El asistente de Ricardo Gareca era uno de los atacantes de aquella selección uruguaya que cayó 6-1 ante Dinamarca en México 86. (Foto: USI)
El asistente de Ricardo Gareca era uno de los atacantes de aquella selección uruguaya que cayó 6-1 ante Dinamarca en México 86. (Foto: USI)
Pedro Canelo

"El Bocha nos va a ayudar con su experiencia en Mundiales", dice Ricardo Gareca aún con la frescura del debutante. El Tigre se refiere a Sergio Santín, su asistente técnico en Perú, quien ya fue una figurita de álbum. Ocurrió en México 86, cuando Santín fue atacante de la selección uruguaya. En ese torneo, el cuadro charrúa recibió la derrota más humillante de su historia mundialista. Aquella tarde del 8 de junio de 1986, en el estadio Neza, vimos una Dinamarca registrada.

Un total de seis goles recibió aquella selección uruguaya, que tenía como figura mayor a Enzo Francescoli y a Santín como uno de los acompañantes en la zona de avanzada. Medios de ese tiempo, como la revista El Gráfico de Argentina, compararon la abrumadora aparición de ese cuadro danés con la presentación de la entonces inédita Holanda en el Mundial 74. Fútbol total escandinavo para una goleada indiscutible y que, 32 años después, todavía es difícil de creer.

Uruguay llegaba a ese encuentro después de igualar con la subcampeona mundial Alemania (1-1) y Dinamarca se había estrenado con una tímida victoria 1-0 frente a los escoceses. Para ese entonces, los charrúas se acomodaban aún como potencia sudamericana y eran claros favoritos para obtener el pase a octavos de final sin inconvenientes (al final pasaron como mejores terceros y cayeron 1-0 ante la Argentina de Maradona).

"Nos habíamos preparado meses solo para ese debut ante Alemania. De Dinamarca sabíamos muy poco porque solo conseguimos un video que nos entregó el embajador de Hungría", explicó el ex capitán de ese equipo celeste, Eduardo Acevedo, al diario "El Observador".

-Dura advertencia-

Tenía jugadores en gran momento Uruguay. Santín, por ejemplo, se iba desempeñando como delantero en América de Cali con su ahora amigo-compañero Ricardo Gareca. A pesar de eso, el antecedente de ese partido versus Dinamarca se empañó un poco por las declaraciones previas del entonces secretario general de la FIFA, nada más y nada menos que Joseph Blatter, quien ironizó con esta frase: "si los uruguayos no ven sangre, no pueden jugar".

A pesar de esa presión a la terna arbitral, los charrúas -que esa tarde jugaron de blanco completo- no midieron su intensidad para marcar y Bossio fue expulsado antes de los veinte minutos. Tuvo mucha dinámica ese día el once liderado por el joven Michael Laudrup y el letal Elkjaer Larsen. Fue un trajinado 2-1 en el primer tiempo para atropellar en el cierre con 4 goles a un abatido once uruguayo.

Ese día durísimo y pesado, Sergio Santín salió del campo a los 57 minutos. Cada gol danés era un signo de interrogación. ¿De dónde vinieron estas máquinas vestidas de rojo? Cuando Gareca le pidió que dejé su negocio en un restaurante colombiano para volver a dirigir en el fútbol, el Bocha nunca pensó que iba, por fin, a encontrarse una vez más con Dinamarca. La vida está llena de segundas oportunidades. Los Mundiales de fútbol también.

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