El final de la historia ya es conocido. Él admite su culpa, pide perdón, asegura que nunca fue su intención, que jamás creyó que estaba haciendo algo malo, que se suma al cambio positivo para evitar que haya más casos como el suyo. Lo hemos visto antes. Él, la figura importante, la carrera llena de éxitos, los años de experiencia. Y ellas, con miedo, con valor, con temor, con decisión, con algo que contar, con algo que denunciar. Armadas solo con testimonios y verdades.
Primero fueron nueve, ocho cantantes y una bailarina, las que dijeron en un reportaje de la agencia Associated Press que Plácido Domingo las acosó sexualmente durante la década de los ochenta. Eso pasó el 13 de agosto del año pasado. Para el 11 de setiembre, 11 mujeres más se sumaron a las denuncias. Una de ellas fue Angela Turner Wilson, quien compartió cartel con Domingo durante la representación de la ópera “Le Cid”, en la temporada 1999-2000, en la Ópera de Washington. La artista contó cómo una noche, mientras se maquillaban, él se levantó de su silla, se detuvo detrás de ella y le puso las manos sobre los hombros. Él la tocó sin su permiso. En otra ocasión, recordó Wilson, Domingo fue a su camerino y entró sin anunciarse, diciendo que quería desearle un buen espectáculo. Ya frente a ella, le dijo: “Necesito un beso. Es un papel exigente. Necesito un beso para darme fuerza”. Ella ha relatado ese suceso en más de una oportunidad a los medios: “Comencé a abrir la puerta y él la cerró, puso la mano sobre la puerta y dijo: ‘Necesito ese beso’. Y no me dejó salir”. “Le dije: ‘Te haré un trato. Puedes besar mi mejilla’. Me besó en la mejilla y luego se fue. Me asustó mucho. Volví a mi tocador y estaba temblando. Recuerdo haber pensado: ahora me he metido en un buen lío. ¿Cómo voy a manejarlo ahora?”, contó.
—Yo no fui—
En una entrevista publicada el 4 de diciembre del año pasado, en el diario “El País” de España, Plácido Domingo negó de diferentes formas las acusaciones en su contra y relató cómo fue su presentación en Salzburgo, su primer espectáculo tras ser señalado. “Salí [al escenario] con rabia, estaba muy reciente el caso. Con ganas de decir: ‘Aquí estoy, esto es lo que he hecho toda mi vida’. Ha sido una ofensa. Las acusaciones que me hacen no tienen sentido. Lo que quiero es ya dejar de hablar de todo esto”.
Durante la misma entrevista, aseguró que era un hombre que estaba a favor de la defensa de la mujer. “Nunca me he sobrepasado, no va con mi educación ni mi manera de ser. Tampoco he abusado de mi poder en ningún teatro. Hemos tomado las decisiones de contratación en equipo. He podido sugerir nombres para repartos principales, pero para papeles secundarios, de donde vienen algunas acusaciones, ni me acuerdo cuáles podían haber sido. Es que ni siquiera las decidía yo”, explicó.
—Castillo de naipes—
El 6 de setiembre, las óperas de las ciudades de Dallas, San Francisco y Filadelfia cancelaron las actuaciones que tenían con Domingo debido a las acusaciones, pero los teatros europeos respaldaron los compromisos con el tenor español. El 24 de ese mes el cantante decidió retirarse de la Met Opera, a solo un día de estrenar “Macbeth”.
El 2 de octubre, Domingo renunció a su cargo como director general de la Ópera de Los Ángeles. El 8 de noviembre el comité organizador de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 anunció que el tenor ya no participaría en el programa musical previo a los Juegos.
—La culpa y la responsabilidad—
Y el fin llega. Luego de seis meses de denuncias e investigaciones, pero tras años de impunidad, el fin llega.
Plácido Domingo cantó su admisión de culpa y responsabilidad con las notas más tristes de la música. “Me he tomado un tiempo, durante los últimos meses, para reflexionar sobre las acusaciones que varias compañeras han hecho en mi contra. Respeto que estas mujeres finalmente se sintieran lo suficientemente cómodas para hablar y quiero que sepan que realmente lamento el dolor que les causé. Acepto toda la responsabilidad de mis acciones”, dijo a través de un comunicado.
El tenor también agregó que estaba “comprometido” con que haya un “cambio positivo en la industria de la ópera para que nadie más tenga esa misma experiencia”. Y añadió que era su ferviente deseo que esta industria fuera un lugar de trabajo más seguro para todos. “Espero que mi ejemplo en el futuro anime a otros a seguirlo”, sentenció.
Durante años, cuando Plácido Domingo cantaba, el resto callaba. Tal vez se acostumbró al silencio de los demás.