La banda peruana de reggae Temple Sour dio muchas razones de su separación a través de videos humorísticos publicados en sus redes sociales, pero en ninguno se contó la verdad. Tras nueve años componiendo temas como “La venenotza”, “Por ti (La poderozta)” o su más grande éxito “Verte así”, la agrupación consiguió posicionarse como un ícono del reggae peruano junto a bandas como Laguna Pai o La Renken.
El proyecto que comenzó en el 2014 cómo una banda de amigos de colegio, conformado por Joaquín Aramburú (voz), Bruno Paiva (teclado), Mateo Ledgard (bajo), Lorenzo Tapia (guitarrista), Jordán Gambirazio (batería) y Jaime Pareja (guitarra,) tuvo como objetivo central producir un tema que ellos consideraran como verdadero reggae.
En su intento por lograr su meta, forjaron un estilo característico en la escena musical que, irónicamente, los posicionó como un referente del reggae nacional, además de conseguirles miles de seguidores que lograron agotar casi todas las entradas a los conciertos de su última gira “El último verano”, quedando solo pocas para su show final el 5 de mayo en el Anfiteatro del Parque de la Exposición.
En entrevista con El Comercio en la cava del bar Cordial, Temple Sour llegó fragmentado y sin el vocalista y baterista que no pudieron asistir por razones personales. Dentro de la bodega donde el vino abundaba al igual que las confesiones, la temperatura disminuía, pero no el ánimo.
─¿Cómo se reunieron en primer lugar?
Jaime: Todos estudiamos música de alguna manera o aprendimos a tocar instrumentos en el colegio, yo me juntaba con Jordán para hacer música y quería encontrar más gente así. Fue en esa búsqueda que conocí a Bruno hablando de música en una juerga, a Mateo, quien por ese entonces tocaba guitarra clásica y fue el que tuvo que acomodarse como nuestro bajista, pero no sería hasta que Joaquín entró a la banda que comenzó lo que se conoce como Temple Sour.
─¿Cómo fue su primera composición juntos?
Mateo: Al comienzo tocábamos canciones que Jaime nos traía que, por lo general, estaban vinculadas al rock psicodélico. En ese tiempo las grabaciones las hacíamos en nuestra primera sala de ensayos, Temple Studio, y recuerdo que mientras grabábamos alguien dijo: “Deberíamos empezar a tocar reggae” y así fue como apareció nuestra primera canción “I Can See the Sun”.
Jaime: Esa canción escrita por Jordán y yo, fue la primera que hicimos como banda. Al comienzo, el mismo Jordán dijo: “¡Qué pasó!, ¿Ahora seremos una banda de reggae? ¡No vamos a tocar reggae!”. Finalmente terminamos tocando reggae y fuimos agarrándole cariño y aprecio a ese tema por ser una de las primeras veces que nos adentrábamos como músicos al mundo del reggae.
Bruno: Yo estuve en una banda de reggae antes de Temple Sour, pero cuando grabamos “I Can See the Sun” me di cuenta de que este proyecto musical que estaba naciendo era un lugar donde podía poner mis canciones y sentir que realmente iban a llegar a algún lado. Luego, cuando lanzamos el tema y vimos la respuesta del público, pensé: “Bueno, esto está funcionando, hay que continuar”.
─¿Cómo una banda que no toca reggae decide tocar reggae?
Lorenzo: Somos conscientes de que no tenemos el bagaje que otros artistas de reggae sí tienen, además del conocimiento histórico que está detrás. Si tú escuchas “Pasajeros” o temas anteriores a ese álbum, te vas a dar cuenta de que nuestro sonido y ritmo no es algo que puedas llamar formalmente como reggae, pues hay detalles que nos faltan.
Jaime: Exacto, de hecho, el no conocer ese tipo de detalles nos hizo poder experimentar y conseguir un sonido que nos identifica como banda. Aunque es inevitable escuchar nuestros discos pasados y pensar: “Estábamos c*****s”. Por ese motivo nosotros decidimos que para “N.A.R.R.O”, último disco que sacamos, teníamos que demostrar que sí sabemos tocar reggae.
Bruno: Yo sí le tengo cierta bronca a la primera parte de la discografía de Temple Sour, porque no suena como yo quería que sonara. Eso en parte porque en ese momento tenía muchas ideas en la cabeza, pero no sabía cómo plasmarlo. Poco a poco fui entrenando mi oído y cuando supe cómo materializar lo que quería, le pedí ayuda a Jordán para mejorar. Esta mejora individual, no solo mía sino del resto de los chicos, hizo que el sonido del último disco fuera más consistente.
─¿Cómo ha evolucionado cada uno de los integrantes?
Bruno: Desde que empezamos a tocar juntos hace nueve años, hemos ido desarrollándonos teniendo como base el reggae, pero la madurez que cada uno fue adquiriendo tiene una historia propia. Eso, queriendo o no, hace que cada uno busque su camino musical propio.
Jaime: Cuándo estábamos grabando “Pasajeros” y todo el mundo vio que se podía producir un disco desde la comodidad de su computadora, la mente creativa grupal se fragmentó y empezamos a buscar nuevos caminos en paralelo a Temple Sour.
Mateo: Fue durante la pandemia que empezamos a ver más allá del reggae como artistas. Durante el encierro tuvimos un momento de pausa como banda, pues ya no había tanta responsabilidad por ensayar o tocar juntos, entonces me dediqué más tiempo a concentrarme en afinar un estilo propio en cuanto a la producción y composición. El periodo de la pandemia fue muy importante para mí, pues fue la semilla que impulso a querer tener producciones propias.
─¿Cuál es el verdadero motivo detrás de su separación?
Jaime: Tenemos diferentes visiones de lo que queremos logar en nuestra vida personal y artística, además tenemos que tener en cuenta que el proceso de composición musical es ultra personal, incluso comparable con una relación amorosa.
Bruno: Es cierto, si tú estás en un matrimonio y uno quiere tener hijos y el otro no, lo más probable que esa relación acabe en un divorcio. Lo que nos está pasando es una imagen de ello. Al final la banda es como un bote donde todos tienen un remo y si alguno no quiere remar por algún motivo, nos quedamos estancados en el mismo lugar, Para evitar esa situación es mejor intentar llegar a un puerto y que cada uno navegue en su propio bote. Felizmente hemos hecho eso a tiempo.
Mateo: En definitiva, no estamos alineados
Jaime: Ya, pero ¿De dónde parte la desalineación? No es algo tipo: “yo quiero algo para la banda y tú otra cosa”. ¡Cada uno quería algo diferente para sí mismo!
Mateo: La banda podría ser cualquier cosa, nosotros podríamos seguir yendo por una línea, pero todos tenemos una idea diferente de la música que quiere hacer, por eso estamos desalineados. Dejar de hacer lo que queremos para forzarnos a tratar de hacer música juntos, sería deshonesto.
─¿Pero se mantiene la amistad, ¿verdad?
Mateo: Sí, claro...
Bruno: No solo la amistad. Tengo una buena química con cada uno de los miembros de la banda, con algunos más que otros, esto abre las puertas a que pueda haber colaboraciones entre nosotros cuando estemos en nuestros proyectos individuales. Yo hace muchos años separé mi conexión con ellos como amigos, mientras trabajábamos porque dicen que no es bueno trabajar con amigos o familiares. En caso de Temple Sour, esto nació como un proyecto entre patas, pero nos fuimos desalineando y esto provocó que pusiéramos la amistad por encima del trabajo o al revés.
─¿Hay algún integrante que se niegue a la separación?
Mateo: No se ustedes, chicos, pero yo no.
Jaime: Yo todavía no he sentido eso.
Bruno: Creo que Joaquín no quiere la separación, no porque me lo haya contado expresamente, sino porque me da la sensación de que es así. En estos últimos conciertos se siente una energía nostálgica y que me da pena porque dejar Temple Sour es retroceder 50 pasos y tratar de volver a avanzar, esto puede generar algún tipo de duda entre nosotros, además del tema económico obviamente, pero esta es la mejor decisión que hemos podido tomar.
─¿Qué cosas no se dijeron de su mítico viaje a Colombia?
Mateo: Otras entrevistas popularizaron el mito de lo que ocurrió en Colombia. Quisiéramos que realmente lo que pasó allá sea algo más grande de lo que en verdad fue.
Lorenzo: Se habló mucho de que Temple Sour se fue a Medellín a pasarla muy bien tomando anisado en una mesa por horas, pero en realidad cuando nos íbamos a las discotecas solo nos quedábamos media hora y nos retirábamos a las 8 p.m. Fue una serie de juergas fallidas y de actividades repetitivas que no hicieron tan emocionante nuestro viaje.
Jaime: Algo que tampoco se sabe es que Bruno no quiso prestar su teclado, entonces una productora colombiana casi que nos bota de Colombia. No fue la culpa de Bruno, pero sí hubo un malentendido gigante.
Bruno: Es una historia que tiene varias capas. Cuando viajamos a Colombia tuvimos un problema con nuestro booking y management, ambas agencias empezaron a competir y pelear de una manera tóxica hasta el punto de que no se dejaban trabajar. Lo que se planteó inicialmente con estas dos entidades era que nosotros tomábamos las decisiones, mientras ellos podían proponer ideas y apoyaban en diferentes temas.
Cuando tuvimos nuestros shows en Colombia, ellos nos metieron en una situación engorrosa con otra gran empresa encargada de festivales y bandas, lo que ocasionó que nos dijeran que iban a cerrarle las puertas a Temple Sour y que nunca más podríamos tocar en un festival en Colombia. El motivo fue porque ellos nos prestaron varios servicios y nosotros no les dimos nada, en este caso específico ellos mencionaron que yo no presté mi teclado a alguien que yo no sabía quién era porque no me habían informado nada.
Anterior a ese hecho, hubo un incidente de doble contratación para la misma cadena de hoteles donde íbamos a tocar. Las agencias que contratamos tomaron decisiones sin consultarnos y después de un tiempo decidimos dejar de trabajar con ellos.
─¿Qué harán luego en sus carreras de solitas?
Lorenzo: ¡No confiar en ningún booking o management! Yo no me veo haciendo algo que no sea la música, pero buscaría a personas de confianza en esos temas.
Mateo: Vivo una vida de artista, no solo en la música, sino en todos los ámbitos, un día podría hacer cosas audiovisuales, pintura o cualquier cosa, pues lo que no cambia es mi proceso. Eso sí, no me veo enseñando o aprendiendo algún tipo de ingeniería.
─¿Qué es lo que la gente puede esperar de sus últimos shows?
Jaime: Nadie ha visto a Temple Sour de esta manera, esta gira es superespecial en todos los sentidos. Le hemos puesto mucho esfuerzo al show, aunque me entristece saber que, por una cuestión de espacios y aforo, no todos los que quieran vernos por última vez podrán asistir
Bruno: No se pueden perder las últimas fechas de Temple Sour el 1 de abril en Trujillo, el 8 de abril en el boulevard de Asia y el último concierto el 6 de mayo en el Anfiteatro del Parque de la Exposición, solo quedan pocas entradas para el último show, no se lo pierdan y recuerden: ¡Larga vida al templo!