Antes de apasionarse por la música andina y convertirse en uno de los artistas más icónicos del género en Latinoamérica, William Luna (Cusco, 1967) fue rockero y baladista. Está enamorado de la vida, del arte y de su familia. El amor es su principal fuente de inspiración para componer. Tiene 19 álbumes y 70 canciones inscritas en Apdayc. Cumple 36 años de carrera artística y los celebrará con un gran concierto el próximo 11 de octubre en el Gran Teatro Nacional.
“Hay que estar siempre enamorado para componer canciones. Enamorado no solo de la belleza, de una pareja, también de la vida. Se compone mejor cuando uno está amando y a la vez sufriendo. El amor no es solamente sentir cosquillitas en el estómago, también dolores de cabeza. Lo más importante es ser conscientes que somos personas que luchamos con el arte”, comenta el artista nacional.
─¿Te has enamorado mucho?
En mi juventud he tenido varias experiencias, algunas buenas, otras no tanto. Pero cuando me casé, me aferré a mi matrimonio, y siempre le pido a Dios que no se derrumbe. Llevo casado (con Valia Mujica) 25 años. Ahora hago canciones para mis hijos y mi esposa. Dejé de hacer solo temas de desamor o infantiles como “Niñachay”. Ahora quiero hablar un poquito más de poesía. Me quiero sorprender a mí mismo.
─¿Cómo conociste a tu esposa?
Ella es bióloga. Nos conocimos de casualidad. Ella no sabía de música, ni sabía que yo era músico. Luego se nutrió del ambiente musical a tal punto que cuando tenemos nuestros hijos, deja su profesión para ocuparse de ellos y apoyarme en mi carrera. Ahora es mi representante.
─¿Qué etapa de tu vida fue la de mayor inspiración?
Cuando conocí a mi esposa y, justamente, ya había terminado una serie de cosas en mi vida. En esa etapa compuse canciones sentimentales, tristes y melancólicas por las cosas que se iban y por las que venían.
─En un país como el nuestro donde hacer música andina es un desafío, ¿cómo lograste mantener una carrera exitosa durante estos 36 años?
Podría llamarlo suerte, pero sería muy ingrato decir eso. Pienso que Dios maneja las cosas, él nos da la oportunidad porque, literalmente, nunca pensé hacer música andina. Antes era un rockero de los años 80 y a la vez un cantante y compositor de baladas. Entré a la música andina cuando era un espacio todavía no explotado, y lo que hice fue refrescar las clásicas canciones de Los Andes. No fue una fusión sino una evolución. Grabé “Vienes y te vas” y “Linda mi cholita”, dos composiciones que eran totalmente de carácter andino. Como pegaron comencé a buscar más y me gané un espacio que hasta ahora mantengo.
─¿Qué reflexión te dejó aquella apuesta en la que cantaste desnudo luego que el Perú llegó al Mundial?
Eso se acrecentó porque soy, de alguna manera, un personaje público. Lamentablemente vivimos en una sociedad en la que se disfruta perjudicando a un hermano, a un peruano, en lugar de levantarlo. Pasé malos momentos, pero me hice más fuerte. Me grabaron en mala onda, y eso que estuve en el aire solo cinco minutos. Hicieron mofa de eso. En nuestro país no existe respeto a la nada. La violación a la intimidad es un delito. Ahora si alguien me molesta, lo mando a la cárcel.
─¿Estás trabajando en algún nuevo disco?
Estoy haciendo uno que saldrá en Navidad. Es de romance criollo, de clásicos criollos, con la orquesta sinfónica.