Steven Siro Vai –su nombre completo– ha vendido más de 15 millones de álbumes en el mundo. (Foto: AFP)
Steven Siro Vai –su nombre completo– ha vendido más de 15 millones de álbumes en el mundo. (Foto: AFP)

Es probable que tu amigo guitarrista siempre haya querido parecerse a Steve Vai. Que haya grabado y colgado en You Tube su video tocando “For The Love of God”, una de las canciones más representativas de este virtuoso de las cuerdas. De su música, influencias y proyectos conversamos antes de su concierto en Lima. 

Steve Vai contesta desde Los Ángeles. Acaba de terminar una exitosa gira en Asia que no tiene nada que ver con la que lo trae por estos lares: celebrar los 25 años del "Passion and Warfare", su disco mejor disco para muchos, aunque él no piense lo mismo.

¿Qué descubriste al ensayar y tocar en vivo nuevamente el “Passion and Warfare”?
Son varios sentimientos. Primero siento mucha gratitud por lo bien que fue recibido. Pero también me di cuenta que cuando estuve haciendo ese álbum no tenía ninguna expectativa de éxito. No sabía si a alguien le iba a gustar o lo iban a entender. Realmente solo quería hacer el álbum que quería, con la música que estaba en mi cabeza. Fue un proceso muy divertido, cada día era como Navidad. Cuando lo escuché completo hace poco para esta gira, no podría creer cuánto trabajo puse en él, cuán concentrado estaba, cuánto detalle.

Han pasado más de 20 años desde entonces. ¿Sientes que has vuelto a hacer un disco tan exitoso como ese?
Bueno, uno siempre está tratando de encontrarse a sí mismo. Creo que así es como los verdaderos artistas funcionan: siempre están buscando hacer alguno nuevo y mejor que antes. Aunque “Passion and Warfare” es mi lanzamiento más exitoso, no es necesariamente mi favorito. Me encanta, pero algunos de mis otros álbumes son más fuertes, más musicales.

¿Cuál es tu favorito?
Es difícil escoger, pero me gusta mucho el “Modern Primitive”, que acabo de lanzar; también el “Real Illusions: Reflections”.

Hace un momento hablaste de identidad. En una reciente entrevista dijiste que esta es una gran época para encontrar la tuya.
Bueno, uno siempre está expresando su identidad, la conozca o no. La identidad es aquello que crees que eres. Cada uno se ve en una forma particular y así se expresa en el mundo. Pero descubrir tu verdadera identidad, la cual es más profunda de lo que tú crees, es otra historia. Y ese ha sido el enfoque de mi vida entera. Hasta este mismo instante. Mientras más profundamente te conozcas, más posible será que encuentres tu visión creativa única. Así que es un proceso que todos pasamos en todo lo que hacemos.

Has colaborado con grandes músicos en toda tu carrera. ¿Recuerdas alguna colaboración en especial?
Las recuerdo todas y han sido geniales. Mis colaboraciones con Joe Satriani siempre han sido muy fructíferas. Son muchas personas con las que he trabajado, como Frank Zappa, Whitesnake y contribuciones que he hecho con proyectos como Crossroads e incluso uno que hice para un disco de Spinal Tap fue uno de mis mejores solos. Así que creo que he copado todo el espectro de músicos con los que se puede trabajar.

Fue muy popular tu proyecto G3. ¿Qué memorias tienes de esa banda?
Siempre ha sido genial. Joe Satriani y yo hemos ido y venido siempre. Él era mi profesor de guitarra cuando yo tenía 12 años, me enseñó cómo tocar, fue mi mentor. Fue una figura muy poderosa de independencia musical para mí. Si no fuera por Joe Satriani quién sabe qué estaría haciendo yo. Así que la experiencia de G3 fue fantástica porque no solamente pude tocar con Joe, sino con otros grandes guitarristas. Recientemente saqué adelante Generation Axe, que es casi como G3, pero un poquito diferente, con una banda de soporte y cinco guitarristas locos: yo, Tosin Abasi, Yngwie Malmsteen, Zakk Wylde y Nuno Bettencourt. Fue tan divertido… hicimos giras en América y Asia.

¿Es muy solitaria la vida de un guitarrista solista como tú?
La soledad es un estado mental que puede conflictuar a cualquier en cualquier campo. Puedes ser muy famoso y aun así sentirte solo. Yo nunca me he sentido solo. Siempre he acogido lo que me rodea, también he tenido desafíos mentales en mi vida, pero nunca me he sentido solo, sino bendecido de tener la habilidad de hacer lo que quiera. Y todos tienen esa habilidad, solo que no lo saben. He sido afortunado de sentir siempre libertad y afortunadamente para mí he tenido una buena vida.

Tu interpretación sobre el escenario siempre es intensa. ¿Puedes describir lo que sientes cuando tocas la guitarra?
He cambiado con los años. Siempre me he preparado para los conciertos y conozco la música muy bien: así no tengo que pensar cuando estoy tocando. Y mi perspectiva de estar en el escenario y tocar también ha cambiado: al inicio de mi carrera probablemente me preocupaba por cosas que no eran necesarias, pero cuando seguía tocando y haciendo más y más giras me sumergí más en la conexión del instrumento y el público. Si estás conectado con tu instrumento, entonces el público lo siente. No trato de tocar emocionalmente, sino de tocar conectado. Eso es más poderoso que la emoción. Y siempre, cuando estás tocando, hay voces en tu cabeza que tratan de ensombrecer tu experiencia. Estoy con cómodo conmigo mismo, en ser el tipo raro que piensa la gente que soy, el de las caras graciosas y movimientos raros e intensos. Estoy muy cómodo siendo ese chico. Ahora cuando subo al escenario siento mucho cariño de la gente después de tantos años. Y eso es hermoso, no hay forma de describirlo con palabras. Estás entregando algo que la gente disfruta, es una bendición.

Acabas de hablar de conexión. ¿Es más importante la conexión con tu guitarra o la conexión con el público?
Van de la mano. Si estás conectado con tu instrumento, esa conexión va hacia la gente. Cuando estoy tocando no pienso en nada. Trato de permitir que mi instinto natural como intérprete brille. Y que eso llegue al público a través de la guitarra.

MÁS INFORMACIÓN
​Lugar: C.C. María Angola. Dirección: Av. La Paz 610, Miraflores. Día y hora: martes 30 de mayo, 9 p.m. Entradas: Teleticket.

Contenido sugerido

Contenido GEC