Rómulo Assereto y Osvaldo Cattone en tenso diálogo sobre la mesa. (Foto: Alessandro Currarino)
Rómulo Assereto y Osvaldo Cattone en tenso diálogo sobre la mesa. (Foto: Alessandro Currarino)
Enrique Planas

La primera vez que tuvo contacto con el Alzheimer fue luego de quedarse a dormir en la casa de su abuela. Al día siguiente, a la hora del desayuno, ella no lo reconoció. El director Juan Carlos Fisher tenía entonces 11 años, pero no ha olvidado esa mirada extrañada, la de alguien que se pregunta qué hace un desconocido en su casa. La memoria volvió poco después, pero ya nada sería igual. Su madre se lo explicaría después: era el inicio de un mal incurable que lentamente fue consumiendo a la señora Olga a lo largo de 20 años. “Al final, mi abuela se volvió como un espejo de nosotros, reflejaba solo lo que nosotros sentíamos por ella”, recuerda el director.

Pero el vínculo emocional que tiene Fisher con la obra que estrena la próxima semana en el teatro La Plaza no se limita al tema de la enfermedad. Hay otro motivo más feliz: su abuela estaba enamorada de Osvaldo Cattone. “Era el galán de su vida. Veía todas sus obras de teatro. Ella me llevaba al Marsano, y en la galería, donde estaba la lista de las obras presentadas, me hablaba de los montajes que había visto. Era la primera que se paraba a aplaudirlo”, recuerda. Ahora, para él, todas esas piezas calzan y sus significados se multiplican con “El padre”, la obra del francés Florian Zeller.

—Un tema del que no se habla—
La historia recae en André, octogenario patriarca que, encerrado en un departamento limeño, ha comenzado a perder la noción de la realidad. Desde su original perspectiva, la obra introduce al público en la nublada mente de un hombre cuyo campo de percepción va reduciéndose, repitiendo escenas, olvidando nombres, confundiendo fechas y rostros. La brillante dramaturgia de Zeller asume el deterioro de la memoria producto del Alzheimer como estética, proponiendo una narrativa fragmentaria y repetitiva.

“Por mi experiencia personal, y la asesoría profesional que hemos tenido para este montaje, sabemos que, poco a poco, la persona con Alzheimer va perdiendo gradualmente el contacto con la realidad. Su idea de espacio, lugar y tiempo va confundiéndose. Vive en una realidad creada por él mismo”, explica el director. “En la mirada de mi abuela, por ejemplo, yo me convertía en mi tío mayor y mi mamá se convertía en su propia madre. Por momentos, sientes que tras advertir el error lo entendían todo, y te miran luego con un conocimiento profundo que no pueden expresar. Son momentos muy conmovedores”, añade, comprometido con un montaje que aborda temas y preguntas que no suelen abordarse, a pesar de que todos tenemos a alguien cercano o conocido que sufre de esta incurable enfermedad.

Wendy Vásquez, Osvaldo Cattone, Rómulo Assereto y Michella Chale forman parte del elenco, junto con Montserrat Brugué y Óscar López Arias.
Wendy Vásquez, Osvaldo Cattone, Rómulo Assereto y Michella Chale forman parte del elenco, junto con Montserrat Brugué y Óscar López Arias.

—El mayor actor—
Fisher cumple un sueño de infancia al contar con Osvaldo Cattone en su elenco. El veterano director aceptó salir del Marsano para interpretar a uno de los personajes más conmovedores de su carrera. “La experiencia de haberlo dirigido es maravillosa. Me ha dado lecciones de vida que hacía tiempo no recibía”, confiesa el director. En el ensayo, podemos apreciar la actuación notable de Cattone: recorremos con él los oscuros laberintos mentales, nos conmovemos al ver cómo, a pesar de su enérgica pelea, regresiona hasta llorar como un niño abandonado. Y mientras el mal se desarrolla, el enfermo contamina también sus delicados vínculos familiares, especialmente con su hija, interpretada por Wendy Vásquez.

“De pronto, los hijos se convierten en padres de sus padres. Y eso genera culpa y responsabilidad”, reflexiona Fisher. “Eso es algo importante que aborda la obra: en qué momento los hijos asumen esa responsabilidad. ¿Pero qué sucede cuando tenemos que pensar en nuestras vidas por encima de las de otros? ¿Importa más sobrevivir al lado de nuestros padres enfermos o nuestra propia felicidad? Son cosas que nos preguntamos todos”, explica.

Para el elenco, es un lujo contar con el veterano actor argentino como compañero. Un compañero que llega al teatro una hora antes del ensayo, que sabe su letra desde el inicio, que asiste y propone. Por cierto, son 45 años que Cattone no había recibido órdenes de un director que no sea él mismo. Y se le ve gozar desde el llano. “Oswaldo tiene más energía que todo el elenco junto –comenta Fisher–. Ves a todos los actores cansados después del ensayo y él se levanta para gritar: ¡vamos, de nuevo!”.

MÁS INFORMACIÓN
​Lugar: Teatro La Plaza, Larcomar, Miraflores. Funciones: De jueves a martes, 8 p.m.; domingos a las 7 p.m. Entradas: S/65 y S/30. Teleticket. Temporada: Del 29 de junio al 12 de setiembre.

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