿A qué edad tomaste la decisión de dedicarte por completo a ella?

Fue a los 13 años. Ya estaba muy involucrada en la música e incluso pensaba en mi propuesta, en utilizar el quechua y fusionarlo con lo que me gustaba, que en ese momento era el pop. Hice unos covers que tuvieron una buena acogida y desde ahí sentí que debía quedarme en la música. Quería representar a los quechuahablantes, a la mujer andina. Tengo una responsabilidad y me gusta lo que hago.

Tus padres siempre hablaron quechua pero recién aprendiste de adolescente, ¿qué ocurrió?

A los 12 años les dije que me tenían que enseñar. Cuando querían que no me entere de algo, ellos hablaban en quechua con mis abuelos. Yo sabía algunas palabras sueltas pero no era fluido.

Y finalmente eso se ha convertido en el elemento principal de tu propuesta. ¿Cómo tomó forma?

Ha sido muy arriesgado hacer trap en quechua. Antes cantaba baladas o pop, pero quería lanzarme a un género nuevo. Tampoco era cantar por cantar, debía tener esa esencia de lo nuestro. Primero probé con electro pero no me sentía cómoda. Más adelante escuché trap y con eso sí conecté mejor. Es un género fuerte, agresivo, de letras potentes. Uno con el que puedo enseñar y protestar.

A sus 19 años, la cantante tiene muy claro que su misión es reivindicar el uso del quechua.
A sus 19 años, la cantante tiene muy claro que su misión es reivindicar el uso del quechua.

La mayoría de personas asocian el trap con el uso excesivo de sintetizadores, el Auto-Tune y las letras demasiado explícitas. ¿Por qué elegir este género para reivindicar el quechua?

Muchas personas piensan que en el trap o el rap solo hay composiciones agresivas. En realidad sí ocurre, hay letras que denigran a la mujer, pero no tiene que ver con el género, sino con el artista. Depende de lo que desee transmitir cada uno, de lo que quiera crear. Ese también es un reto porque muchos ya están acostumbrados a que el trap sea de un modo, y si yo demuestro que puede ser de otra forma tal vez no lo acepten.

Eso se puede apreciar en tu canción “Qam hina”. Utilizas una base de trap pero el resultado no tiene las características que suele tener este género en Centroamérica, por ejemplo.

Por supuesto, “Qam hina” debía tener un tono más suave, donde hubiese armonía entre los acordes y lo que se quiere contar. El trap es un género que se adapta a lo que queremos. Es muy versátil. Muchos raperos utilizan la instrumental de trap. También se usa para el freestyle. A mí me gusta y siento que a muchos jóvenes los puede enganchar para aprender quechua y conocer más acerca de nuestra cultura. Es importante que vean que el quechua se puede adaptar.

Pero no eres la única que apuesta por la fusión del quechua.

Claro que no. Un tiempo atrás he trabajado con Liberato Kani. Nos mantenemos comunicados pero no hemos lanzado nada juntos recientemente. Él sí hace rap en quechua. Kayfex es otro artista, él se especializa en la creación de beats. Con él también he trabajado. Aunque tampoco son los únicos, cada vez hay más talentos que se suman.

Antes de tu generación, ha habido otros artistas como Damaris o Uchpa que también han hecho fusión con buenos resultados. ¿Por qué crees que no han tenido una mayor repercusión en el extranjero?

Poco a poco las nuevas generaciones utilizamos las redes sociales, la tecnología. Gracias a eso tenemos un alcance mayor. De hecho fue así como el Times se interesó por nuestro trabajo. Requiere de mucho esfuerzo a nivel de producción. Estos recursos están muy centralizados, pero en las regiones se puede encontrar bastante talento. Espero que cada vez más personas se atrevan a mostrar lo que pueden hacer y formen una industria que tenga en cuenta a la música y la cultura andina.

¿Dudaste antes de definir tu propuesta musical?

Me dio mucho miedo. Fue arriesgado al principio. Al final nos atrevimos todos. Ha sido difícil, no podemos gustarle a todo el mundo. Hay gente que critica. Nos dicen que el quechua solo es para la música tradicional, que no se deben tergiversar los sonidos. Con el tiempo la música evoluciona y va a seguir así. Eso no significa que se pierda lo tradicional. Está ahí con lo actual y es fundamental que no lo olvidemos. La música andina no es para un museo, hay que sacarlo de ahí y utilizarla de varias formas.

¿Dirías que la mayoría de críticas provino de los quechuahablantes?

Es complicado porque no solo está el quechua en Ayacucho. También hay en Cusco, Apurímac, Ancash, y cada región tiene diferencias fonéticas. Quienes hablan quechua de Cusco me acusan de no pronunciar bien, por ejemplo. También ocurre que lo que te acabo de comentar, que critican el hecho de oír el quechua en un género moderno. A muchas personas no les gusta el trap, pero yo me quedo con lo positivo.

Suele ocurrir que se asocia ciertos valores a un género en particular.

Eso es muy cierto y la verdad no es así. Por ejemplo, hay quienes asocian el rock con lo violento, pero no es así. Hay diferentes estilos. Siempre depende de lo que el artista desee resaltar.

Aun así, decidiste continuar.

Muchos creían que no iba a resultar, que la propuesta no sería buena. Pero había que hacer reflexionar a los demás y cambiar el chip. Seguimos, lo grabamos y lo lanzamos. Cuando tuve que decidir sobre usar o no el quechua tenía 14 años. Ya hacía covers en quechua, pero me entraron muchas dudas. A medida que pasaba el tiempo, reafirmé cuál era mi verdadera motivación. Tuve claro por qué quería cantar en el idioma de mis ancestros. Es bonito sentir este amor por el conocimiento que nuestros antepasados nos han dejado. Sentí que es una gran responsabilidad enseñar y contar este legado a través de la música. La siguiente encrucijada la tuve a los 16 años y fue sobre incursionar en el trap.

Del otro lado están quienes aprecian tu música. Te felicitan desde Bolivia, Colombia o México.

Sabemos que el quechua no solamente está en el Perú. Se habla a lo largo de Latinoamérica. Esperamos que con propuestas así se pueda rescatar y revalorar. Por eso hay que seguir cultivando esto mientras nos adaptamos a la modernidad.

¿Sientes que la escena musical peruana revalora las tradiciones culturales?

Es un esfuerzo en el que el Estado tiene un rol importante. Sé que ahora está concentrado en otras cosas por la pandemia pero es necesario preocuparse por la cultura. En la música falta más ayuda en general. Por otra parte, me gustan los artistas que aparecen. Hay una movida actual por parte de los jóvenes peruanos donde cada uno aporta desde un género distinto para recuperar antiguas costumbres.

Hace poco creaste una sección nueva en tu canal de YouTube donde enseñas quechua. ¿Es un proyecto a largo plazo?

Quiero que sí lo sea. Es una buena forma de enseñar quechua. Muchos me habían pedido que haga videos enseñando.

Si bien en los últimos años han surgido cada vez más iniciativas para promover el quechua, ¿qué más falta por hacer?

Sería bueno que en los colegios se enseñe el quechua, al menos lo básico. Muchos piensan que no es importante, que es un idioma que no nos va a ayudar. Pero no es así. Eso ha sido una constante. Por eso es necesario demostrar que nuestra lengua se puede situar en el presente. Hay que empezar por los niños y los jóvenes.

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