Nuevamente hay escenas juveniles y urbanas, también imágenes que parecen sacadas del cine de género que los apasiona, y una melancolía macerada por la edad. Son cosas que no han cambiado demasiado en , una de las bandas más queridas del rock argentino del siglo XXI. Y, sin embargo, su nuevo álbum, “Súper Terror”, sí contiene varios elementos que lo distancian de sus producciones anteriores.

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Sobre esa tensión entre transformaciones y continuidades, y sobre el concierto que ofrecerán en Lima el 13 de diciembre, como parte de la gira mundial que los tiene por estos días recorriendo el globo, conversamos con Santiago Barrionuevo, o Santiago Motorizado, su vocalista.

—¿Han vuelto a grabar este disco en Sonic Ranch de Texas? ¿Tiene que ver solo con la calidad de la producción? ¿O hay algo más?

Cuando fuimos a grabar “La Síntesis O’konor” (2017), el plan de Eduardo Bergallo, que fue el ingeniero de grabación en ese disco y también de este nuevo, era llegar a un lugar que esté alejado de todo. Eso era lo primero. Y había dos opciones: Sonic Ranch y un estudio en San Luis, acá en el interior de Argentina, casi llegando a Chile, que también está en medio de la nada. Lo que queríamos era buscar un lugar sin distracciones, y obviamente con todas las necesidades técnicas para grabar un disco. Pero el estudio Sonic Ranch, además de tener una gran tecnología, tiene un gran backline. Es impresionante. Y cuando lo conocimos, nos fascinó el lugar: una gran casona en medio del desierto, para poder estar allí 100% concentrados. Vivir allí, comer allí, tener el estudio disponible siempre. Es una situación espectacular. Muy cómodo y agradable. Porque también hemos grabado en estudios que están metidos en la ciudad, y pueden ser cómodos porque están cerca de donde vives; pero luego vuelves a tu casa, y estás como en otra sintonía.

—De las cosas que más me llaman la atención de “Súper Terror”, el nuevo disco, es que las letras parecen más trabajadas, hay más escritura. ¿Fue un cambio natural?

A ver, yo separaría las letras en diferentes etapas. En el primer disco estoy persiguiendo algo, estoy aprendiendo a escribir mis primeras letras, buscando una identidad. Hay patrones que después se repiten, claro: esta cosa de la letra breve me parece que es un recurso que está bueno. Y no es que ahora lo cambié porque siento que evolucioné; tampoco porque esto me parezca bien y lo otro me parezca mal. Para nada. Solo que la letra corta es un recurso que usé mucho y la idea también es cambiar, ir a explorar nuevos lugares. En aquel momento, letras como la de “Chica rutera”, que eran básicamente dos frases –”Espero que vuelvas/ Chica rutera”–, también tenían la repetición, y es una canción que va creciendo, por la forma como canto, que también va subiendo de tono hasta gritarlo. La canción explota. Allí hay algo que sucede, estético y conceptual, que tiene una lógica dentro de la canción. Y bueno, ya está hecho. A veces hay personas que nos piden volver a eso, o que volvamos a la guitarra, que seamos más guitarreros, nos dicen. Porque en el primer disco la guitarra está muy adelante, y me encanta que haya sido así. Pero ya está hecho también. Entonces se trata de ir a explorar nuevas formas, y ampliar un poco el universo conceptual de la banda.

—¿Y cómo sienten el paso del tiempo, las edades, los cambios? ¿Ya son padres, por ejemplo?

Dos de los chicos ya son padres, los guitarristas. Manuel de un nene casi adolescente, y Gustavo que es novato, hace pocos meses. Los demás no. Pero sí, el paso del tiempo repercute en la narrativa de la banda, por supuesto. Todo lo que nos sucede y nos interpela está reflejado en las letras. Incluso en algunas líneas muy literales…

—¿Pero dirías que es un ánimo más sosegado?

Yo creo que en algunas cosas uno está más relajado, obviamente. Pero en otras todavía tenemos el espíritu de adultos jóvenes, que es el espíritu de analizar el mundo, de soñar cambiarlo, aunque sea con un rincón muy pequeño del planeta, hasta que nos llegue la resignación absoluta. Hasta el momento, estamos allí. Y en eso uno siento que está menos calmado, lo cual es bueno en ese sentido, en el sentido más político. Es una mezcla de sensaciones. Yo creo que este disco, a diferencia de los anteriores, está atravesado por cierta melancolía, pero también de un sentimiento de bronca... O por lo menos cuando estaba escribiendo las canciones, sentía que estaba atravesado por esos sentimientos. Después, al momento de desarrollar el texto, las palabras comienzan a irse para cualquier lado. Ideas que van apareciendo en el momento. Pero como disparadores te diría que hay un poco de melancolía, un poco de bronca, y un poco de ese espíritu positivo que aparece cuando las cosas se terminan y comienzan unas nuevas.

—¿Esa bronca y esa melancolía tienen que ver con la banda? ¿Cómo dirías que se encuentran hoy después de tantos años juntos?

La melancolía atravesó toda nuestra discografía. Hay algo allí que canalizo cuando escribo. Cierta tristeza del día a día y del mundo en general. Pero después, en lo personal, no me autopercibo como una persona melancólica. A veces me han preguntado si sufro de depresión, lo cual me parece un gesto cariñoso, pero después me causa un poco de gracia. Porque no quiero llegar a ese punto con el mensaje. Lo que yo trato de hacer es que las canciones te sacudan. Eso es lo que me gusta cuando escucho una canción que me atraviesa fuertemente. Siento que el día a día nos lleva a generar una especie de coraza que nos separa de nuestros sentimientos, porque el mundo es muy hostil. Pero a mí me gustan las canciones que te vuelven a ese lugar. Entonces imito un poco esas canciones que me conmovieron siempre. Y de alguna forma también canalizo todos mis miedos, mis tristezas, mis anhelos.

—¿Cómo separas la música de la banda de la que haces como solista?

Bueno, hace muchos años que estoy haciendo este doble proyecto. En un principio, la banda era muy ruidosa, muy al palo. Y el proyecto solista era básicamente un proyecto tranquilo. Lo que pasa es que luego la banda fue llegando a ese lugar más tranquilo también. Lo que estuvo bueno hace poco es que , que representaba un desafío porque eran géneros totalmente diferentes a los que estaba acostumbrado. Y eso ayudó a separar más el concepto de los dos proyectos. Después hay puntos grises que están allí. Y en esos puntos grises trato de hablar de otras cosas. Cuando escribo para Él Mató trato de pensar en letras que nos representen a todos. Y cuando escribo las canciones en solitario, me voy más a un lugar más personal. Y no es que las letras de Él Mató no sean personales, pero allí trato de que sea personal para todos. Las de solista, en cambio, tienen un poco más de humor, un poco más de chiste propio, son más irónicas.

—Otro detalle es que la portada de “Súper Terror” es la primera en la que aparecen todos ustedes.

Sí. En la idea de cambiar, de sacudir un poco el repertorio, de ampliar el universo de la banda, también me pareció oportuno jugar con eso. Es algo inédito. Una imagen digitalmente generada de nuestras caras. No es una foto de nuestras caras, obviamente, pero somos nosotros. Me gustaba jugar con esto de la digitalización, pero con la estética de principios del siglo XXI. Una estética que apuntaba a ser realista, pero que todavía no llegaba a serlo; a diferencia de la actual, pues ahora no distinguimos qué fotos están generadas por inteligencia artificial y cuáles son reales. También quería jugar con una cosa del retrofuturismo, que ya está planteado en lo musical, en la idea de buscar un sonido nuevo, moderno, pero apoyado en elementos del pasado. Y aparte es un pequeño homenaje al “Electric Café” de Kraftwerk, pues en aquellos años 80 eso era el futuro, una digitalización más geométrica.

—¿El concierto de diciembre tendrá énfasis en el nuevo disco? ¿O en repasar 20 años de discografía?

Las dos cosas. El cumplir 20 años con la banda es un buen momento para recorrer toda la discografía. Pero me gusta cumplir 20 años con un disco nuevo. No me gusta esa cosa melancólica de hacer giras por los 20 o 25 años. No me interesa mucho. Estamos felices de tener canciones nuevas, así que el foco va a estar puesto allí, y en pasar una buena noche.

Sepa más…
De regreso a Lima

Él Mató a un Policía Motorizado se presentará el 13 de diciembre en Arena Bar (Catalino Miranda 154, Barranco). Entradas disponibles en Joinnus.com.

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