Tony Succar, momentos antes de conversar en vivo con El Comercio.
Tony Succar, momentos antes de conversar en vivo con El Comercio.
Daniel Goya

Cuando Tony Succar tenía cinco años no jugaba al fútbol ni a las escondidas, tampoco miraba dibujos animados en la televisión. Tony Succar se escondía en el ropero o en el baño de la casa con las ollas y sartenes de su mamá para golpearlos y sacarles sonidos que lo cautivaban. Había nacido en medio de una familia de músicos, sus bisabuelos habían sido músicos, sus abuelos fueron músicos, su madre es cantante y él pasó su niñez entre timbales, tambores, guitarras y pianos. La casa de Tony Succar era el lugar donde todo amante de la música habría querido crecer.

¿Es un gran peso saber que toda tu familia ha estado relacionada con la música?

Sí y no. Sí porque sabes que lo que hagas debe estar siempre a la altura. Yo soy muy perfeccionista. No duermo ni dejo de trabajar si algo no está excelente. Siempre busco la excelencia. Nunca fue un peso porque he tenido de quién aprender siempre, gente que me aconsejaba, que me guiaba. He sido bendecido.

Tony Succar tiene 33 años y cree que todo en su vida ha conspirado para llevarlo a hacer algo más grande que él. Siendo todavía muy pequeño su familia se mudó a Miami para vivir de la música, en el Perú no se pagaba bien a los músicos y la colonia latina era una buena audiencia en Estados Unidos. Cuando terminó la secundaria ingresó a la Florida International University para estudiar Ingeniería de Sistemas. Pero se dio cuenta que si bien era muy hábil con las computadoras no era feliz diseñando software, sino creando piezas musicales. En su tiempo libre tomaba una melodía y la arreglaba mil veces solo por diversión.

Estudio en el cuarto

Tony Succar es de aquellos profesionales que se obsesionan con la perfección y no descansan hasta conseguirla. Es por ello que cuando habla de su primer disco de música latina prefiere desconocerlo como su primera producción. Tenía 21 años y lo hizo todo en su cuarto, en una computadora que estaba al lado de su cama.

«En verdad lo hice porque quería contratos», recuerda Succar. «Quería formar mi orquesta pero antes tenía que saber que iban a contratarnos». Entonces, en lugar de hacer un demo como todo el mundo, el músico decidió hacer un álbum con canciones de cumbia, salsa, merengue entre otros ritmos parecidos. Esa sería su carta de presentación, pero a medida que repartía el disco la gente le preguntaba cómo podían conseguirlo para regalarlo a sus amigos.

Con aquellos buenos comentarios, Tony decidió subir su disco al iTunes, la página web de Apple donde se comercializa desde canciones por unidad hasta súper producciones cinematográficas de Hollywood. «Y empezó a generar ingresos sin que me lo haya propuesto», dice Succar.

Aquel primer trabajo fue hecho en su totalidad en su computadora, él mismo mezcló las melodías, él tocó los instrumentos e hizo los arreglos. Eran melodías que él mismo había compuesto para su orquesta Mixtura. Así que lo que los usuarios de internet pagaban por la música de Tony eran ganancias directas para el músico.

Fue así que pudo planear mejor su siguiente paso. Hizo un disco en vivo, tanto CD como DVD en formato HD. Todo sucedió durante su concierto de graduación. El trabajo era impecable, justo a la medida y gusto de Tony, una producción profesional que no tenía nada que envidiar a ningún Bluray musical de alguna estrella de la música.

Buscando a las estrellas

Succar tenía el dinero. Ahora solo le faltaba lo más difícil: los artistas. Succar ya había escuchado el disco en su cabeza miles de veces antes de grabarlo y sabía exactamente cómo debía sonar y qué cantantes tener. Por eso buscó a los mejores de la música latina.

Pero Tony Succar no recibía respuesta. Hacía dos meses que le había escrito a Tito Nieves, el puertorriqueño símbolo de la música latina y a quien muchos llaman El Pavarotti de la Salsa, para invitarlo a interpretar I want you back, una de las canciones del disco homenaje a Michael Jackson. Tony se resignó a grabar la canción con otro artista, quien a su vez le recomendó un cantante para que haga los coros. Cuando el corista escuchó la versión de Succar se quedó tan sorprendido que le dijo que eso debía escucharlo Tito Nieves. Succar le dijo que lo había intentado pero no había recibido respuesta. El corista, cuyo nombre no termina de recordar, sacó su celular y marcó un número de su agenda.

—¡Estaba hablando con Tito Nieves en mi cara! —cuenta.

Convencieron a Tito Nieves de escuchar la versión de Succar eso fue suficiente.

—¡Voy para allá! Espérenme, esa canción es para mí —dijo el Pavarotti salsero.

Tony Succar conoció a Tito Nieves y le contó de su proyecto, del gran homenaje latino que quería hacer para Michael Jackson. Nieves se comprometió a ayudarlo y en pocos días Succar se vio grabando con La India, Jon Secada, Michael Stuart y Oboe Bermúdez.

—Tal vez la dificultad no venía por parte de ellos, porque son muy profesionales y te hacen mucho más fácil el trabajo. Pero sí me pasó que por momentos me veía abrumado por la calidad que ellos mostraban y había ratos en los que me sentía menos, pero los superaba y seguía adelante.

“¿Qué haría Quincy Jones?”

En una ocasión Tito Nieves estaba desafinando y Tony Succar lo sabía. El peruano debía decirle algo, debía decirle que no estaba bien y que debían comenzar de nuevo todo, desde el inicio. Para Tony Succar decirle a Tito Nieves que su trabajo no era el adecuado era como si un alumno corrigiera al maestro. Pasaron los segundos y Succar no decía nada. «No sabía qué hacer. Hasta que me pregunté a mí mismo qué haría Quincy Jones».

Quincy Jones, el legendario director, arreglista y productor de música, es el ídolo de Succar. Cuando estaba en la universidad, Succar se especializó en el trabajo de Jones, lo estudió minuciosamente y trató de asimilar todo lo que había hecho Jones en su carrera. «Hablé con Tito y entendió que habían cosas que corregir. Desde entonces, cuando se me presenta algo en el trabajo que no sé resolver me pregunto qué haría Quincy Jones».

¿Cómo fue el tema de los derechos de las canciones, qué tan difícil fue conseguir los permisos?

—Uf, muy difícil. Súper difícil. Parte de que el disco haya tardado tres años fue el tema legal. Los abogados que cuidan los derechos de las canciones de Michael Jackson eran impenetrables. Desde un inicio se negaron, pusieron un montón de trabas. Encima me veían como alguien que no era serio porque el simple hecho de no ser famoso. Felizmente después de mucho trabajo logramos.

Los abogados tenían cara de abogados: serios, ocupados, prepotentes, inaccesibles. Tony Succar los había perseguido durante meses para que puedan negociar los derechos de las canciones de Michael Jackson y así pudiera sacar adelante su disco homenaje. Los abogados habían esquivado las solicitudes de citas y reuniones una tras otra. La respuesta siempre era la misma: «No es posible, sorry». Tony Succar tenía su disco grabado pero no contaba con la autorización para lanzarlo al mercado. Al final, contrató una abogada en Nueva York que logró una reunión con los abogados que custodian los derechos del fallecido Rey del Pop.

—La única forma de que nos atendieran fue jodiendo y jodiendo. Tenían que ver que hablábamos en serio y que no nos íbamos a dar por vencidos – comenta Succar.

En la reunión, antes de empezar con la conversación, Tony Succar les pidió que aguarden un momento, salió de la habitación y regresó con un mini equipo de sonido. Lo puso sobre la mesa y presionó la tecla play. Luego de unos minutos los abogados ya no tenían cara de abogados.

¡Les gustó! ¡Les gustó mucho! Y eso hizo que se abrieran a nuestra solicitud y por fin logramos los permisos necesarios —dice Succar.

El disco se hizo y se popularizó rápidamente, pero la academia del Grammy no aceptó la postulación a los premios que entregan cada año. “Decían que no era música latina”, explica Succar. Ese fue un golpe terrible. Le hablaron de palabras en castellano e inglés, de porcentajes de cada una de ellas, todo fue muy doloroso. El trabajo, la insistencia, las estrellas que colaboraron, las amanecidas, el estrés, el presupuesto, el tiempo invertido, los sueños en pausa abrupta. Todo fue una pesadilla. Pero Succar no se rendiría.

Dos Grammys después...

El Mejor productor del año y el artista con el Mejor álbum de salsa del año son la misma persona. Puede que para varios peruanos haya sido una sorpresa. Puede que muchos hayan escuchado el nombre de Tony Succar por primera vez en 2019. Pero las personas que han rodeado a Succar desde hace más de 10 años puede dar fe de que los premios no son de ninguna manera una sorpresa.

Una noche hace ocho años Succar acababa de llegar a su casa después de reunirse con la gente de marketing, después de muchas horas de trabajo y muchas discusiones, después de muchas coordinaciones y de mucho estrés. Se había pasado dos horas en el tráfico de Miami y tenía hambre.

¿Ya vas a descansar?, le preguntaron en medio de una entrevista via Skype desde Lima, mucho antes de los premios, antes de los reconocimientos y de los conciertos.

No, hermano, descansaré cuando el disco ya este en las tiendas, en primavera. Me queda mucho trabajo por hacer.

Tony Succar siempre tiene algo que hacer que lo lleva más cerca de sus sueños.


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