El partido lo ganó un día antes Gustavo Alfaro, en la conferencia pre debut. Un periodista exTranjero encaró a Moisés Caicedo, mediovolante ecuatoriano, a propósito de la postura que Occidente le exige a los 832 futbolistas que tomaron un avión rumbo a Qatar a jugar al fútbol, no a cambiar leyes de ministros. ¿Qué opinas de...?, lo apuró, como si en lugar de una respuesta, Caicedo tuviera que ensayar en dos minutos la vacuna para una enfermedad dolorosa. Saltó Alfaro, que en un acto de altísima nobleza, y liderazgo absoluto sobre su equipo, se adelantó y dijo que respetaban todos los Derechos. La igualdad de todos. Fue tan elocuente que acabó el tema, sin repreguntas.
OPINIÓN: Qatar 2022: Ecuador, el sudamericano que le enseñó a Qatar a ganar en el campo y la tribuna
Y al día siguiente Caicedo y sus compañeros le devolvieron el gesto: hablaron por su jefe en la cancha.
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Ecuador tiene una banda derecha costosa, delicia para hinchas que sueñan con la Bolsa: bien Preciado, Plata por todos lados. A ellos se les suma Estrada, en ese 4-3-3 que planta Alfaro desde la Eliminatoria pero su influencia es mayor: están ocupados de él hasta los de la barra qatarí apostados en lo que, peruanismo, nosotros llamanos popular norte. Los goles nacen por ese lado, muy físico y muy entregado a la idea vertical de su entrenador. Esa es su gran fortaleza en este arranque del Mundial Qatar 2022. Qatar tiene mucho dinero pero Ecuador fortuna.
Desde el minuto 5, cuando una jugada encontró a Enner Valencia en la mejor posición posible para cabecear -solo, media altura, sin marca-, Ecuador fue construyendo las columnas de un partido solido, sin fisuras demasiado visibles en ninguna de sus lineas, y lo mas importante, dueño sin discusión de la pelota y la posesión (83% el primer tiempo, 60 el segundo). A partir de esa condición, cada peñotazo de Preciado o Hincapié, cada pase diagonal del 10 Ibarra, siempre encontraron a algunos de esos tres trenes de ataque listos para partir. Mas que por cómo se alimentaron, o cual es hoy su dieta, me pregunto por el octanaje de la gasolina que usan Estrada, Plata y Enner. Indescifrable potencia.
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Lástima que cuando faltaban 10 minutos, la hinchada local optara por irse pronto a ver otras noticias por la TV y evitar el tráfico: los hombres se acomodaron la Ghafiya -ese camisón blanco que utilizan para ir al banco o al estadio, símbolo de dignidad- y las mujeres hinchas su Shayla -aquel pañuelo negro para ceremonias especiales- y se fueron. Lástima porque Ecuador, esta selección que quedó cuarta en las Eliminatorias para clasificar a este mundial, merecía el reconocimiento de un estadio colmado, más preocupado en por qué no tocó Maluma en la ceremonia de inauguración o dónde está Jungkook de BTS para perseguirlo. Dos lecciones se desprenden de este 2-0 de Ecuador sobre Qatar, este equipo con futbolista inocentes, cuyas esperanzas en lo que podía hacer el joven Almoez Ali se fueron diluyendo. La primera, lo importante que es formar un vestuario, luego un equipo y finalmente una familia como la ecuatoriana. Lo segundo, lo efímero que será Qatar en su mundial. Hizo una obra impresionante para tan discreto nivel.
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