“Pese a las dificultades, los ensayos seguían siendo exigentes y los conciertos nos habían consolidado: éramos una gran banda. Ahora sí podíamos decir que éramos los mejores”. Así recuerda Toño Jáuregui los días de la grabación de Pop Porn, tercer disco del grupo, en “Más allá de Libido” (Ediciones Medianoche), la autobiografía que publica en estos días, en coincidencia con el lanzamiento de su nuevo álbum solista, Fantasma del ayer, y su cumpleaños número 50. A pesar de que se han contado muchas historias sobre lo que ocurría con Libido tras bastidores en sus días más difíciles, es la primera vez que Jáuregui, compositor de “Sed”, “Como un perro”, “Tres” y otros de los principales éxitos del grupo, cuenta con detalle su propia versión de los sucesos que los llevaron, como dice su libro, “desde los Barrios Altos hasta los premios MTV”.
Para el 2002, año de Pop Porn, las fisuras que más tarde separarían al grupo fueron haciéndose cada vez más notorias, pero la energía creativa aún fluía y, tanto en el escenario como en el estudio de grabación, seguían siendo muy sólidos. Para aquel momento, Libido ya representaba el éxito de una banda peruana que, tras sonar en las principales radios del país, era capaz de obtener un premio MTV como Mejor Artista de esta parte del continente.
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“La energía se sentía en cada decisión que tomábamos y justamente ahí fue cuando surgieron los verdaderos problemas internos que siempre terminábamos poniendo a un lado. Llegó el momento de pasar la valla y no fuimos capaces de cruzar sobre ella. Lo que teníamos era más grande de lo que podíamos soportar”, afirma Jáuregui en una parte del libro. A lo largo de él, no teme compartir con los lectores sus primeros dolores infantiles, al quedar huérfano trágicamente siendo solo un niño, tampoco su entusiasmo al escuchar a los Beatles por primera vez o aprender a tocar una guitarra, hasta el encuentro con los compañeros idóneos, las composiciones iniciales y la consolidación de la formación original que llegaría a la fama y al éxito con el nombre de Libido, incluyendo lo bueno y lo malo de haber compartido la experiencia junto a Salim Vera, Manolo Hidalgo y Jeffry Fischman –y un breve tiempo con Iván Mindreau-. En el fondo, esta es la historia que podría soñar cualquier chico cuando toma por primera vez una guitarra imaginando convertirse en un rockstar.
—Toño, ¿Por qué escribir un libro como este? ¿Cuál fue el impulso que te llevó a hacerlo?
Previo a todo impulso, cuando uno está en el colegio y es un niño, te dicen que en la vida tienes que plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro, entonces yo tenía esa idea rondando. Pensé, ‘si ya escribí canciones, también podría escribir un libro, ¿no?’. Y justo cuando se da la ruptura con Libido siento que es el momento de escribir estas historias, ya que en una ruptura siempre se generan diferentes versiones de lo ocurrido y yo quería contar mi punto de vista. Comencé a escribir el 2015 y, poco a poco, fui ampliándome un poco más, a recordar cómo se formó el grupo, después me empecé a olvidar un poco de las molestias, de la pelea y empecé a recordar los buenos momentos y a cambiar la dinámica de cómo empecé el libro. Corregir lo escrito también me tomó una buena cantidad de años.
—Conociendo las diferencias que han tenido ustedes, ¿Qué tan difícil fue medirte para no escribir el libro, como se dice, “con el hígado”?
Creo que el tiempo me fue corrigiendo e hizo que yo ya no me ponga a observar desde ese punto de vista las cosas. De a pocos iba tocando otros temas. Por ejemplo, hay un relato de cuando conocí a Salim y fue un momento agradable. También momentos de la niñez cuando nos empezamos a hacer amigos, así que pensé que por ese lado podría ser igual de interesante y de enriquecedor, porque era la historia de una banda de rock que sale del barrio, con sueños, como muchos los tenemos, y ya empezaba a tener una tonada positiva. Eso me agradó, así que al sumarle ese tipo de relatos ya iba quitándole el hígado y dejando los hechos reales. También las discusiones o diferencias, claro, pero ya no desde un punto de vista en el que juzgo o califico, sino simplemente nombrando las conversaciones, los diferentes puntos de vista, sin pretender que yo por relatarlo o escribirlo haya tenido la razón.
—Tus primeras experiencias musicales marcan definitivamente tu vida...
Me he dado cuenta de las experiencias que tenía con mi mamá. Ella era muy fanática de la música, a ella le gustaba Leo Dan, Camilo Sesto y cuántos de nosotros nos hemos vuelto fans de estos artistas porque nuestros padres los escuchaban. Por su lado tenía esa influencia y por el otro tenía lo que estaba viviendo. Yo veía desde chiquito las orquestas, en Pomabamba o Piscobamba, lugares remotos en la sierra a los que fui con mi mamá, que era maestra. Me impresionaba la manera de interpretar el huaino. Después conocí en Lima a uno de mis primos, que tiene una banda de música folclórica, así que imagínate. De chico escuché tocar zampoña, charango o bombo, y luego llegaron los Beatles a través de mi amigo César. Esas cosas hicieron que me guste la música, que tenga opciones y diferentes influencias y que todo eso después lo lleve a Libido, un grupo de rock que salió adelante.
—¿Eres consciente de que, al contar la historia de Libido, narras también el camino de los sueños que anhelaría cualquier chico que empuñe una guitarra por primera vez?
Sí, exactamente. Quería hacer este enlace porque quería que se sepa, que lo conozca la gente que pueda leernos, y que los jóvenes que tienen esta ambición, este sueño, recolecten todas esas cosas que van pasando en su vida y sigan yendo hacia adelante, que sigan sumando más experiencias, porque eso va hacer que sigan enriqueciéndose. Como tú dices, así es exactamente como fue para nosotros: con la guitarra en la mano a pie, yendo al barrio para ensayar, después teniendo un grupo, buscando las guitarras eléctricas y, de pronto, sucedieron las cosas como las soñamos y eso está un poco en el título del libro. Es un relato de sueños, éxito y rock and roll.
—¿Cuál es la situación actual del grupo? Porque, por ejemplo, al escuchar la música de Libido en Spotify, solo aparecen las imágenes de Manolo y Salim…
Bueno, sí, el grupo sigue distanciado. Tuvimos un acercamiento hace un par de años, antes de la pandemia, pero sin éxito, y creo que por lo pronto estamos así, no ha habido más. El libro también queda por ahí, entre los años 2019 y 2020, en donde se intentó una comunicación, porque es el clamor de la gente que quiere que nos juntemos nuevamente, que hagamos un concierto. Me comuniqué con Salim y al principio pensamos algo, pero el último año ya no hubo más contacto. Entonces, yo he dado un paso al costado porque quiero seguir en las cosas que vengo haciendo y salir de esta catarsis del pasado. Yo también soy amante de la modernidad, de la nueva música, de estar siempre buscando creaciones, canciones nuevas. Cuando terminé el libro, justo estaba componiendo las nuevas canciones que incluí en Fantasma del ayer, que me ha tomado tres años terminar.
—¿Con Fantasma del ayer y el libro cierras una etapa, emocionalmente hablando? ¿Exorcizaste ya todos los demonios que debían salir?
Ese proceso ya lo venía haciendo y creo que todos lo vamos haciendo a medida que vamos creciendo. No lo había guardado como algo rencoroso en ninguno de los casos que me han pasado en la vida. Perdí a mi mamá cuando tenía 9 años, y creo que esa es una de las cosas más trágicas que me han pasado. Luego he vivido con mis abuelos, he tenido a la primera enamorada y después no he tenido a la novia de la que quizás me había enamorado y después tampoco ingresé a la universidad varias veces. Así que bueno, hay una cantidad de pérdidas y fracasos que uno tiene y creo que, a estas alturas, uno ya los acepta y los asimila y los maneja. Sí eran parte de mi vida y siento que lo he compartido en un libro y un disco y creo que los artistas hacemos eso: canalizamos un poco lo que encontramos afuera, lo interiorizamos y después le damos otra vuelta.
—Sin ánimo de mencionar tantas situaciones que están en el libro, para no “spoiler”, sí quería comentar que hay momentos en los que haces explicito hincapié en la falta de ganas o convicción de Salim, como también con la irresponsabilidad y dejadez que viste en algunos momentos tanto en él como en Manolo. ¿No crees que esto pueda acentuar nuevamente las diferencias con ellos?
Sí, pensé en eso, pero creo que tenía que dejar algunas huellas de la realidad que he vivido. No podía no hacer mención de cosas importantes de nosotros como banda, como amigos, como socios, como enemigos, incluso. Entonces, aunque no podía dejar a un lado algunas cosas, puedes ver con el lenguaje que se escriben que son totalmente parte del relato. No hay nada a lo que yo le esté dando un juicio valor, me abstengo de eso. En el libro cada uno puede hacerse su propio juicio y de mi parte no tengo ahora ningún resentimiento, ningún rencor, nada, son cosas buenas y malas que yo acepto que vinieron a mi vida.
—Te cito una parte del libro: “Creíamos con firmeza que con nuestra fuerza (refiriéndote al trabajo que hacías con Jeffry) iba a ser suficiente para cargar con Manolo y Salim”. ¿Qué te decían ambos cuando les comentabas abiertamente este hecho de levantarlos o “cargar con ellos” por las razones que ya hemos comentado?
Quizá no se los decíamos tanto porque era algo implícito. Ellos daban por hecho que nosotros éramos los que trabajábamos y ellos confiaban en eso. Y, por el lado de Salim, era bastante fuerte la parte artística, lo que era comprensible, pero creo que en algunos aspectos sí se necesitaba más la unión y la fuerza que creo que no tuvimos en algunas ocasiones. Esto algunas veces pasaba desapercibido, pero otras se cargaban y venían las fricciones. Con Jeffry, los momentos en que trabajábamos lo hacíamos felices y después llegaban ellos al ensayo y estaba todo bien, pero pasaba que en algún momento se acumulaba algo y salían estas cosas de quién hace más y quién menos y es ahí cuando las bandas tienen que lograr un punto de unión. Pero bueno, muchas no lo logran y creo que el libro puede servir para identificar un poco dónde están los puntos de quiebre. Cuando Jeffry toma la opción de dejar el grupo fue como si se hubiese apagado un motor del avión. En los últimos años solo he hablado un par de veces con él, por temas de las canciones, pero no hemos profundizado más. No sé si con el libro haya empeorado o mejorado todo esto, pero ya no podía esperar más, ya lo tenía listo y era un trabajo que me había propuesto hacer.
—¿Manolo y Salim siguen prohibidos de tocar tus composiciones?
Bueno, estas prohibiciones vinieron en vista de que no logramos ponernos de acuerdo. Al iniciar mi carrera solista tenía que tener un repertorio y el repertorio eran mis composiciones. Entonces, si ellos seguían tocándolas yo iba a quedar muy en desventaja. Ese argumento me ayudó para que Apdayc, y quienes ven un poco el tema de los derechos, puedan estar a mi favor. No era mi intención inicial prohibirles nada. Yo me estaba lanzando como músico y como solista con mi banda Unión Cinema, un proceso increíble para mí porque fue justo después de la ruptura con Libido y me permitió limpiarme un poco de lo que traía con ellos. Hice algo totalmente nuevo, era una banda medio Indie, aunque fue muy difícil continuar y empezar de cero.
—Antes hablamos de evitar escribir con el hígado. Conociendo las diferencias que tuviste con tus ex compañeros, y la situación actual, ¿No tienes ningún resentimiento? Ellos siguen estando en Libido, y tú no. ¿Sientes que, de algún modo, te quitaron la banda?
Eso es lo que sí sentí al comienzo, obviamente. No puedo negar que eso fue lo que motivó mi molestia, porque esa es la parte en la que nace el conflicto, lo de las canciones también. No estoy en la mente de ellos, pero en la mía sí era una falta a la amistad, a la sociedad que habíamos tenido. Pero, felizmente, pasado un poco el tiempo, se fue yendo esa sensación. Siempre he sentido que, después de un tiempo, cualquier molestia tiene que desaparecer. Quizás me dio esa enseñanza lo que me pasó en mi infancia, cuando perdí a mi mamá a los 9 años. ¿Qué cosa puede ser más trágica? Y de eso te tienes que reponer. Entonces ya, lo que viene, es parte de la vida y de las cosas que uno tiene que aceptar y dejar pasar. A veces toma un tiempo. Pero en este momento que estoy publicando el libro y en las últimas repasadas que le he dado los dos últimos años, ya no existía eso. Yo creo que el libro está limpio de todo resentimiento. Por eso es que me animé a contar los momentos de creatividad o cómo han nacido las canciones conocidas. Me pareció que eran tan interesantes como la relación amical que teníamos. Hay muchos más de esos capítulos que los que solo enfocan la tensión del grupo.
—Para ti, en el proceso, ¿Fue más interesante ampliar el trabajo a una crónica de grupo más elaborada, que solo dejarlo en algo que algunos podrían considerar un “ataque de cólera”? Un post quizás es un impulso, pero un libro requiere otra maduración…
Exactamente. Sí, yo publiqué en Facebook tremenda cantidad de estupideces cuando estaba molesto recién. Y algunos buenos amigos me decían ‘ya, quédate tranquilo, déjalo ahí’. Después pasó la molestia y la cosa está como está. Empecé a escribir y pensé que sería bueno contar también sobre la primera vez que me impresionó la música o en qué momento me convierto en músico. Recordar cuando oí Please Please me, de los Beatles, y cómo eso cambió mi vida, giró mi vida hacia la música. Relatar eso ha sido mostro para mí, recordar mi infancia, cuando jugaba pelota, cuando empezaba a tocar. Para escribir cosas hay que tener bastante análisis y frialdad para que no sea cualquier tontería o solo por estar molesto o dar un punto de vista. Lo mejor era describir una situación lo mejor posible y que eso sea lo que enriquezca el libro. Ojalá quienes lo lean se den cuenta de que es así.
—“Me consideraba el líder de la banda”, dices, en un momento. ¿Sentías que ese lugar se te discutía? ¿O se entendía tácitamente un liderazgo compartido entre los cuatro?
Yo creo que había aceptación en algunos momentos y en algunos no y, quizás, también de mi parte, no había claridad en requerir que fuera así. Yo me sentía líder porque yo había traído a Manolo, había juntado a Salim, estaba empecinado con crear canciones, en lograr lo de la banda y, cuando llega Jeffry, también fui yo quien lo trajo al grupo, entonces sentía que yo lo había formado. Recuerdo todos los años en los que sentía que había arriado, trabajado, impulsado, provocado que el grupo exista. En cierta forma eso me hacía sentir un poco más líder. Y por eso hacia ciertas imposiciones. Los líderes a veces tienen que hacerlo, aunque en un punto eso resquebraja las relaciones. Pero sí, definitivamente, yo era el líder de la banda.
—¿Cómo encaja tu nuevo disco solista, “Fantasma del ayer”, en el momento actual de tu vida?
Encaja perfecto en el soundtrack del libro. Por eso es que los últimos años trabajé en lo que se estaba haciendo en la actualidad, en las nuevas influencias, en lo que me gusta escuchar de diferentes géneros musicales. Veo cómo han evolucionado también otros, es una fusión de influencias, de sentimientos, de recuerdos que necesitaban un hilo conductor. Este disco tiene las influencias de cuando formé Libido, y de aquel primer disco rockero con sonido noventas, a pesar de que yo venía del mundo de los Beatles. Todo está amalgamado en esta obra musical. Es un disco de rock, una entrega de música, de arte, de historias que por fin estoy compartiendo.
—Ahora, quienes lean “Más allá de Libido”, también encontrarán autocrítica. En ciertos momentos, te llamas “prepotente” o “no comprensivo”. ¿Crees que estas actitudes tuyas también abonaron en la separación del grupo?
Totalmente. Obviamente. Para escribir, yo regresaba a aquellos momentos para ver la película real. Pero no regresaba yo mismo al pasado, sino que trataba de observar lo ocurrido en ese momento, objetivamente, y entender la situación en general, no solo mi punto de vista. Me encontraba entonces con un Toño que perdía la paciencia y, quizás, abusaba de las bondades de las amistades que se estaban forjando, y quizás también con una perspectiva de un chico que sufrió una pérdida importante. Eso cambió mi vida y me dio un poco la licencia de ser un chico engreído. Fue un conjunto de cosas que fueron pasando a través de los años. Después, obviamente, trataba de madurar, de mejorar, pero sé que en algunas situaciones quizás podría haber tomado posiciones más flexibles.
—Hay cosas paradójicas en el libro. Por ejemplo, a pesar de ser muy crítico con el compromiso de Manolo o la actitud de Salim, en cierto momento del libro llamas “genio” a Manolo y dices que él y Salim eran la esencia de Libido. En otra parte dices que Salim tenía “temor al éxito”, pero luego, que era “el más artista de todos” ¿Qué quieres decir con eso?
He tratado de viajar en el tiempo y recordar lo que yo veía en ellos. Y con Manolo, desde siempre y viendo su evolución en la música, en su estilo, en cómo percibía él también la música, encuentro que, definitivamente, en momentos importantes para la banda, él era -sigue siendo- una persona genial. Y de Salim, de todas maneras, desde siempre, desde que lo conocí, desde que nos vimos en el barrio, era un chico recontra carismático, a todos nos caía bien, nos hicimos amigos y desde ahí, obviamente, hay una admiración por la persona, porque te haces amigo de alguien y quieres estar con esos amigos todo el tiempo haciendo cosas y así es como nace todo esto. Lo digo claramente en el libro y lo reconozco en diversos momentos, cuando la evolución llega, cuando los ensayos progresan, son cosas geniales que hay que destacar. Y eso es lo que hizo que esto sea un círculo completo. En la pelea obviamente salen cosas, pero hay que reconocer que esa esencia fue creada por todos.
—Mencionas varias veces la sensación “rockstar”, casi como un momento glorioso de feedback entre ustedes y el público. ¿Consideras que Libido fue o es la mejor banda de rock del Perú?
Sería un poco soberbio hacer un comentario sobre eso, porque soy bastante fan de la música en general y de muchas bandas que me inspiraron. Cuando empiezo a ir a los conciertos a la Feria del Hogar veo a Rio, a Arena Hash o Dudó, que eran de mi barrio, a Miki González con tremendas obras, entonces no puedo yo meterme en medio de eso y decir que mi banda es mejor. Solo sé que sí hicimos algo súper importante, que llegamos a mucha gente hasta ahora y que lo que hicimos en un momento explotó de manera masiva y está puesto ahí en el espíritu de todos a quienes les gusta nuestra música y el rock.
—Miro hacia atrás en la historia de la banda y recuerdo que el primer video fue sin Jeffrey, su primer premio MTV lo recogieron sin estar Manolo y, al final, hoy en día, se presenta Libido sin la mitad de la banda original. Sé que, hace 2 años, lo descartaste, pero ¿Es absolutamente imposible para sus seguidores imaginar que el regreso de la formación clásica del grupo podría concretarse en algún momento, así sea solo para unos conciertos?
Por mi sí, ah. Que me escriba Salim nomás, que me responda el correo que le mandé y vamos para adelante.
—¿Qué es Libido para ti hoy, en julio del 2022?
Es un pasado interesante que he disfrutado y lo sigo haciendo.
—¿Qué es lo mejor de haber sido parte del grupo?
La llegada al público y la oportunidad de poder ser un músico que tiene conexión con las personas, que es con quienes puedo compartir este espíritu artístico que creo tener.
—Cómo músico, hablando ya individualmente, ¿Cuál es tu mayor expectativa de aquí al futuro?
Mi expectativa principal es que, en un corto tiempo, vuelva a tener ganas de hacer más canciones. Que eso se apague es, quizás, el único temor que tengo. Por eso es que siempre trabajo en ello, no espero a que venga solo. A veces busco inspiración y sé que ese proceso puede demorar un poco antes de empezar con la adrenalina musical. Así es como me veo en el futuro cercano.
Día: viernes 22 de julio
Hora: 8 p.m.
Lugar: auditorio José María Arguedas, Feria Internacional del Libro
(además, a las 9.30 pm., protagonizará el concierto inaugural de la Feria, en el auditorio Blanca Varela)
Entradas: https://www.atrapalo.pe/entradas/26-feria-internacional-del-libro-de-lima_e4880440/