La idea de convertir una casona barranquina en un moderno y sustentable centro cultural está en peligro. Gonzalo Núñez, actor y gestor de esta iniciativa, se ha topado con una serie de trabas que le resultan incomprensibles. “Llevamos más de 10 meses intentando explicarle al Ministerio de Cultura que hay una parte de atrás de la casa que ya no es monumento porque ha sido modificada, tiene ladrillos y hasta losetas, pero ellos no lo entienden porque se remiten a la ley general, a pesar de que hemos presentado estudios de historiadores que han llegado a la conclusión de que la zona ya no es patrimonio histórico. Pero parece que eso no es suficiente”. En el espacio mencionado, según los planos presentados a la Oficina de Patrimonio Cultural y la Municipalidad de Barranco, se tiene programado construir un teatro que albergaría al menos a 120 personas y que es la piedra angular del proyecto que intenta devolverle al bohemio distrito parte de su esplendor. Lo peor, dice Núñez, es que “nadie del ministerio ha venido a ver, al menos una sola vez, la casona”.
Su protesta cobra mayor sentido si tomamos en cuenta que hasta el momento los gastos que él y sus socios han tenido solo en alquiler superan los US$ 30 mil. “Estamos de acuerdo en que el patrimonio debe cuidarse, pero no hay que ahuyentar a quienes queremos darle cultura a Lima. Ni siquiera nos dan una solución o alternativa”, señala indignado. Pese a todo el retraso que este papeleo ha generado, una luz de esperanza sigue alentando el sueño de darle a Barranco un espacio digno para el teatro en particular y el arte en general. Haciendo gala del espíritu teatrero que corre por sus venas, Núñez ha organizado el encuentro escénico “Entre Ruinas”, un esfuerzo que está empujando a generar ingresos mientras se busca una solución que ayude de una vez por todas a poner manos a la obra en la construcción y restauración de los ambientes -sala de exposiciones, restaurante y otros- con los que contará el centro cultural. “Estas funciones también nos ayudan a que los vecinos y visitantes de Barranco se den cuenta de que a este distrito le hace falta un teatro y para que mis socios se convenzan de que construir uno es la mejor opción”. Aunque aún está en veremos, la buena aceptación de la temporada de “Entre ruinas”, con aforo reducido de 30 sitios, podría ampliarse por una semana más.
Mientras tanto, Núñez pide atención a este llamado de ayuda: “Agradecería mucho que expertos en temas de patrimonio inmueble y personas con experiencia en temas burocráticos nos den luces en este asunto”. Y adelanta que, si se logra el ansiado visto bueno para la construcción del teatro y la restauración de la casona, el centro cultural podría ser inaugurada en cinco o seis meses, según las proyecciones con las que trabajan. Un dato adicional es el nombre con el que se bautizará el espacio. “Estoy pensando que como yo he estudiado en los Reyes Rojos y conozco el legado del fundador, este centro cultural y teatro se llamará Constantino Carvallo”. Merecido reconocimiento del alumno al maestro.
Programación de “Entre ruinas”
Viernes 24
“Terapia” a las 7 p.m.
“Ya no tengo paciencia”, a las 8 p.m.
Sábado 25
Clase maestra con Mariana de Althaus”, a las 4 p.m.
“Me estresas”, a las 7 p.m.
“Terapia” a las 8 p.m.
“Quiéreme un poquito más”, a las 9 p.m.
“Ya no tengo paciencia”, a las 10 p.m.
Domingo 26
Concierto de Virreinata (música urbana), de 5 p.m a 8 p.m.
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