Dos septicemias, un infarto y un agudo síndrome de abstinencia son algunas de las pruebas que Juan Manuel Ochoa, más conocido como el ‘Jaguar’, ha superado durante el último año. En medio del confinamiento, un impensable diagnóstico de cáncer a las amígdalas llegó para cambiarlo todo. Pero también para demostrarle que el amor de su familia, la solidaridad de sus amigos y las buenas vibras de un público que no lo olvida son capaces de lograr aquello que parece imposible. A las 5 de la tarde del 14 de abril del 2020, una teleconsulta encendió las alarmas. El médico que seguía su caso durante semanas determinó que una infección generalizada amenazaba la vida del actor y le solicitó a su esposa, Roxana Portugal, llevarlo de emergencia al hospital. “Faltaba una hora para el toque de queda, comencé a llamar a todas las ambulancias, ninguna respondía. Unos policías me ayudaron a llevarlo a la clínica Cayetano Heredia. Allí lo reciben, lo llevan a UCI y diagnostican la septicemia producto del cáncer. Fue terrible”, recuerda aún conmovida. Aquel día, en unas cuantas horas, los sueños de la pareja se convirtieron en pesadilla. Los resultados de los primeros exámenes fueron devastadores. Tenía hepatitis, diabetes, cirrosis, trombosis en la yugular, fibrosis y edema pulmonar. Todos los males latentes que su cuerpo contenía habían despertado.
Hoy, casi un año después del duro episodio que les tocó vivir, el tumor alojado en la garganta del ‘Jaguar’ ha disminuido en un 70% y la metástasis se ha detenido gracias a la quimio y radioterapia. Sin embargo, las secuelas del tratamiento saltan a la vista. Ochoa ha bajado considerablemente de peso y su fuerza física ha disminuido tanto que por el momento necesita usar una silla de ruedas o un bastón para desplazarse con normalidad. Pero, sin duda, el peor daño que la enfermedad le ha dejado es la distorsión de voz. ‘Chana’, como cariñosamente llaman a su pareja, explica que él puede hablar, pero gaguea. “Hay que tenerle paciencia. Se olvida de lo que le pasa y habla rápido, por eso no se le llega a entender mucho. También tiene problemas al comer porque la zona irradiada ha sido la garganta y eso ha ocasionado una grave inflamación”.
Cuando la plata sí importa
‘Chana’ lleva sobre los hombros todo el peso que significa sacar adelante a su familia. Los fines de semana su rutina va contra el tiempo entre preparaciones de lasaña, pachamancas, papas y rocotos rellenos. También hace tortas y atiende pedidos de lunes a viernes. Todo ingreso es bienvenido y necesario para costear el alquiler de la casa y los gastos médicos de Ochoa. Tiene que velar, además, por su hija Margarita, de 15 años. Como es de suponer el dinero es escaso, pero ella no se queja. Al contrario, agradece haber podido solventar, con ayuda de muchos, los 144 mil soles que debía por los 21 días que su esposo permaneció internado. “Llegué con 5 mil soles y lo primero que me dijeron fue que tenía que hacer un depósito de 24 mil soles. Juan Manuel se me moría. Yo firmaba y firmaba pagarés con tal que lo atiendan. En ese momento la plata no me importaba”. A pesar de que la clínica Cayetano Heredia les otorgó un canje para cubrir la mitad de los costos de hospitalización, con el paso de los días ‘Chana’ no podía dejar de pensar en cómo haría para pagar el resto de la deuda.
En medio de esa situación, una foto del actor que daba cuenta de su delicado estado de salud se coló en los medios. La ayuda empezó a llegar junto a las múltiples llamadas de amigos y compañeros artistas que ofrecían su colaboración. Entre ellos, estuvo el director Juan Carlos Oganes, quien ideó en tiempo récord el spot solidario que recrea escenas de la versión cinematográfica de “La ciudad y los perros”, película en la que el ‘Jaguar’ se ganó ese apelativo. “La reacciones fueron muy lindas y gratificantes. De todas las cosas que le ponían a la vena a Juan Manuel, esa ayuda, esa solidaridad y las bendiciones de la gente fueron lo que mayor efecto hizo en él”.
Un par de meses después del alta, el actor empezó su tratamiento. Y con este, llegaron nuevos y altos desembolsos de dinero que aún no se han podido cancelar, como los gastos de las sesiones de quimioterapia y las 35 radioterapias en la Clínica Renal y Oncologica (Creo) de la Universidad Cayetano Heredia. “Gracias a las gestiones del Ministerio de Cultura y del Minsa, logramos conseguir muchos medicamentos carísimos y las 320 ampollas que se necesitaban. Mi infinita gratitud a todos los médicos de la Cayetano Heredia, y en especial al doctor tratante Hermes Tejada. No pudimos caer en mejores manos”.
El rugido del ‘Jaguar’
El cáncer que padece Ochoa es irreversible, pero de la mano de la incansable ‘Chana’ sigue luchando. Junto a ella logró superar los seis meses de vida que le pronosticaron los médicos y ha aprendido a sonreír en los momentos más difíciles. Por escrito, él nos cuenta que necesita volver a actuar. “Mi voz se ha visto afectada por el tumor y la ha tornado gangosa hasta el dolor. Yo he bautizado este problema como el síndrome del ‘ñaja ñaja’. Pero estoy esforzándome intensamente para poder volver a trabajar. En estos momentos extraño el cine mudo”. Hace poco, recibió una oferta para ser parte de dos películas que se grabarán para una plataforma de streaming. El plazo que le han dado para recuperarse es de dos meses. Y aunque sabe que lograrlo será muy difícil, no está dispuesto a rendirse. “Sé que no me debo crear expectativas fallidas, pero eso no me quita las tremendas ganas que tengo de volver a actuar”.
Aunque parezca paradójico, el ‘Jaguar’, al igual que su esposa, piensa que esta enfermedad los ha devuelto a la vida. “Aquí me tienes bendiciendo un cáncer que me está enseñando a ser feliz”. ¿Y qué significa la felicidad en momentos tan críticos?, le preguntamos. “Estar en paz conmigo mismo y con mi entorno. Disfrutar a plenitud de mi familia, de mi tiempo, de mi día a día. Haber descubierto la cantidad de gente que me apoya”, sostiene. Afrontar esta tragedia también le ha servido para tomar conciencia de sus errores pasados. Ahora sabe que sus “tropelías” de juventud, no solo dañaban a los suyos sino sobre todo a él mismo. Viviendo los estragos de una vida exagerada hoy reconoce que “la lucha que le entablé a mis adicciones fue la más ardua y larga que libré. Pero recién al tocar fondo, tras conocer el cáncer, puedo decir que he ganado”.
El mea culpa de Ochoa continúa. No solo se arrepiente de haber abusado de su buena salud sino también de no haber sido más dedicado a su carrera. Sentir que ha fallado como padre es una herida que permanece abierta en su corazón. Uno de sus hijos mayores se encuentra en estos momentos en un centro de rehabilitación, el mismo que hace años acogió al actor. “El sino del ‘Jaguar’ es muy poderoso en mi vida. Mucha gente asume que yo soy él. A veces lo he sido, pero, por favor, no es para emularlo. Nosotros los malvados somos los más vulnerables a las consecuencias karmáticas. Lo negativo inevitablemente te alcanza y te pasa la factura completita”, sentencia.
Entre sueños y esperanzas
El ‘Jaguar’ y ‘Chana’ se conocieron cuando ambos atravesaban momentos sentimentales complicados. Ella es productora de teatro y, por entonces, tenía ocho años de haber quedado viuda. El actor, por su parte, acababa de salir de una relación tormentosa cuando el destino lo llevó a una celebración en Barranco. “Él llego en un grupo, yo en otro. Teníamos amigos en común. El encanto fue inmediato, pero nos dejamos de ver durante tres años. Nos reencontramos en otra reunión, esta vez en San Miguel. Desde entonces, nunca nos volvimos a separar”. Su historia juntos lleva 20 años y a pesar de los altos y bajos, el amor siempre le ha ganado la batalla a la adversidad. Meses antes de que él cayera enfermo trabajaban para cumplir uno de sus mayores sueños: hacer una casita en la chacra que tienen en Coayllo, Cañete, y pasar los días cosechando nísperos para producir vinagre y licor de ese fruto. Imaginaban una vida simple, él tocando guitarra y ella cocinando, pero siempre acompañados el uno del otro.
El 7 de enero último, el ‘Jaguar’ tuvo un infarto y una segunda septicemia. Fue internado nuevamente porque su cuerpo ya no daba más. “Lo que tememos es que la quimioterapia termine con Juan Manuel. Es un tratamiento que nos ha ayudado mucho, pero además de costoso, es muy invasivo, lo maltrata mucho. Por eso queremos hacer una pausa, tomar un descanso”, comenta ‘Chana’. La opción que barajan los Ochoa Portugal es la medicina alternativa. “Al inicio cuando nos dijeron que a Juan Manuel le quedaban solo seis meses de vida y no había nada más que hacer, la utilizamos. Tres meses después, cuando lo llevamos al hospital, la posibilidad de un tratamiento ya era factible”. Así las cosas, sus esperanzas están puestas en la acupuntura, el aceite de cannabis y el reiki. “Es natural y trata la enfermedad de una manera integral. No solo física sino también emocional y, sobre todo, espiritual”, puntualiza el actor vía WhatsApp.
La última quimioterapia a la que Ochoa se sometió fue durante las primeras semanas de marzo. La idea de que estas continúen cada semana los asusta, pero si finalmente deciden alejarse por un tiempo de la medicina convencional tienen en claro que la batería de pruebas a la que el ‘Jaguar’ debe someterse cada dos meses es ineludible. Para ‘Chana’ las ganas de vivir que tiene su esposo anuncian un buen presagio. “Siento que nos acompañará por un buen tiempo, para trabajar con él mismo y en pareja. Hemos superado muchas cosas juntos y estamos saliendo adelante. Haber vencido esos seis meses que nos dieron, ya nos hace sentir ganadores, pero queremos más. Somos positivos”.
Más información: Para pedidos de comidas y tortas llamar al número 993220110 y visitar el Facebook Juan Manuel Ochoa Rivero. También se reciben donativos en las cuentas BCP: 19119590331012 y Continental: 001103560200280292.
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