El 7 de octubre de 1571, en el golfo de Patras, cerca de la ciudad griega de Naupacto (Lepanto en italiano), se enfrentó la armada del Imperio otomano contra la coalición católica organizada por el papa Pío V. Felipe II de España puso el dinero; y la república de Venecia, sus galeras.
Fue una carnicería: bombas de alquitrán extendían el fuego sobre el agua, disparos de cañones, arcabuces y mosquetes confundían el fuego y el humo. A la hora del recuento, en el bando derrotado se contaron 30 mil bajas, mientras que entre los vencedores, 7.600 cristianos dieron de comer a los peces. El triunfo de la llamada Liga Santa frenó el expansionismo turco en el Mediterráneo, y para celebrarlo el papa Pío V instituyó la fiesta de Nuestra Señora de la Victoria, mientras Felipe II utilizaba este triunfo para reforzar su posición como rey católico y los venecianos aseguraban sus rutas de comercio marítimo.
Pero las grandes épicas no solo son emprendidas por ejércitos. “Escenas de una ejecución”, obra del dramaturgo inglés Howard Barker que se estrena este fin de semana en el Teatro Británico, da cuenta de la épica personal de la pintora veneciana Galactia (inspirada en la histórica artista barroca Artemisia Gentileschi) para llevar a un lienzo de grandes dimensiones aquella batalla. Al personaje encarnado por Norma Martínez no la mueve la retórica patriótica: lo que pretende, desafiando al poder que le encargó el lienzo celebratorio, es representar la obscenidad de la guerra: su espanto y su horror, el coraje y la rabia, los lastimosos cadáveres asomando del agua como boyas.
Dirigida por Jorge Villanueva, la obra convoca a un elenco de 11 actores, en el que, además de Martínez, destacan Carlos Victoria, Irene Eyzaguirre, Omar García, Jesús Neyra o Víctor Prada, quienes participan en un espectáculo como no se veía desde tiempos previos a la pandemia. Más allá de la épica de una artista empeñada en mantenerse fiel a sus ideales, “Escenas de una ejecución” es una obra sobre el poder y los mecanismos de la censura, que nos permite reflexionar sobre nuestra real libertad creativa. ¿Un artista debe sacrificarlo todo por su arte o debe conciliar con el poder y con el público?
“Galactia pone estos temas en debate. ¿Qué es el arte al fin y al cabo? ¿Luchar por un ideal? ¿Ser activista? ¿Darle a la gente lo que quiere? Vivimos tiempos en que todo se vende, y la resistencia desde el arte pasa por conservar su voz incómoda, como la de la protagonista de esta obra. En un sistema en el que el individualismo se impone en todo, el arte aún puede ser un lugar de verdad. En el caso de la artista interpretada por Norma Martínez, ella piensa que el arte no debe estar subordinado a nada. Y por eso no se somete”, añade el director.
Lugar: Teatro Británico. Dirección: calle Bellavista 527, Miraflores. Temporada: del 24 de setiembre al 4 de diciembre. Viernes y sábados, 8 p.m. Domingos, 7 p.m. Entradas: Joinnus.
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