Meses antes de nacer, ya tenía nombre. Se llamaría Guillermo como su padre, pues él y toda su familia estaban seguros de que el bebe que esperaban sería un varón. Sin embargo, aquel verano de 1965 fue una niña la que lanzó el primer grito de vida en el Hospital de la Base Naval del Callao. Jessica Newton cuenta divertida esta historia y añade que su progenitor solía decirle que ella “era una mente de hombre en el cuerpo de una mujer”. Sus intereses no encajaban con las chicas de entonces y el autor de sus días tuvo que aprender a tratar con una hija que no tenía por objetivo esencial aprender las labores de casa. Años después, a pesar de la negativa paterna, un desafío disfrazado de broma la encaminó hacia el mundo de las reinas de belleza. En 1987 no solo ganó el Miss Perú Universo y quedó en el top 10 del certamen global, sino que también organizó por primera vez el Señora Perú.
Con varias décadas de experiencia en este tipo de concursos y más de una corona internacional lograda por sus mises, la exitosa empresaria viene desarrollando la edición virtual del Miss Perú 2020. Tras la grabación del sexto capítulo del evento, hablamos con Newton sobre las novedades que trae consigo esta versión inédita, los cambios que viene experimentando la organización que dirige y la importante labor social que esta desarrolla.
-¿Cómo llega a ser parte de la organización de Miss Perú?
Después del certamen que gané me toca viajar por el país y, para ser honesta, había viajado más internacionalmente que dentro del Perú. Así voy descubriendo la realidad nacional y con esto los problemas que existen. Me doy cuenta de que teniendo una plataforma enorme, con auspiciadores y medios de comunicación a mi alrededor, se pueden hacer muchas cosas. Pude ver que en el país no solo hay un problema de educación y salud tremenda sino también que la violencia hacia la mujer es espantosa. Cuando he visitado otros departamentos, las mujeres me comentaban que nacer linda y no tener recursos es verdaderamente un problema. A esa niña hay que cuidarla el triple porque está más expuesta a cualquier tipo de violencia. De esta manera me fui haciendo cada vez más responsable del tema y una cosa llevó a la otra. En 1993 me llaman para relanzar el Miss Perú que había perdido su exposición y estaba pasando por una crisis. Con ayuda de la revista Gente, elegimos a Deborah de Souza y al año siguiente con ATV logramos construir un escenario flotante en la Huacachina e hicimos un Miss Perú televisado.
-¿Cuáles considera que son los cambios más importantes del certamen en las últimas dos décadas?
Uno es que las medidas ya no son tan importantes. Antes debías tener el famoso 90-60-90 y la obligación de tener cierta altura. No dejas de ser bella si no llegas al metro setenta. Otro cambio es el hecho de que las mujeres que tengan una talla grande también pueden competir.
-Competir, ¿pero ganar? ¿No estamos aún lejos de eso?
Creo que ahora, en medio de la pandemia, es cuando la gente se está dando cuenta de lo importante que es tener un cuerpo saludable y sobre todo tener el peso necesario. Porque ya no es un tema solo de belleza sino de salud. Además los cánones de belleza cambian todo el tiempo. Hace tiempo las mujeres robustas eran vistas como más atractivas, luego vinieron las muy delgaditas, luego el busto se convierte en un atractivo muy sensual.
-Es cierto que los parámetros para la elección de las mises están cambiando, pero en unos países más que en otros. En Alemania, por ejemplo, fue elegida una mujer de 35 años y no es importante el estado civil o si tiene o no hijos.
Sí, pero uno siempre tiene que saber en qué compite. La Miss Universo, por ejemplo, tiene que mudarse a vivir a New York y debe vivir sola a disposición de la organización. Ya desde ese hecho es imposible que tengas hijos porque tendrías que renunciar a verlos durante un año entero. Las normas son muy claras. Para participar en Miss Universo la edad máxima es 28 años.
-También se cuestiona el desfile en ropa de baño que, por ejemplo, fue eliminado en Miss América hace un par de años.
El cuerpo es algo natural y salir en traje de baño también. Cuando las feministas salieron a decir que los certámenes de belleza no se deben realizar más les estaban diciendo a las mujeres que no pueden mostrar su cuerpo porque pueden generar una reacción masculina. Eso es ponerle límites.
-¿Le parece que es una forma de ser machista?
Por supuesto, es como decir que las mujeres tienen la culpa de cualquier abuso porque salen en ropa de baño, por favor. Mientras más ha avanzado el certamen hemos visto cambios más drásticos. Por ejemplo, nunca se hubiera pensado que una mujer pudiera competir con la cabeza rapada. Ha habido casos de mujeres que han salido así, con el cabello muy corto, y siguen siendo hermosísimas. La última Miss Universo, la sudafricana Zozibini Tunzi tuvo ese look y salió a dar su discurso y dijo que había que romper con los cánones preestablecidos de belleza y que ella está en el certamen porque quiere que todas las niñas que se parezcan a ella se sientan bellas.
-¿Qué es lo que más la llena de satisfacción como organizadora de concursos de belleza?
Yo diría que, fuera de salir como una abanderada de la no violencia contra la mujer, es saber que una mujer transgénero haya intentado concursar en Miss Perú. Eso para mí ha sido valiosísimo. Tuvimos una candidata con estas características antes que Miss Universo. Fuimos el primer país en el mundo en aceptarlo, pero desgraciadamente las leyes en Perú no permiten que las mujeres transgénero tengan un DNI que diga que son del género femenino. Hay que hacerle un juicio al Estado y se demora tanto que es casi imposible que dentro del rango de edad que se pide en Miss Perú puedan participar.
-Entonces, ¿usted sí estuvo de acuerdo con la elección de Miss España hace un par de años?
Totalmente, ella va a ser jurado en esta edición de Miss Perú. Ángela Ponce es la única que llegó a la organización de Miss Universo y se coronó. Es una mujer extraordinaria. Creo que el concurso de belleza de Miss Universo puede ayudar a ver las cosas de una manera diferente y el hecho de que seamos abiertos e inclusivos en muchos temas nos permite mostrarles a las chicas y chicos que la belleza hay que celebrarla en todos los colores y formas, pero sobre todo con mucho respeto. Porque lo que es lindo para ti no necesariamente tiene que serlo para mí. Por ejemplo, el tema de la orientación sexual en el concurso para mí no es un limitante. Esa es una barrera que hemos tenido y contra la cual estamos luchando. ¿Qué pasa si una chica que concursa es gay? ¿Eso la limita para ser Miss Perú? Yo creo que no.
-¿Y si una chica con actitudes que no son consideradas muy “femeninas” desea participar?
No voy a entrar en detalles, pero sí hemos tenido candidatas con una orientación sexual distinta y no por eso alguien tiene el derecho de cuestionar su vida privada. Por ejemplo, me he encontrado con muchos casos de anorexia, de bulimia, de violación familiar. Esto último es realmente espantoso. No hay un año en el que yo no tenga un caso de abuso. Que una mujer se quede callada por no generar un problema es inaceptable. La violencia nace en los hogares y hay que cambiar la forma en que guiamos a nuestros hijos paras evitarlo. Y nuestra organización trabaja en eso.
-¿Podemos esperar que en un futuro no muy lejano en Miss Perú se dé la inclusión lograda, digamos, en España?
Mira, nosotros tuvimos a Dayana Valenzuela, una chica transgénero que como te digo no llegó a competir en Miss Perú, pero la enviamos a competir a Asia en Miss International Queen y quedó como Miss Simpatía. El único obstáculo para que pueda concursar aquí es un tema legal. Como en muchos casos son las leyes y el respeto a las personas lo que tiene que aplicarse.
-¿Qué les respondería a las personas que piensan que los concursos de belleza parten de una visión machista de la mujer?
Les diría que antes de criticar hay que conocer. Es muy fácil etiquetar, pero nadie tiene el derecho de hacerlo si no conoce el trabajo que aquí se realiza. El hecho de pensar que la mujer es un objeto sexual, por ejemplo, ya es un problema, y lo tiene la persona que lo piensa. Una mujer no tiene por qué decirle no a la belleza, a la moda o a su lado femenino para ser más seria o ejecutiva.
-Entonces, ¿para usted el empoderamiento femenino no tiene por qué estar reñido con la belleza en general y con los certámenes de belleza en particular?
Si lo que las feministas quieren es apoyar a las mujeres lo primero que deben hacer es darles libertad absoluta para que ellas decidan qué hacer con sus vidas y no tratar de imponerles sus normas. Considero que todo exceso no es sano.
Reinas en un clic
-¿Qué novedades trae consigo la edición virtual de este año?
Ahora estamos más cerca de la gente. Recibimos comentarios de primera mano y cada una de las candidatas, desde sus distintos departamentos, pueden mostrar su tierra, activar a diseñadores, asesores de su localidad y ponerlos en vitrina. Esto nos ha ayudado a descentralizarnos. Ha sido muy positivo porque nos acerca cada vez más a la tecnología, a las redes sociales que nos unen al mundo entero y que nos está permitiendo tener un jurado internacional que está conectado en todo momento. Para mí ha sido un descubrimiento y es algo que quiero mantener en el tiempo.
-Otra novedad es que el público podrá votar por sus favoritas.
Sí, justamente hemos grabado el programa donde el público tiene la posibilidad de eliminar a quienes cree no deberían ser finalistas. En esta nueva etapa hemos puesto un jurado que elige a 15 de las 25 seleccionadas. Otro jurado distinto dejará en carrera a 10 y luego se juntan los dos jurados para elegir a la reina. Creo que esto es saludable porque le da el tiempo al jurado de poderlas ver competir sin ponerles puntaje. También tenemos a gente que está muy ligada a los certámenes de belleza que está dando su opinión.
-¿Quiénes conformarán el jurado que elegirá a la nueva Miss Perú?
Está Ángela Ponce, Miss España; Alexander González y Percy Lucio, preparadores de reinas; Gisele Reyes, preparadora de Miss Venezuela; varias exreinas como María José Lora, Claudia Ortiz de Zevallos, Mónica Chacón; Dania Panta, la primera en ganar un concurso virtual de belleza; missólogos internacionales; y una reina internacional, porque habrá una prueba en inglés.
-¿En algún momento, debido a la pandemia se pensó en postergar el concurso de este año?
Lo que pasó es que la organización de Miss Universo nos dio la alternativa de colocar una reina, pero creo que la reina se entrena compitiendo. Es como un deportista que cuando entrena puede ver sus fallas, se supera y solo así se le puede guiar. ¿Cómo se entrena a alguien si no la has visto competir? A mí me pareció que lo más correcto era hacer el concurso. Primero porque ya teníamos reinas electas a nivel nacional. Segundo porque se le podía dar la oportunidad de volver a tentar la corona el próximo año. Las 10 finalistas podrán entrar de retadoras en el 2021, esto es una innovación de este año. Por otro lado, si nosotros tenemos a tantas mujeres que nos siguen, decirles que algo se acaba por la pandemia, que no podemos seguir, sería como decirles que te tienes que rendir frente a tus sueños cuando las cosas se ponen difíciles. El hecho de reinventarnos y de mantenernos presentes también es una manera de decir que debemos seguir adelante a pesar de las circunstancias tan terribles que estamos viviendo.
De reina a organizadora
-¿Qué recuerdos tiene del día de su elección como reina?
Recuerdo que fue en Cusco, que mi corona ha sido la única de Miss Perú hecha en plata e inspirada en la corona de la coya. Que Gladys Zender fue parte del jurado que me eligió y que granizaba cuando desfilábamos en traje de baño. Que Cecilia Bracamonte cantó aquella noche y que mi mamá había prestado sus zapatos a una de las concursantes para que salga en traje de noche. Cuando yo gané no pudo ir a abrazarme porque estaba sin zapatos.
-Yendo un poco más atrás, ¿qué la anima a concursar en este certamen?
En ese entonces yo vivía en Los Ángeles. Sucedió durante un verano que volví a Lima a visitar a mis padres. Fue en realidad una apuesta que me hicieron. Una amiga me dijo “te apuesto a que yo te gano”. Estábamos en la playa y, bueno, fue un tema de bromas, de risa. Ella me dijo que vaya y yo fui al hotel Country a ver el casting. Allí conocí a Benjamín Kramer, parte de la organización, y él me animó a participar. La verdad, yo nunca lo había tomado en serio. Es más, cuando le comenté a mi papá que iba a competir él se molestó muchísimo porque no estaba de acuerdo con los certámenes de belleza.
-¿Y por qué no estaba de acuerdo?
Porque mi papá estaba convencido de que eran arreglados y que por eso, por más de que yo tuviera ciertos atributos, no iba a ganar. Le dije que yo no creía lo mismo y que me deje competir. Así fue, me dio la libertad para elegir, pero dijo que no vería el concurso porque no me quería ver sufrir.
-Y su madre, ¿la apoyaba?
Mi mamá me acompañó al Cusco, inclusive llegó con una amiga. A mi papá, que nunca vio el concurso, lo vi cuando regresé. Fui a buscarlo y me di con la sorpresa de que les había cambiado el uniforme a las empleadas de su pesquera. Llevaban uno rosado, el color del vestido con el que yo me había coronado. Era el hombre más chocho del mundo. Desde ese día se volvió un fan de todos los certámenes de belleza.
-Y al margen de esa broma que da pie a su postulación al concurso, ¿usted pensaba realmente que podía ganar?
Yo ya trabajaba y era modelo de Paramount Pictures. Tuve incluso que pedir permiso a la empresa porque tenía un contrato. Siempre he sido muy segura y la verdad que concursar me pareció interesante. Yo descubro todo lo que implica ser Miss Perú cuando me dicen que puedo elegir una actividad social y me pongo a trabajar en el Penal de Chorrillos. Allí hicimos todo un cambio, me dieron la oportunidad de participar en el cambio de ley que permitía que las internas viviesen con sus hijos hasta los cinco años dentro del penal. Viajé por todo el país y es ahí cuando me enamoro del concurso. En Singapur, donde fue el concurso global, tuve que salir a trabajar y fui parte de una campaña para promocionar la isla. Regresando quise probar cómo era ser directora de un certamen.
-¿Cuál fue el primero que dirigió?
Hice Señora Perú aun siendo Miss Perú. El primer año lo ganó Erika Shaefer y fuimos a Australia, ella queda entre las semifinalistas. Dos años después, Lucía Boggiano se convierte en Señora Mundo. Dejé todo lo que ya había conseguido, me quedé en Perú y desde entonces estoy ligada al certamen.
-En Los Ángeles, ¿a qué se dedicaba específicamente?
Yo fui a Malibú a visitar al hermano de mi mamá. Y, como pasa en las películas, hay gente que busca chicas en la playa. Me vieron y llamaron a mi tío para decirle que querían hacerme un casting. Pasé la prueba y me contrataron para estar presente en diferentes lanzamientos. La modelo, en ese caso yo, debía tener un look determinado que no podía cambiar. Fue superinteresante porque pude ver el mundo del cine, de la actuación y el modelaje de una manera distinta. Me acuerdo de que pude conocer a Anjélica Huston o Jack Nicholson. Fue una experiencia increíble.
Preparación y trabajo social
-Algunos piden retirar del concurso la fase de preguntas. ¿Está de acuerdo?
El hecho de que una concursante se equivoque sobre Confucio queda en nada si la comparamos con las opiniones de quienes son en este momento la cara política del país. Evidentemente una Miss Perú debe saber responder cuando se le cuestiona. No todas las personas tienen los mismos conocimientos. A mí me encantaría preguntarle a quienes se burlan si realmente podrían responder las preguntas que se les hacen a las reinas mientras están paradas en un escenario y frente a un jurado que las evalúa. No es fácil hablar en público ni manejar la presión porque muchas personas esperan que lo hagas bien. Aprender a controlar los nervios, a respirar y hablar es parte de la preparación. Y si no sabes la respuesta a la pregunta se debe buscar una salida inteligente.
-¿Cuánto tiempo de preparación tiene una candidata a Miss Perú?
Un año antes de competir en el certamen nacional. Por eso es que muchas chicas concursan dos o tres veces para vencer los nervios a hablar en público. Yo considero que ahora para ser Miss Perú se debería estar sobre los 23 años, con la convicción de ser la imagen de Miss Perú y trabajar para ayudar a otras mujeres. Hay una confusión sobre lo que significa ser Miss Perú. Ir a Miss Universo es solo una de las actividades durante todo un año y la gran mayoría de mis reinas, a pesar de no estar dentro de su reinado, siguen trabajando activamente con las organizaciones que eligieron. Nosotras hemos llegado a lugares donde nadie más lo ha hecho. Por ejemplo, en Puno, donde nos encontramos con el mismo problema de friaje todos los años, pero tratamos de ayudar a construir escuelas, postas médicas. Nuestra plataforma es de belleza, sí, de moda, pero también de empoderamiento femenino. En nuestra sociedad las mujeres peruanas tienen muy pocas oportunidades de salir adelante.
-Esto que me cuenta es un poco el lado B de Miss Perú. Algo de lo que casi no se habla.
Y que a la gente no le gusta ver. Si en mi Instagram pongo un desfile de modas versus un video o una foto de una mujer que gana muy poco y sus ingresos no le alcanzan para alimentar a sus hijos, las vistas para la segunda serán muy pocas. Siempre veo y escucho que la gente se queja de que el país no evoluciona, que el gobierno no hizo tal cosa, pero muchos de nosotros tampoco hacemos algo por cambiar. He trabajado mucho tiempo con Inabif, durante 11 años, y pude conocer esa realidad desde la alimentación hasta cuáles son las limitaciones de estar ahí. Porque los chicos son presos sin culpa.
-Usted ha tomado bajo su protección a tres niñas…
Les hice un acogimiento y el día de hoy es lo más maravilloso que tengo. Las tres estudian en la universidad, una se graduó y ya trabaja. El cambio en la vida de estas criaturas es impresionante. Estas niñas hoy en día pueden ser mujeres exitosas. Entonces, si nosotros esperamos que el gobierno haga todo, ¿dónde queda lo que nosotros podemos hacer? Trabajar en el Inabif me hizo ver que con una oportunidad cualquier chico o chica podía tener una vida diferente. No puedo decir que las adopté porque el padre biológico sigue vivo, pero ellas ya son parte de mi familia. Creo que si nosotros nos acostumbrásemos a ser más humanos como intentamos hacer con todas las reinas, la cantidad de personas que lograríamos rescatar de la violencia sería mayor. Pero nadie mira este lado del concurso, prefieren preguntarme sobre las operaciones y no sobre lo que estamos logrando. Si la gente supiera lo que hay detrás de Miss Perú y toda la ayuda que brindamos se quedarían sorprendidos. Es penoso que muchos digan que solo somos parte de los escenarios. Esto es un día en todo el año, el resto la pasamos trabajando en proyectos que realmente logren cambiar la vida de otros.
-¿Cuáles son los últimos casos de ayuda social que han visto?
La actual Miss Perú, Kelin Rivera, ha formado un comedor popular en plena pandemia en la parte más alta de Pamplona. Allí no llega la señal de celular y los niños tienen que bajar de los cerros a intentar captar la señal. Hemos hecho colectas para que los niños tengan un celular decente y puedan estudiar. Particularmente, a mí la zona que más me preocupa es la selva peruana. Los índices de VIH han vuelto a subir y nadie les hace caso. La malaria allí está activa. Es más, a la Miss Loreto de este año primero le dio malaria y luego, COVID-19. A través de ella hemos llegado a Santa Clotilde y pudimos enviar, con ayuda de empresarios privados, grupos electrógenos para generar luz y así atender a los enfermos. En la zona de Belén dictamos una serie de talleres donde se inculca valores para mantener alejados a los adolescentes de la prostitución y las drogas. Las mujeres crecen y son criadas con mucho temor en nuestro país. Te dicen que alguien te tiene que cuidar, pero ¿por qué te tiene que cuidar alguien que no seas tú? Y una vez que tienes un marido él te puede maltratar a ti y a tus hijos y tú estás en la obligación de soportar ese castigo. También trabajamos en que las comunidades no pueden decidir sobre el destino de sus pobladores. En la selva las mujeres son entregadas a los 13 o 14 años, se acepta la prostitución y nadie hace nada.
¿Qué balance tiene de todos estos años dirigiendo a Miss Perú?
Si lo que me preguntas es por qué sigo al frente de Miss Perú, mi respuesta es porque he tenido la oportunidad de cambiar la vida de muchas mujeres, de verlas crecer, volverse fuertes y exitosas en diferentes campos a pesar de haber vivido terribles dificultades. Esa es mi mayor recompensa. Adicionalmente a la competencia, donde hemos obtenido tantas coronas y somos reconocidas cada vez más a nivel internacional, estamos trabajando con una nueva generación de reinas que es Miss Perú La Pre, con niñas desde los 13 años. Comenzamos el año pasado con 105 niñas y este año tenemos más de 1500 postulantes de todo el país e incluso internacionalmente. Esto es porque les enseñamos a descubrirse a sí mismas, a valorarse, a respetarse. Sobre todas las cosas una reina debe tener muchísima seguridad y respeto por sí misma, eso es lo que deberían desarrollar todas las mujeres. Lo que buscamos es empoderar mujeres porque los concursos de belleza convierten a una mujer en embajadora de muchas mujeres.
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