Galactia, interpretada por Norma Martínez, se enfrenta al Estado de Venecia después de la Batalla de Lepanto en 1571. Aunque la ciudad encarga la pintura para celebrar la victoria sobre los turcos, la visión de la artista difiere dramáticamente de lo solicitado con una propuesta más que transgresora.  (Foto: Elías Alfageme / El Comercio)
Galactia, interpretada por Norma Martínez, se enfrenta al Estado de Venecia después de la Batalla de Lepanto en 1571. Aunque la ciudad encarga la pintura para celebrar la victoria sobre los turcos, la visión de la artista difiere dramáticamente de lo solicitado con una propuesta más que transgresora. (Foto: Elías Alfageme / El Comercio)
Enrique Planas

El 7 de octubre de 1571, en el golfo de Patras, cerca de la ciudad griega de Naupacto (Lepanto en italiano), se enfrentó la armada del Imperio otomano contra la coalición católica organizada por el papa Pío V. Felipe II de España puso el dinero; y la república de Venecia, sus galeras.

Fue una carnicería: bombas de alquitrán extendían el fuego sobre el agua, disparos de cañones, arcabuces y mosquetes confundían el fuego y el humo. A la hora del recuento, en el bando derrotado se contaron 30 mil bajas, mientras que entre los vencedores, 7.600 cristianos dieron de comer a los peces. El triunfo de la llamada Liga Santa frenó el expansionismo turco en el Mediterráneo, y para celebrarlo el papa Pío V instituyó la fiesta de Nuestra Señora de la Victoria, mientras Felipe II utilizaba este triunfo para reforzar su posición como rey católico y los venecianos aseguraban sus rutas de comercio marítimo.

Esta obra es una crítica a la censura en el arte, un viaje sin miedo que nos conduce a los extremos y a ser consecuentes con nosotros mismos (Foto: Elías Alfageme / El Comercio)
Esta obra es una crítica a la censura en el arte, un viaje sin miedo que nos conduce a los extremos y a ser consecuentes con nosotros mismos (Foto: Elías Alfageme / El Comercio)

Pero las grandes épicas no solo son emprendidas por ejércitos. “Escenas de una ejecución”, obra del dramaturgo inglés Howard Barker que se estrena este fin de semana en el Teatro Británico, da cuenta de la épica personal de la pintora veneciana Galactia (inspirada en la histórica artista barroca Artemisia Gentileschi) para llevar a un lienzo de grandes dimensiones aquella batalla. Al personaje encarnado por Norma Martínez no la mueve la retórica patriótica: lo que pretende, desafiando al poder que le encargó el lienzo celebratorio, es representar la obscenidad de la guerra: su espanto y su horror, el coraje y la rabia, los lastimosos cadáveres asomando del agua como boyas.

Norma Martínez y Omar García en escena,  (Foto: Elías Alfageme / El Comercio)
Norma Martínez y Omar García en escena, (Foto: Elías Alfageme / El Comercio)

Dirigida por Jorge Villanueva, la obra convoca a un elenco de 11 actores, en el que, además de Martínez, destacan Carlos Victoria, Irene Eyzaguirre, Omar García, Jesús Neyra o Víctor Prada, quienes participan en un espectáculo como no se veía desde tiempos previos a la pandemia. Más allá de la épica de una artista empeñada en mantenerse fiel a sus ideales, “Escenas de una ejecución” es una obra sobre el poder y los mecanismos de la censura, que nos permite reflexionar sobre nuestra real libertad creativa. ¿Un artista debe sacrificarlo todo por su arte o debe conciliar con el poder y con el público?

Escenas de una ejecución, una de las obras más destacadas del dramaturgo británico Howard Barker. El autor hace referencia al término teatro de la catástrofe para describir su trabajo. Sus obras a menudo exploran la violencia, la sexualidad, el deseo de poder y la motivación humana. (Foto: Elías Alfageme / El Comercio)
Escenas de una ejecución, una de las obras más destacadas del dramaturgo británico Howard Barker. El autor hace referencia al término teatro de la catástrofe para describir su trabajo. Sus obras a menudo exploran la violencia, la sexualidad, el deseo de poder y la motivación humana. (Foto: Elías Alfageme / El Comercio)

“Galactia pone estos temas en debate. ¿Qué es el arte al fin y al cabo? ¿Luchar por un ideal? ¿Ser activista? ¿Darle a la gente lo que quiere? Vivimos tiempos en que todo se vende, y la resistencia desde el arte pasa por conservar su voz incómoda, como la de la protagonista de esta obra. En un sistema en el que el individualismo se impone en todo, el arte aún puede ser un lugar de verdad. En el caso de la artista interpretada por Norma Martínez, ella piensa que el arte no debe estar subordinado a nada. Y por eso no se somete”, añade el director.

“Autorretrato como santa Catalina de Alejandría", de Artemisia Gentileschi, pintora que sirve de modelo para el personaje que encarna Norma Martínez.
“Autorretrato como santa Catalina de Alejandría", de Artemisia Gentileschi, pintora que sirve de modelo para el personaje que encarna Norma Martínez.
/ The National Gallery Photographic Department
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Lugar: Teatro Británico. Dirección: calle Bellavista 527, Miraflores. Temporada: del 24 de setiembre al 4 de diciembre. Viernes y sábados, 8 p.m. Domingos, 7 p.m. Entradas: Joinnus.

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