Muy pocos grupos musicales han sido sinónimos del humor como Les Luthiers, conjunto argentino que nos regaló hilarantes actos como “La gallina dijo eureka”, “El poeta y el eco” y la inolvidable “Cantata del adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras”. A poco de cumplir 55 años de existencia, la agrupación baja el telón por última vez con su gira internacional “Más Tropiezos de Mastropiero”, espectáculo que se presentará en el Gran Teatro Nacional el 21 y 22 de noviembre y que mostrará no solo actos clásicos de su repertorio, sino que también incluirá, por primera vez en 15 años, material completamente nuevo en la historia de la agrupación.
A unos meses de su último adiós – y a pocos días de que las entradas estén disponibles en Teleticket este 24 de agosto -, El Comercio pudo conversar con dos de sus miembros, Carlos López Puccio y Roberto Antier, sobre su nuevo espectáculo, su primera visita al Perú, la manera en que Les Luthiers se mantuvo unido por tantos años y cómo esperan ser recordados.
- ¿De qué trata “Más tropiezos de Mastropiero”?
Carlos López Puccio: Es un espectáculo levemente distinto de los anteriores, siempre dentro de la norma del collage, donde aparecen muchas obras supuestamente de Mastropiero. El eje es una presunta entrevista en un programa muy culto de televisión al maestro Johann Sebastian Mastropiero que sirve como pretexto para recordar presuntamente obras del compositor.
Roberto Antier: Si bien hablamos de los grandes éxitos de Mastropiero, en realidad también estamos estrenando obras nuevas, algo que no hacíamos desde hace 15 años.
-¿Ha cambiado el proceso de escribir con los nuevos integrantes?
Carlos López Puccio: Ha cambiado un poco. Lo histórico era que Jorge Maronna, Marcos Mundstock y yo escribamos las estructuras básicas de los shows para que luego, como grupo, se le pusiera la música, se ensayara y aportaran los demás compañeros. Cuando en 2019 tuvimos que configurarnos en este nuevo equipo por la enfermedad de Marcos, estábamos viviendo de las glorias del pasado haciendo antologías durante los últimos 9 años, por lo que a Jorge y a mí se nos ocurrió hacer un nuevo espectáculo con los nuevos integrantes, ya sin contar con Marcos ni con nuestro otro colaborador (Roberto) Fontanarrosa.
-¿Cuándo empezaron a hacer este nuevo espectáculo?
Carlos López Puccio: Esto empezó a mediados del 2019 y después vino la pandemia. Y si esta calamidad para la humanidad tuvo una pequeña virtud para nosotros es que estuvimos encerrados cada uno en su casa y pudimos intercambiar ideas por el internet todo el tiempo. Es decir, si algo cambió en este espectáculo es que fue creado inicialmente online.
Después, cuando el grupo se pudo volver a juntar en las tablas en febrero del año pasado, regresamos al mecanismo que teníamos tradicionalmente de ensayar lo escrito para probarlo y modificarlo. Solo al final del 2022 pudimos verificar que lo trabajado era de agrado del público y si tenía el nivel de los espectáculos anteriores. Para nuestra alegría - y un poco de sorpresa – tuvimos un éxito casi unánime. Por lo menos, a los que no les ha gustado el show, no nos lo han dicho.
- ¿Cómo lidian con las expectativas del público que quiere al equipo ‘clásico’ de Les Luthiers?
Roberto Antier: Sabiendo que no es algo que esté en mis manos. Lo que sí está en mis manos es tratar de hacerlo lo mejor posible, estudiar lo más posible e ir lo más preparado posible, aunque también sabiendo que se trata de una obra de teatro y que tengo que jugar con mis compañeros en el escenario. Yo que soy director de teatro y aprendí muy tempranamente que el peor camino es el copiar. Entonces me dije que aquí lo que hay es entretener, no hacer un concurso de imitadores de Marcos Mundstock; a partir de ahí me lo tomé de la manera de utilizar este maravilloso material a mi manera.
Carlos López Puccio: Cuando empezamos a trabajar con el nuevo equipo, fuimos verificando que se trataba de un elenco con un montón de posibilidades que no tenía el anterior. En “Más tropiezos de Mastropiero” la entrevista básica la hacen Roberto con Martín (O’Connor), algo que en una primera mirada muy ligera podrían haber sido Marcos y Daniel (Rabinovich); pero al momento de que empezamos a escribir, me fuí asombrando al ver cómo se llevaba a un resultado que no se habría podido llegar antes, explotando cosas que a mí no se me habían ocurrido.
- Les Luthiers visitó el Perú en 1982 para presentar “Mastropiero que nunca” en el Teatro Municipal...
Carlos López Puccio: ¿Cómo te acuerdas de eso? Fue una experiencia imborrable, porque hubo un apagón a causa de Sendero Luminoso que en ese entonces hacía todas esas tropelías. A poco de empezar el espectáculo nos quedamos a oscuras totales, sin luz y sin sonido. No tuvimos más remedio que suspender la función y nos volvimos a tientas al hotel. Y fue realmente a tientas, porque si al menos uno conoce algo de una ciudad puede tener una referencia en la penumbra, pero yo me acuerdo haber regresado tocando paredes hasta donde nos hospedábamos, que felizmente sí tenía un equipo electrógeno para el ascensor y no tuvimos que subir los quince pisos del hotel.
Roberto Antier: Qué paradoja que se llamaran Sendero Luminoso.
-Tienen otros recuerdos memorables de sus visitas al Perú.
Carlos López Puccio: La verdad es que hemos visitado menos de lo que hubiéramos querido; creo que fueron cuatro o cinco visitas. Y bueno, la comida peruana es proverbial, eso también es un más.
Roberto Antier: A mí me gustó mucho la más reciente presentación en el Jockey Club. Fue maravilloso interpretar “Viejos Hazmerreíres” bajo las estrellas en el 2022.
-En una entrevista con el dúo Pimpinela, Joaquín Galán me comentó que Daniel Rabinovich les recomendó un especialista para mantener la paz. ¿Cómo hacía Les Luthiers para continuar la armonía entre el grupo?
Carlos López Puccio: Con el mismo terapeuta, sin duda. Se trataba del doctor (Fernando Octavio) Ulloa, quien en ese momento estaba especializado en grupos de actividad creativa, una persona muy encantadora y sabia. Lo descubrimos en un momento inicial bastante trágico del grupo, cuando murió el creador Gerardo Masana, algo que fue, en términos freudianos, como la muerte del padre y que obligó a readaptar las jerarquías y nuestras formas de trabajo.
No se trataba de una terapia individual; el paciente era Les Luthiers, aunque a veces había que meterse un poquito. Íbamos una vez por semana a pelearnos, pero eran riñas como con guantes de boxeo, con el menor daño posible. Nos vino muy bien, aprendimos muchas cosas, y fue una manera de soportarnos y de querernos a lo largo de los 30 años que vivió el doctor.
-Del amplio catálogo de Les Luthiers, ¿cuál es su acto preferido?
Roberto Antier: Para interpretar, me gustó mucho “La comisión (Himnovaciones)”, la de los políticos. Y como espectador, me gustan mucho la “Cantata del adelantado Don Rodrigo Díaz de Carreras” y “Pepper Clemens”.
Carlos López Puccio: Está bien ese desglose, porque los actos de Les Luthiers se pueden dividir en dos franjas: las escenas teatrales y aquellas donde la acción trascurre a través de una canción. En mi caso, si bien “Himnovaciones” es un hito, hoy por hoy me quedo con la entrevista de “Más tropiezos de Mastropiero”, porque la disfruto mucho y veo todas sus funciones cuando la interpretamos. Y como canción me quedo con “Los jóvenes de hoy en día”, el rap que hicimos durante muchos años y que fue un éxito prolongadísimo.
Roberto Antier: En ese acto este señor pega un salto de aquí para allá, aterriza de rodillas y la gente hace “¡ooooh!”
Carlos López Puccio: Sabes que todavía lo puedo hacer bien.
- ¿Qué llevó a la decisión de que esta sea su última gira?
Carlos López Puccio: Las respuestas son muchas y confluyeron varias cosas. Este espectáculo nos costó a Jorge y a mí tres años y medio, así que básicamente nos preguntamos si vamos a emplear ese mismo tiempo, de los años que nos queden, para escribir otro. De ahí surgió la decisión de terminar con un éxito y despedirnos en una fecha que podamos controlar nosotros en vez del destino. Entonces hicimos una especie de acuerdo respecto a cuánto nos animamos a continuar con certeza y supusimos que un año vamos a poder seguir en pie y no usar el bastón en el escenario. Es una decisión algo contradictoria, pero termina satisfaciéndonos.
- Pero si yo lo veo mejor que Salí Baba a sus 30 años.
Carlos López Puccio: *Risas* Eso seguro, pero él había vivido un tiempo inmemorial y había reencarnado varias veces.
-¿Cuál creen que será el legado de Les Luthiers?
Roberto Antier: Yo creo que fueron formador del humor para muchos y nada da a conocer más el carácter de una persona que en las causas de su risa. Este grupo perfeccionó eso, y como alguien me dijo el otro día, “le agradezco a Les Luthiers” de que siempre me hizo ir al diccionario. Me parece que es un humor blanco creado con inteligencia, con muchas capas. Hoy en día, el legado es que está circulando por Tik Tok, por WhatsApp, pero si 30 segundos de eso te divierte, imagínate cómo vas a reírte durante dos horas rodeado de miles de personas, donde los chistes vienen todo el tiempo. Va a ser una sobredosis de endorfinas.
Carlos López Puccio: Yo quiero agregar que yo espero que se herede el modelo de chistes de Les Luthiers, que no es el humor espontáneo ni pequeño de Tik Tok, sino que juega más al desarrollo, a las estructuras y de que un chiste enlace con otro chiste y otro chiste para hacer una totalidad. Buscar, cómo ha pasado muchas en la historia del arte, que el producto no sea espontáneo, ni aleatorio, ni casual, ni mínimo, sino que haya desarrollo, construcción, inteligencia y pensamiento.