Una cosa siempre lleva a otra, sea con el origen del mundo o con las lecturas; un libro es la puerta de entrada a más. Así le pasó a , quien para dirigir su versión de “Frankenstein” en 2018 leyó “Paraíso perdido” de John Milton, que en la novela llega a las manos de la Criatura y le cambia la vida. El poema épico del siglo XVII que repasa el Génesis bíblico fue uno de los textos más influyentes del mundo anglosajón y quedó en la mente del actor como un pensamiento intrusivo; nunca lo abandonó y, seis años después, ha sido convertido en una puesta en escena para el circuito limeño.

El “Paraíso perdido” que llega al Teatro Británico es una ópera rock donde se muestra el punto de vista de Lucifer, quien según la tradición cristiana fue el más hermoso de los ángeles, pero por su rebelión contra Dios fue expulsado del cielo. La versión que vio El Comercio en un adelanto exclusivo tiene 18 personas en escena, incluyendo cuatro músicos, un coro y al protagonista demoníaco, interpretado por Luque, que también dirige. Al final del primer acto de la obra, el actor estaba bañado en sudor, pero con un gesto de imborrable satisfacción.

“Es durísimo”, nos cuenta el director en su camerino, ya despojado de las ropas negras del Diablo. “Es mostro, ha sido un viaje increíble. Sí, tengo miedo para serte completamente franco [risas]. ¡Además, estoy dirigiendo! Lo cual es verdaderamente colosal. Pero por alguna razón tengo la plena confianza de que voy a estar listo [para el estreno]”, sostiene. Mientras él canta y baila sobre las tablas, detrás lo acompañan los músicos Roberto Rodríguez (guitarra), Luis Felipe Ortega (batería), Renzo Solimano (bajo) y Andrés Herrera (teclado); integrantes como él de la banda Clavel, que ha publicado tres singles. Esta obra es su trabajo más extenso, álbum teatralizado escrito por un Luque poseído por el poema de Milton. “Las letras terminaron siendo un reflejo de lo que estaba leyendo”.

"Paraíso perdido": la obra en fotos

Fernando Luque, momentos antes del ensayo de "Paraíso perdido".
Fernando Luque, momentos antes del ensayo de "Paraíso perdido".
/ NUCLEO-FOTOGRAFIA > CESAR BUENO

A pesar del reto que representa esta obra, donde Luque ha sido llevado al límite como en ningún otro proyecto en su carrera, él se siente apoyado por todo el equipo que lo acompaña en el escenario y fuera de este. Entre el coro hay exalumnos de sus talleres de actuación, además de alumnos del ENSAD; el coreógrafo José Ruiz Subauste estuvo presente en el ensayo, atento a un elenco que no solo tenía que moverse de cierta manera, sino estar “en personaje”. En ambas cosas, el conjunto tuvo éxito. Los minutos que presenció este Diario se llevaron a cabo con micrófonos normales, pero Luque asegura que para el estreno se contará no solo con equipos especiales, sino con todo un trabajo de ingeniería musical que permita una adecuada apreciación del trabajo sonoro.

Todos saben quién es Lucifer, pero nadie lo conoce. ¿Cómo construir un personaje así? “Es un personaje romántico, que le da un valor inmenso al ‘yo’, a su propio deseo y ambición. Siento que [en el mundo] estamos imbuidos en un individualismo extremo, luciferino. Y sacándole el prejuicio de si es bueno o malo; es lo que es, es una preocupación excesiva por el yo, por el mostrarse, ganar y por imponer la propia voluntad y hacer lo que uno quiere. Es prácticamente el lema de la época”, sostiene Luque.

Y al mismo tiempo, Lucifer sufre. Las miradas del protagonista lo ponen a veces como travieso, pero más veces incluso como alguien desamparado. Un personaje de grises, pero con nobleza. “Hemos tratado de ver a Lucifer de la manera más secular posible, y poder entender un arquetipo de lo que realmente somos”.

Fernando Luque, momentos antes del ensayo de "Paraíso perdido".
Fernando Luque, momentos antes del ensayo de "Paraíso perdido".
/ NUCLEO-FOTOGRAFIA > CESAR BUENO
DATO

“Paraíso perdido”, de John Milton. Del 9 al 28 de febrero en el Teatro Británico (Bellavista 531, Miraflores, Lima). Entradas a la venta en https://joinnus.com/