En su agenda estaba a punto de marcarse una visita a Lima este año, con su gira Música de Fondo, pero el coronavirus interrumpió las negociaciones. La crisis sanitaria los asaltó en plena grabación de su nuevo disco, “Sonidos de karmática resonancia”, y solo lograron grabar el 50% del mismo. “Nos ha tocado pasar por algo que a pocos les ha tocado vivir. Ni nuestros papás. Si bien es algo devastador, quiero creer que nos está enseñando cosas. Cuando Zoé vuelva a juntarse en el estudio, es posible que lleguemos como personas con distintas percepciones de lo que es el mundo”, cuenta Sergio Acosta, guitarrista de la banda mexicana.
Acosta habló en exclusiva con El Comercio desde su casa en Barcelona, uno de los lugares más afectados por el COVID-19. En medio de la crisis sanitaria, Zoé ha lanzado “SKR”, el primer corte de su nueva producción discográfica. Por tal motivo, conversamos con Acosta, uno de los miembros más importantes del conjunto.
—En su momento, sobre su disco anterior, “Aztlán”, dijiste que “era el mejor logrado de la banda”. ¿No es mucho peso para ustedes, digamos, con miras a esta siguiente producción?
No lo veo de esa manera. Cuando lo dije, pensaba en el proceso tan distinto que habíamos tenido: involucramos a otro productor y trabajamos de otra manera. No me preocupo por lo que viene, pero sí creo que “Aztlán” es parte del camino que nos ha llevado a hacer el disco que ahora estamos trabajando.
—Con más de 20 años tocando juntos, ¿se les hace difícil encontrar nuevos sonidos o descubrir nuevos paisajes?
No, fíjate que no. Nuestro proceso, al menos desde mi perspectiva, se ha vuelto más fácil. Tantos años de tocar en el estudio, de hacer música, de grabar y componer nos han dado un entrenamiento para que las cosas fluyan de una manera todavía más sencilla. Te puedo decir que todos llegamos con ideas, melodías, progresiones armónicas. El flujo creativo de la banda está muy activo y muy sano.
—¿Les genera temor repetirse?
Más que temor, cuando nos juntamos a ver qué hacemos y empezar a trabajar, somos bastante autocríticos, en el sentido de que podemos decidir si descartar una idea si sentimos que ya estuvimos allí o que se parece a algo más. Funciona así. Pero no es un temor: es simplemente estar consciente de esto e ir a las ideas que nos suenan más frescas o que simplemente nos entusiasman más.
— Hace poco se publicó un disco donde varias bandas reinterpretaban sus versiones, un lujo que solo las bandas de gran recorrido se pueden dar. ¿Qué lo que sigue en su carrera?
Nosotros no pensamos tan a futuro. Ahora estamos prácticamente a la mitad de un álbum nuevo, estamos yendo al estudio y ya vamos por el 50% del disco. Creo que tenemos todavía ilusión de seguir creciendo en otros países. Queremos hacer más shows en vivo, mejores puestas en escena. Y en eso estamos ahora. No te puedo decir qué será de la banda en cuatro años porque realmente no lo sé.
— ¿No hay nada concreto que quieran lograr?
Supongo que a nivel de lo que son giras, en concreto, te puedo decir que me gustaría afianzar el crecimiento de la banda en Sudamérica, en Argentina, Chile, Perú, por mencionar algunos países. También me gustaría que la banda creciera más en España, pero nos falta mucho por trabajar. Son ese tipo de metas bastante puntuales que, de repente, sí tenemos en mente.
—¿Dirías que Zoé es un grupo exitoso?
Cuando comencé con la banda, lo que me ilusionaba o con lo que soñaba cuando decidí dejarlo todo, fueron las posibilidades de vivir de la música. Hacerlo es un privilegio enorme. Me acuerdo de que soñaba que la música me hiciera conocer el mundo. Hoy podemos decir que Zoé es una de las bandas más afortunadas de Latinoamérica, sin duda alguna, por la cantidad de fans, por la gente que nos sigue. Somos una banda muy afortunada que sí, podría decirse, que tiene éxito, y es algo que valoro muchísimo.
—¿Y algo con lo que no estés conforme de la carrera de la banda?
Con la forma en la que han ido las cosas, la banda ha crecido mucho. Y no, la verdad es que no hay algo de lo que me pueda quejar o que me moleste. Más bien, cada disco y cada gira tratamos de hacerla mejor y también mejor para la banda. Ten en cuenta que llevamos más de 20 años trabajando, que ya no estamos en nuestros veintes y que nos gusta hacer las cosas disfrutando, pero tampoco es que nos mate como cuando éramos más jóvenes. Ahora planeamos las cosas más a nuestro modo.
—¿A qué te refieres con eso?
Ya no tenemos giras tan largas. Esas giras de cinco años ya nos las disfrutamos tanto. Por eso planeamos las cosas para que esto siga siendo divertido. Pero, así como a veces tienes ganar de volver a casa, harto de los aviones y hoteles o de las furgonetas, a veces extrañas salir de gira. Es un poco buscar el equilibrio entre vivir esta vida de músicos y la vida que tenemos en casa con nuestras familias. Para mí es un privilegio tener estas dos vidas que me llenan muchísimo.