Existe un corto relato de la autora francesa Isabelle Carrier que cuenta la historia de Lorenzo, un pequeño niño que tiene una característica muy especial: todo el tiempo debe arrastrar una cacerola mediante una cuerda. Debido a ello, en muchas ocasiones tiene que hacer el doble de esfuerzo para realizar ciertas actividades, a diferencia del resto de niños de su edad. Incluso, a veces, este menaje le pone ciertas dificultades al atascarse en todos lados, generándole retos en la vida que, gracias a la ayuda de algunas amables personas, aprende a superar poco a poco. La cacerola sigue estando allí, pero es más discreta y ya no se estanca en ningún lado. Pero sobre todo, Lorenzo sigue siendo el mismo.
La historia de Lorenzo es una metáfora ficticia que no escapa de la realidad. Pues de la misma manera que él, encontramos casos verdaderos como el de Sandro, Ronald y Juan Carlos, tres jóvenes que no permitieron que el autismo les impida crear un cambio significativo en sus vidas, siendo impulsados por la formación recibida en el Centro Ann Sullivan del Perú (CASP), institución que educa a personas con habilidades diferentes y entrena a sus familias desde hace 43 años.
Y es que, con que exista una sola persona que tenga la voluntad de ayudar a alguien, ya se está marcando la diferencia. En el año 1979, la Dra. Liliana Mayo Ortega dio inicio a este proyecto solo con ocho estudiantes en el garaje de su casa, ubicado en el distrito de La Punta. Su mayor motivación fue la ausencia de instituciones en el Perú que brinden servicios a esta población. Hoy, el Centro Ann Sullivan del Perú atiende a más de 400 familias en un edificio en el distrito de San Miguel, construido con la contribución de donaciones de organizaciones nacionales e internacionales.
Este centro es nombrado en honor a la profesora estadounidense de la conocida escritora Helen Keller, quien quedó sorda y ciega a causa de una enfermedad cuando tenía 19 meses de edad.
Como su maestra, Sullivan empezó comunicándose con ella de forma paciente, enseñándole el alfabeto manual. Keller pronto aprendió a leer y escribir en Braille. Gracias al trabajo de Sullivan, ella llegó a desarrollarse culturalmente, siendo una escritora y conferencista pública mundialmente famosa.
Las historias de alumnos como Sandro, Ronald y Juan Carlos tomaron un giro de 180 grados al ingresar al CASP, pues desde la tierna edad de 3 y 5 años, realizaron un arduo trabajo en equipo de la mano de sus familias y los profesionales del centro. “Sandro, Ronald y Juan Carlos nos han demostrado que son personas que se desenvuelven muy bien en cualquier ambiente y aspecto de su vida, pueden compartir con cualquier persona en una situación de socialización y disfrutar del momento como todos nosotros”, comenta la doctora.
Estos tres jóvenes actualmente trabajan y son el sustento principal de sus hogares; demostrando que es posible que las personas con habilidades especiales puedan ser independientes, productivas y felices si es que cuentan con la empatía de su entorno. Todo esto gracias al equipo de profesionales altamente capacitados y experimentados; quienes para mantenerse al día con las mejores prácticas y perfeccionar sus habilidades participan en una capacitación continua de 280 horas al año.
Sin embargo, nada sería factible sin el apoyo de las donaciones, puesto que más del 60% de las familias atendidas en el centro necesitan una beca debido a su situación económica. Por este motivo, el CASP cuenta con un Comité de Apoyo, el cual trabaja arduamente para financiar estos fondos mediante eventos y campañas de donación. De esta manera, personas como Ronald, Sandro y Juan Carlos tienen la oportunidad de recibir una educación que se enfoca en resaltar sus habilidades, más allá de sus discapacidades.
Por intermedio del Comité de Apoyo del CASP, liderado por su presidente, Miki Miró Quesada, se realizan actividades benéficas para recaudar los fondos necesarios que permita financiar las becas otorgadas a las familias que lo necesitan. El almuerzo a beneficio del CASP se realizará el sábado 19 de noviembre en el reconocido restaurante dentro del museo de sitio “Huaca Pucllana”.
Para más información, comunicarse al (01) 514-7100 o 993 561 358.