Entre el silbido del viento y la luz cenital que tiembla en la noche, un relámpago corta la oscuridad. Entonces un delicado resplandor se enciende sobre ‘Quilla’, delineando su figura de madre gestante. “Las palabras de nuestra pacha mama caminan con los vientos por los cerros, de pueblo en pueblo. Eso decían nuestros ancestros. Arriba en el cielo estarán solo las personas buenas. Aquí, en la Tierra, estaremos todos, pero seremos escogidos. Y debajo de la tierra nos reuniremos todos para descansar. Eso decían los gentiles”, declama en lengua quechua chanca. Luego cae al piso. Y las pantallas electrónicas se encienden: “Tinkuy, el encuentro de las artes”.
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‘Quilla’ es Magaly Solier perfectamente sumergida en su papel de madre en la afanosa búsqueda de un norte existencial. Enfrentada a un universo que va del tempestuoso clima terráqueo a la ingravidez selenita, donde se convierte en una escultura. Una Venus andina orlada por el firmamento sideral. Sobre su torso desnudo se imprimirán texturas y patrones andinos por obra y gracia de un grupo de hilanderas que tiñen, tejen y destejen un telar con motivos ancestrales. Entonces “Tinkuy” será lo que significa en quechua: encuentro. Tanto de tres lenguajes artísticos —técnica audiovisual, diseño de moda y arte escénica— como de los tres planos que componen la cosmovisión andina: el universo, la pacha mama y la dualidad entre el mundo interior y la estructura social.
Narrada predominantemente en quechua, a Solier la acompañan la soprano de coloratura Sylvia Falcón y la rapera en quechua Renata Flores. Y si la conjunción simultánea de dinámica muscular corre a cargo de la Compañía de Teatro Físico, la orquestación está a cargo de la multipremiada banda Novalima. El vestuario y dirección de moda son de los diseñadores Annaiss Yucra y Omar Valladolid. Así las cosas, el elenco multidisciplinario se despliega en un escenario de 600 metros cuadrados para una obra cuyas pretensiones omniabarcantes parecen estar plenamente colmadas con diseños de luz de alta tecnología, pantallas LED y mapping de Auroled y Lighting Design.
Plataformas cósmicas
“‘Tinkuy’ nace como respuesta a una pandemia que obligó a restringir todo evento cultural. Sin conciertos, teatro ni fashion shows, junto a Roberto Garabán y Juan José Ramírez decidimos crear un espectáculo que responda a las necesidades de expresión que tienen los artistas en este momento. Siempre he sido un entusiasta de las nuevas plataformas para contar historias. Entonces, la idea también surge de querer hacer algo en un formato muy innovador hablando de nosotros, de nuestras raíces, de la tradición de nuestros pueblos originarios y su cosmovisión”, dice David Algar, director de una obra que responde en forma y estilo a sus particulares formas de aclimatación avant-garde.
Así hilvana el viaje de la protagonista y su maternidad por tres planos que empiezan en el cosmos —ese mundo de arriba o Hanan Pacha dominado por la Luna y el Sol—, el planeta Tierra o Kai Pacha —donde el hombre siembra su existencia y se conecta con la naturaleza— y el mundo interior o Uku Pacha —espacio donde se dialoga con uno mismo—. Semejante trayectoria, por cierto, no estará exenta de peligros, luchas y desafíos. Concretamente, los de una sociedad tentada por la bruma sensorial representada por la máquina, que puede conducir a la despersonalización crónica.
En ese sentido, resulta paradigmático ese pasaje en el que Quilla descansa plácidamente en un colchón de nubes cuando irrumpe el timbre de un teléfono celular. Entonces se distorsiona la atmósfera, el juego audiovisual entra en conflicto y un flujo de símbolos se trasforman en los engranajes de una máquina que intenta devorarla. Aparecen seis performers en trajes de ejecutivas con celulares gigantes y máscaras, todas se mueven al ritmo frenético de la melodía “Adoctrinamiento”. A medida que la canción avanza, la coreografía presenta matices más hostiles. Todo lo cual determina que Solier, exasperada, atraviese la pacha mama con un haz espiritual que hará estallar la máquina. Todos caen al suelo, pero será una música de sanación la que recomponga el equilibrio.
Puente electrónico
No menos remarcables serán las variables textiles que se incorporan, engarzan y sincronizan en el funcionamiento conjunto. El diseño de moda expresará la particular visión del mundo andino como un simbólico visual cargado de historia en un encuentro genuino que articula tela, danza y ritual. Todo un viaje milenario, estético y conceptual soportando la música, esa amalgama que en Novalima encuentra un puente entre lo vernacular y la electrónica. Al final, todo el aparato funciona como una forma inteligente de deconstrucción y reapropiación de nuestras raíces originarias en delicado trasvase hi-tech.
En suma, una superproducción que se estrenará mañana en televisión abierta y que la coyuntura sanitaria momentáneamente impide su exhibición teatral. Más bien los productores garantizan su proyección en centros culturales y museos del mundo entero, siempre y cuando la puesta visual incorpore video mapping y luces en vivo. Para que, en medio de sonidos de la floresta, ofrendas para la siembra y esferas de luz que saturan los espacios, el homenaje a Micaela Bastidas, María Parado de Bellido y Clorinda Matto de Turner corporeice también la sustancia indomable de la mujer peruana. Aplausos.
El dato
“Tinkuy” se transmitirá el 28 de julio a las 7:00 pm por TV Perú en señal y vía streaming a través de las principales plataformas culturales.
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