Assereto: "'Cualquiera' busca agradecer el milagro de la vida"
José Silva

En “Cualquiera”, interpreta a un hombre entregado al placer asociado al éxito. Disfruta de la noche, apoyado por quienes cree son sus amigos. Su mundo parece reducirse a las cuatro paredes de un bullicioso y luminoso centro nocturno.

No obstante, su encuentro con Dios (Gabriela Velásquez) y La Muerte (Ismael Contreras) cambiará por completo su forma de ver las cosas. Y mientras se diluyen los últimos mililitros de alcohol en su sangre recibe una tarea compleja: “encontrar a alguien que hable bien de él”.

Solo de esa forma Cualquiera podría escapar de La Muerte y obtener una segunda oportunidad. Sin embargo, ¿habrá amigos, familiares o simples conocidos dispuestos a ayudar a este hombre desesperado?

Conversamos con Rómulo Assereto, uno de los más talentosos actores del teatro peruano, sobre su papel en esta obra dirigida por Juan Carlos Fisher, que va de jueves a martes a las 8 p.m. y los domingos a las 7 p.m. en el teatro La Plaza de Larcomar. Las entradas están a la venta en Teleticket y en la boletería del teatro.

-Hay una parte de la obra en donde el protagonista se encuentra con su imagen de la infancia. ¿Te has puesto a pensar cuándo dejaste de ser niño y pasaste a ser parte de esta sociedad tan compleja?

No sé en qué momento específico ocurrió pero me gustaría que no hubiera pasado. El quedarte siempre con ese pedazo de inocencia, o con la posibilidad de maravillarte frente a las cosas, de sorprenderte, de disfrutar sin pensar. Con esa posibilidad de que el único ‘pero’ sea volver al colegio el lunes. Poco a poco las preocupaciones, el trabajo, la tensión y las presiones te van ganando. Lo interesante de la obra es que, en ese momento, el personaje se da cuenta por primera vez de esto que estamos hablando. Que existe la posibilidad de volver a tener esa capacidad de asombrarte, de sorprenderte, de entregarte a un momento o de simplemente agradecer por estar ahí. Muchos no lo reconocemos. Y de eso habla la obra, de cómo al volvernos adultos nos olvidamos de las cosas importantes.

-¿Qué fue lo primero que te enganchó del guión, teniendo en cuenta que está basado en un texto escrito hace 500 años?

Una de las cosas que más me sorprendieron fue que, a pesar de ser un poema medieval inglés, las preguntas que se hace el personaje, los temas que se plantea la obra, son muy actuales. De hecho la versión que yo leí era una adaptación moderna del texto. Pero creo que son preguntas que se ha hecho el hombre desde el principio de la humanidad. ¿Qué hay más allá? ¿Qué hay después de la muerte? ¿Existe el alma? ¿Qué debemos valorar en la vida? Esos temas siempre han sido actuales.

-¿Crees que en algún momento relativizamos la muerte y nos creemos inmortales?

Creo que la muerte es una condición humana. No hay forma de evitarla. Aunque tampoco pienso que debamos vivir diariamente pensando que nos vamos a morir. Sin embargo, es importante no perder esa dimensión. Porque si reconocemos que no somos inmortales, que todo esto puede acabar en cualquier momento, porque me tropiezo o tengo una enfermedad, entonces empezaré  a cuestionarme cuáles son esas cosas importantes de estar aquí.

-¿Qué momento de la obra es el que te exige más como actor?

Bueno, creo que es exigente toda la obra. Mi personaje está en escena hablando y cuestionándose durante la hora y media que dura la función. Es exigente porque pasas de la absoluta inconsciencia, de la entrega al placer y la lujuria, a esta toma de conciencia y al evaluar y reconocer tu propia vida, a darte cuenta.

-Teniendo en cuenta que durante la obra debes cuestionarlo, enfrentarlo y hasta insultarlo, ¿cómo fue tu trabajo con Ismael  Contreras (quien hace el papel de La Muerte)?

Una maravilla. Él es un súper actor, y en realidad todo el elenco son grandes actores, muy talentosos. Eso hace mi trabajo mucho más fácil.

-También tienes que interactuar con Gabriela Velásquez, a quien le tocó hacer de Dios en la obra…

Con ella ya había trabajado previamente en varias obras y siempre es un placer. Es una actriz extraordinaria. Creo en todo lo que me dice.

-¿Por qué crees que un joven tendría que ver una obra que no le hará reír sino más bien cuestionarse a sí mismo?

Creo que hay muchos motivos para ver esta obra en particular. De hecho, el haber sido escrita hace 500 años ya es interesante, el tener una versión moderna de un texto tan cuestionador, que toca temas tan actuales, es también un valor. Que además esté adaptada a la Lima de hoy, que nos podamos reconocer en estos personajes, que podamos ver nuestra propia inconciencia. Además hay un elenco de lujo. Y Juan Carlos Fisher ha creado un espectáculo muy lindo de ver. Por todos esos motivos es una obra que vale la pena.

-¿Se podría decir que “Cualquiera” es una obra sobre la redención?

No lo sé, quizás eso me suena más a perdón y a ofrecer disculpas. Esa dimensión de la obra quisimos evitar. No es un protagonista que reconoce sus errores y luego pide perdón, sino que más bien al ver todo lo que ha hecho en la vida –lo bueno, lo malo y lo horrible—lo reconoce y agradece como una experiencia plena, total. Y creo que por ahí va el mensaje que hemos querido dar. No hay aquí una visión moralista tipo ¡debes hacer esto! Tenemos la intención de que la gente pueda reconocer todo en la vida. Sus aciertos y sus errores. Y así agradecer por esa experiencia única.

-Y se han cuidado mucho de quitarle toda esa mancha de moral…

Bueno, es la intención original de la obra, que fue escrita hace más de 500 años y que tuvo el objetivo de atraer fieles a la Iglesia Católica. Pero en este caso, esta versión ha tomado ese texto para decir algo más y no necesariamente indicar qué está bien o mal, sino más bien para agradecer el milagro de la vida.

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