François Vallaeys se presentará en el CCPUCP, del 12 de junio al 4 de julio (Foto: El Comercio)

Cuando el filósofo francés pronuncia palabra, pareciera que un cuento está por empezar. Gesticula al máximo, utiliza ambas manos para apoyar la fuerza de su entonación y, como si estuviese a punto de compartir un secreto, se acerca a su interlocutor para culminar hablándole en voz baja. Para él, narrar un cuento no es un arte de niños.

— Tu público no son los más pequeños.
No, porque soy filósofo. Si me dedicara a ello, sería como pedirle a un pintor abstracto que realice bodegones. No significa que no podría hacerlo, pero no es lo que me gusta.

— ¿Cómo surge el interés por la narración oral?
No llego a las tradiciones por el cuento. Siempre me interesó hablar de filosofía con el gran público desde una formación actoral. Hay que sacarse de la cabeza que el arte de narrar cuentos es de niños. Yo no hago shows para un público infantil, porque mi humor es negro, político y adulto. Cuando uno se da cuenta de ello, recién puede encontrar en la tradición milenaria una fuente de sabiduría. Creo que no me equivoqué al dedicarme a esto porque me encanta.

(Foto: El Comercio)
(Foto: El Comercio)

— ¿Cuál es el poder transformador de los cuentos?
El cuento popular tiene un poder sanador porque expone de forma explícita los problemas más esenciales de la humanidad. Por ejemplo, hay cuentos sobre una mala madre porque hay niños que la tienen. Las artes no suelen hablar de eso, pero el cuento sí, a través de un héroe o una búsqueda. La oralidad sana porque cada persona evoca una imagen distinta. Diferente sería si yo representara algo con pinturas o máscaras, porque allí la persona vería un agente y se cuestionaría si se convence o no. El arte de contar un cuento es minimalista, con casi nada te puede sanar.

— Tu espectáculo "Al libre aire iré" fusiona la narración oral y las artes circenses. ¿Es la primera vez que haces algo así?
El espectáculo consta de siete cuentos que hablan del problema de la sostenibilidad. Comenzaremos con Dios, quien va a tratar de crear un mundo sostenible, pero es un mundo de burbujas y estas se revientan. Introduciremos cuentos sobre la búsqueda del ser humano para aprender a cuidar de la creación. Algunos de estos relatos nos van a aportar soluciones con héroes que logran elevarse, pero habrán otros cuentos en los que no se va a lograr y todo será un fracaso. Es un espectáculo atrevido porque será la primera vez en la que trabaje con el artista y malabarista Dirck Pajares. Él será una presencia visual muy importante. A él se sumará Loïc Vallaeys [su hijo], con música clásica de Mozart, Bach y Beethoven.

— Narrarás dos cuentos de autor. ¿Existen dificultades a la hora de contarlos?
El hecho de que sea un producto escrito por un autor lo hace difícil. No es el resultado de una tradición oral. Jamás contaría cuentos de Gabriel García Márquez o Rulfo o Bryce, porque es la escritura del autor la que se impone como interesante. Para narrar cuentos de autor, uno debe escoger uno que tenga un esqueleto que pueda ser narrado.

— ¿Cómo se reinventa un narrador de cuentos?
Dándose desafíos. Si hago cuatro espectáculos seguidos con el mismo tipo de atrevimiento, se convierte en una rutina. Entrar en la rutina es lo peor que hay para un artista escénico.

— ¿Y cuál es el mayor temor que tiene un narrador como tú?
Meterse delante de su cuento. Es decir, volverse soberbio y convertirse en un showman. En el arte de la narración es el cuento el que se debe contar a través de ti. Si tú te pones delante, muestras a un soberbio que dice cosas. Eso para el público es aburrido y repelente. Dejarse atravesar por el cuento es mostrarse muy frágil. Se debe llorar cuando hay que llorar, y reír cuando hay que reír. Uno debe dejar que su cuerpo se disperse por aquí y por allá, y obedecer al cuento.

— ¿Cómo se evita caer en la soberbia?
Escuchando al cuento, porque este es un viejo sabio. Él te dice: "Vengo del pasado, me transmito hoy para el mañana, así que, por favor, pórtate bien".

DATO
Lugar: CCPUCP.
Dirección: Av. Camino Real 1075, San Isidro.
Temporada: del 12 de junio al 4 de julio. Horario: martes y miércoles, 8 p.m.
Entradas: Teleticket.

Contenido sugerido

Contenido GEC