Oscar 2016: ¿por qué Leonardo DiCaprio es el gran favorito?
Oscar 2016: ¿por qué Leonardo DiCaprio es el gran favorito?

Son los grandes protagonistas en cada ceremonia de los premios de la Academia para el Oscar 2016. Después de todo, la fama y el prestigio de Hollywood como una fábrica infinita de sueños no se edificó con el poder de sus estudios y la genialidad de sus creadores, sino con el rostro de sus estrellas. Porque los actores han sido la parte más visible de la meca del cine.

Sin embargo, y debido en parte a esa miopía tan característica de la Academia, no siempre sus grandes actores fueron premiados con el . Entre las más notables figuras que no fueron recompensadas con la dorada estatuilla se encuentran Greta Garbo, Cary Grant, Irene Dunne, Barbara Stanwyck, Deborah Kerr e incluso Charles Chaplin. Por supuesto, años después les concedieron un premio honorario tratando de superar el olvido.

LOS CABALLEROS
Este es el año de Leonardo DiCaprio. A estas alturas es el indiscutible favorito al Óscar. Y no hay mucho más que decir porque, además, se lo merece. Más allá de la deuda que la Academia pueda tener con él, su interpretación de Hugh Glass, uno de aquellos aventureros que se atrevieron a desafiar las fronteras inexistentes de América en el siglo XIX, es un trabajo de resistencia en el que lo entrega todo. No importa si nos gusta o no “The Revenant”, porque su creación dramática es magnífica. Hay quienes ven en Matt Damon a un cercano competidor. Personalmente no me entusiasma mucho su trabajo como el astronauta Mark Watney, en “The Martian”. Sin duda proyecta una personalidad carismática, muy de acuerdo al espíritu del personaje. Pero a decir verdad, es difícil pensar en Damon como un hombre capaz de sobrevivir en el espacio. No es posible creerlo.

Junto a ellos, tres actores interpretan personajes históricos en las que podrían considerarse películas de prestigio, de aquellas en las que Hollywood rinde tributo a la genialidad y valentía de los héroes que retrata. Siendo objetivo debo decir que ni “Trumbo” ni “The Danish Girl” son películas realmente valiosas más allá de sus actores. Bryan Cranston hace el papel del guionista Dalton Trumbo en un ‘biopic’ que cuenta sus tribulaciones durante la famosa Cacería de Brujas en Hollywood, aquella infame persecución anticomunista que dañó seriamente la vida de muchos artistas. Si bien Cranston interpreta su personaje con entereza, la cinta es tan unidimensional que mantiene un tono de farsa. No hay matices, no hay un verdadero sentimiento de peligro, solo la caricaturización de un vergonzoso período de la historia estadounidense que bien hace la industria en recordar.

Eddie Redmayne interpreta al artista danés Einar Wegener, cuya verdadera naturaleza sexual despierta para no dar marcha atrás en “The Danish Girl”. Es la crónica de uno de los primeros casos de cambio de sexo en la historia, pero tratada dentro de una atmósfera tan amanerada y es tética que impide sentir todo el dolor y el drama que la situación tiene. Redmayne interpreta con enorme sensibilidad a Einar/ Lili. Si pensamos de acuerdo a los gustos de los miembros de la Academia, sin duda aquí se encuentra el verdadero rival de Leonardo DiCaprio.

Finalmente, Michael Fassbender se pone en la piel del genial innovador informático en “Steve Jobs”. De las tres películas biográficas es la única que ofrece un punto de vista diferente, evitando las fórmulas comunes del género, el endiosamiento y la sensiblería. Y Fassbender, quien a estas alturas ya no tiene que probar lo gran actor que es, se luce ofreciendo un retrato con tantos matices.

EL TURNO DE LAS DAMAS
Este es un año atípico para las actrices porque no hay un único nombre que se perfile como favorito, como sucedió anteriormente con Helen Mirren en “The Queen” (2006) y casos similares. Para comenzar, mi preferida, Charlotte Rampling. Una extraordinaria actriz inglesa que comenzó su carrera hace 50 años y que desde entonces ha trabajado a las órdenes de los más grandes cineastas. Esta es la primera vez que participa de las nominaciones al Óscar y lo hace con una película pequeña titulada “45 Years”. Un sensible cuadro de madurez, en el que una mujer descubre casi al final de su vida los verdaderos vínculos emocionales con su marido. Rampling es de aquellas actrices que cubren por entero la pantalla y cuyo rostro es el paisaje sobre el que un gran artista puede pintar. Pero no ganará.

El premio será para Brie Larson, una joven y discreta actriz a la que hemos visto en los últimos años en todo tipo de papel pequeño. Finalmente le ha llegado el turno de llamar la atención y lo hace con una intensa interpretación en “Room”. Hace las veces de una mujer que ha vivido en cautiverio durante cinco años, acompañada únicamente por el hijo que ha tenido con su captor. La brutalidad del relato llega a nosotros a través de la mirada del niño (Jacob Tremblay). De obtener el premio se trataría de una manera de impulsar su carrera.

Como Larson, Saoirse Ronan es una joven actriz que viene consolidando una carrera. Interpreta a una inmigrante irlandesa en “Brooklyn”, una película de época que ha despertado el entusiasmo entre los miembros de la Academia. Es una cinta correcta y Ronan se desenvuelve a la altura de las circunstancias, aunque difícilmente podríamos pensar en ella como la mejor actriz del año.

Finalmente, dos favoritas de los últimos años y ganadoras del premio en ediciones anteriores: Jennifer Lawrence, por “Joy”, y Cate Blanchett, por “Carol”. Dos actrices de gran personalidad que entregan interpretaciones tan notables como distintas. La primera, en el papel de una joven madre emprendedora, que inventa un trapeador que le abre las puertas del éxito no sin antes pasar angustias. La energía, frescura y naturalidad con la que Lawrence se entrega es notable.

Y Cate Blanchett. No tengo palabras para resumir el entusiasmo que su actuación en “Carol” me puede producir. Es sensual, conmovedora, sensible. Es capaz de pasar por todas las emociones enfundada en un abrigo de piel, sosteniendo un coctel al estilo de las viejas estrellas, pero contándonos una historia muy actual de amor homosexual. Un nuevo triunfo en su carrera.

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