Horrorizados frente al pantalla: (atrás) Alicia Mercado, Rómulo Assereto y Jimena Lindo, y (adelante) Katia Condos, Renzo Schuller, Gonzalo Torres y Paul Vega. (Foto: Manuel Melgar)
Horrorizados frente al pantalla: (atrás) Alicia Mercado, Rómulo Assereto y Jimena Lindo, y (adelante) Katia Condos, Renzo Schuller, Gonzalo Torres y Paul Vega. (Foto: Manuel Melgar)
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Toda la vida está en la palma de la mano. Información bancaria, mensajes con las parejas o amantes de turno, coordinaciones del trabajo, fotografías personales y hasta videos que jamás deberían ver la luz. Hay que ser extremadamente cuidadosos: un celular puede ser el mejor amigo del hombre o una verdadera caja de Pandora.

“¿Si le he puesto clave a mi celular? Sí, claro. ¿Quién no lo hace?”. Como muchos, Juan Carlos Fisher es extremadamente cuidadoso. Él sabe a quién se lo presta y a quién no, y jamás dejaría el celular desbloqueado en cualquier lugar. Incluso, reconoce, es una costumbre tenerlo al revés para que nadie pueda leer los mensajes o llamadas que entran. Quizá por eso le llama tanto la atención una ficción como “Perfectos desconocidos”, que, justamente, habla sobre dejar abierta la puerta de la información más íntima.

Paul Vega y Katia Condos dan vida a la pareja más longeva. Sus personajes son los que prestan su casa para la reunión, que, sin querer, terminará por transformarlos. (Foto: Manuel Melgar)
Paul Vega y Katia Condos dan vida a la pareja más longeva. Sus personajes son los que prestan su casa para la reunión, que, sin querer, terminará por transformarlos. (Foto: Manuel Melgar)
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A priori, por la premisa de la obra –un grupo de amigos se reúne y juega a dejar los celulares en la mesa para que todos se enteren de los mensajes y su contenido, o llamadas que llegan– sus protagonistas no deberían tener mayores inconvenientes. Total, entre amigos no hay secretos, ¿o sí? “Estos aparatos se han vuelto una extensión nuestra –reconoce Fisher–. Allí guardamos todo y es lo que, a veces, termina destruyendo nuestros vínculos. En el caso de esta obra, es un catalizador para que se revele el estado de las relaciones de las parejas reunidas”.

En efecto, en la puesta en escena que dirige –y que se estrena el miércoles en el teatro Pirandello– se develará todo aquello que, por conveniencia y miedo, se ha mantenido en secreto. Desde la relación de la pareja con más años de matrimonio hasta los que recién aceptaron ese compromiso; todas se mostrarán frágiles. Infidelidades, coqueteos y traición mellarán el amor y la amistad que los ha mantenido unidos.

EL MISTERIO

Si bien los personajes de “Perfectos desconocidos” saben que prestarse para este juego es una mala idea, hay algo que late dentro de ellos y que los hace seguir adelante: el deseo de saber más del otro, quizá, aún más de lo que deberían saber.

“Creo que eso es algo inherente a todos –agrega el director–. Yo soy una persona especialmente curiosa, así que me siento identificado. Suelo mirar el celular de la persona que está a mi costado, pero no con las ganas de conocer la información que está compartiendo, sino solo para saber qué está mirando”.

El selfie, preludio del caos. (Foto: Manuel Melgar)
El selfie, preludio del caos. (Foto: Manuel Melgar)
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Pero “Perfectos desconocidos” no solo apunta a criticar la chismosería y la relación que la mayoría de personas tienen con los celulares. Para Fisher, la ficción también invita a reflexionar sobre los vínculos que establecemos. “Siempre es bueno mantener el misterio en las relaciones, sobre todo en las de pareja –acota–. Eso hace que todo se vuelva más atractivo. Pero no es lo mismo que tener un secreto, que podríamos definir como aquello que puede hacer daño a la otra persona. En todo caso, el juego que se plantea aquí hace que se vaya descubriendo que las relaciones no son las que aparentan ser”.

Aunque de manera soslayada, el montaje también habla sobre el exceso de confianza entre los amigos y cómo esta, en palabras de Fisher, “puede ser un asco”. “Con ella –destaca– los filtros desaparecen y se evita que se piense en la otra persona. Poco a poco, todos los que son parte de ese universo se vuelven un prototipo. Está el que ‘bulea’, el ‘buleado’, el que presiona, el que es presionado, el que no cumple con las expectativas”. Hasta los mejores amigos pueden ser malos.

EL ECLIPSE

“Perfetti Sconosciuti”, de Paolo Genovese, se estrenó en la pantalla grande en el 2016. Desde entonces, la comedia ha sido adaptada a varios idiomas y contextos (incluso, a inicios del año pasado, Osvaldo Cattone montó una versión libre titulada “Celular”). Tan solo en Netflix existen tres versiones: la mexicana (con Cecilia Suárez, recordada por “La casa de las flores”), la francesa y la española (esta última dirigida por Álex de la Iglesia).

En todas las versiones (incluida la de Fisher), la noche de amigos coincide con la de un eclipse. Pero en la de De la Iglesia cobra particular protagonismo: se trata de un evento extrañísimo que ocasiona que la realidad se paralice, el mundo se torne rojizo y un viento extraño recorra la ciudad. ¿Será una metáfora? ¿Un anuncio de que el juego que está a punto de ocurrir y que obliga a las personas a desprenderse de sus celulares es algo inusual? Aunque sabe que es una posibilidad, Fisher no está convencido de ello. “Aquí sucede y ya. Es una situación, pero no tan extrema ni es un detonante”, dice. En estos tiempos, ya ni eso nos asombra.

MÁS INFORMACIÓN

Lugar: teatro Pirandello. Dirección: Av. Alejandro Tirado 274, Cercado de Lima. Estreno: miércoles. Funciones: de jueves a lunes, 8:30 p.m.; domingos, 7 p.m. Entradas: Teleticket.

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