“Como locutor de fútbol, Daniel Peredo arengó a cientos de futbolistas, pero solo a uno le habló directo y al alma”. (Foto: Sports.ru)
“Como locutor de fútbol, Daniel Peredo arengó a cientos de futbolistas, pero solo a uno le habló directo y al alma”. (Foto: Sports.ru)
Pedro Canelo

En esa imagen festiva que publicó Jefferson Farfán, a pocos minutos de haber obtenido el título de la liga rusa con Lokomotiv, llamó la atención su camiseta blanca con el rostro de Daniel Peredo. “Por mi mamacita que este título también es para ti”, decía el texto que acompañaba la ilustración. Al final de la leyenda en esta foto, el delantero cerró su homenaje de esta manera: “Nunca es tarde para agradecer”. Como locutor del fútbol, Daniel arengó a cientos de futbolistas, pero solo a uno le habló directo y al alma. Narración en segunda persona para el jugador peruano que fue su principal debilidad. Con una botella de champán en las manos, dentro del camerino en el estadio RZD de Moscú, Jefferson Agustín Farfán Guadalupe hizo un brindis mirando al cielo y así decirle al buen Peredo que siempre lo escuchó.


La transmisión de emociones a veces se resume con la capacidad de lograr cercanía con la gente. Daniel Peredo cultivaba su conocimiento del fútbol y le sumaba chispa popular. Antes de ser la voz de la selección peruana, su recorrido le permitió conocer el estilo original de periodistas con calle como el gran Lalo Archimbaud, quien, cuando mencionaba el nombre de un futbolista, no dejaba de declamar el apellido materno. Por allí apareció ese espontáneo impulso cuando Jefferson le anotó a Chile en aquel partido de Eliminatorias para el Mundial Brasil 2014. Ese grito de gol de Daniel también fue, además, un reclamo táctico. Le pedía a Farfán que, con la blanquirroja, nunca más se aleje de la zona de peligro. “La banda en Alemania, tú eres delantero”, gritó el narrador. Lokomotiv campeonó con el peruano jugando de ‘9’. Allí, en el área.


El homenaje de Farfán, luego del 1-0 sobre el Zenit, lo engrandece y también derrumba un mito; ese donde se afirma que los futbolistas no leen las críticas o que no escuchan los elogios que llegan desde la prensa. Peredo no solo narraba los goles de Jefferson hablándole “de tú a tú”, sino que en setiembre del 2016 escribió una breve columna donde le pedía que se entregara al esfuerzo y buscara una segunda (y quizá última) oportunidad con la selección peruana.


“Siempre fui muy de Jefferson Farfán. Lo considero el futbolista con más talento de los tiempos malos. Se ha conformado con poco cuando pudo más, y me cuesta creer que su adiós de la selección sean esos 60 minutos ante Venezuela cambiado con el 0-2 en contra [marzo 2016]... soy muy de Jefferson. Y siento que todavía tiene algo que ofrecer. Y yo tengo reservado algún relato para él”, escribió Daniel. Si Farfán no leyó eso, al menos se lo contaron. Por eso su agradecimiento en ese día tan feliz en Moscú, también fue una respuesta a un acto de fe.


Ilya Gerkus, presidente del Lokomotiv de Moscú, declaró ayer a un canal ruso que Jefferson Farfán fue una de las dos personas (la otra fue su compañero Igor Denisov) que creían en la posibilidad del título en Rusia. Jefferson, en cambio, puede decir que Daniel Peredo no fue uno de los pocos que creyeron en su regreso ganador. Fue el único.

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