Subiéndonos nuevamente al vehículo de ‘Volver al Futuro’ regresemos a 2015. La FIFA se encontraba en medio del mayor escándalo de su historia al ser acusada de pago de sobornos, malos manejos, fraude y lavado de dinero. La acusación de ser una organización criminal arrastraba a la UEFA, Conmebol y Concacaf.
En el Perú, un extraño contubernio con los estatutos de la Federación Peruana de Fútbol permitía que sean los presidentes de las Ligas Departamentales con 25 votos en la Asamblea de Bases, los que tengan mayoría en cada elección y de esa manera se perpetuaban en el poder los mismos dirigentes que hundieron a nuestro país en los últimos lugares de la Región. Más de tres décadas sin ir a un Mundial y teniendo la peor liga profesional de clubes de Sudamérica.
Inesperadamente Edwin Oviedo, empresario y dirigente de un club provinciano había ganado las elecciones de la Federación Peruana de Fútbol y en enero de 2015 asumió las riendas del ente rector peruano con un mensaje claro: se trabajaría con criterios de gobierno corporativo.
Se diseñó un plan estratégico: ‘Plan Centenario 2022′, que se sostenía en 4 pilares: el deportivo, la profesionalización de los clubes, campeonatos y todo el sistema del fútbol, las mejoras en infraestructura y la institucionalización de la FPF.
En el plano deportivo se creó una Dirección Deportiva que articulara a los comandos técnicos de todas las categorías. Se contrató luego de un riguroso proceso al profesor Ricardo Gareca con su Comando Técnico. Se diseñó un Plan de Menores con una inversión nunca antes hecha en el país, con alcance a las 25 regiones y se contrató a Daniel Ahmed para que lo dirija. Más 15,000 niños pasaron visorías y se implementaron Centros de Desarrollo en cada región. Fuimos la única Federación en el mundo que firmó un convenio con Unicef para la protección de nuestros niños.
Se creó un departamento de ciencias médicas aplicadas al deporte que comprendía nutrición, psicología y soporte educativo, valiéndose de recursos tecnológicos.
El segundo pilar se centraba en la profesionalización de los clubes. La FPF fue la primera en sudamérica en implementar el Nuevo Sistemas de Licencias FIFA, que exigía a los clubes tener divisiones menores, infraestructura adecuada y una administración auditada para corregir los problemas de millonarias deudas del pasado.
Se creó la Liga 1 y Liga 2 con modelos tomados de la Premier League y la Liga Española, asesorados por especialistas europeos que marcaban la Hoja de Ruta para que toda cadena de valor del fútbol se vea beneficiada y evitar precisamente los terribles conflictos de hoy.
Se comenzó a trabajar en una nueva categorización para impedir que se pueda ascender desde la Copa Perú (fútbol amateur) directamente a la Liga 1. Además se creó la nueva Escuela de Entrenadores – ‘FUTEC’ – para que los futuros directores técnicos reciban una formación profesional gracias al convenio con ‘MBP School of Coaches’ de Barcelona.
A nivel de infraestructura, una de las carencias más importantes en el país, se diseñó un nuevo Centro de Selecciones (nueva Videna) en Chosica al mejor nivel del mundo, con 6 canchas profesionales y una de entrenamiento para arqueros. La concentración cubriría detalladamente los aspectos de hotelería, áreas de esparcimiento con toda la tecnología al alcance.
Institucionalmente era importante recuperar la reputación perdida. Para ello se convocó a un Comité Consultivo con ejecutivos de primer nivel que estuvieran dispuestos a aportar por el resurgimiento del fútbol peruano. Asimismo se conformaron diversas comisiones de licencias, de auditoría y ética, de asuntos legales, todas ad honorem, a las que se sumaron decenas de profesionales del mundo corporativo. Un nutrido grupo de ejecutivos nos sumamos a la gestión comprometiéndonos con la misión de ‘Convertir al fútbol en un motor de cambio social’. Todo con transparencia, integridad y limpieza.
Se contrató a las principales auditoras del mundo como PwC, EY, KPMG para que audite y certifiquen todos nuestros procesos. Esto generó la confianza de las empresas y así se cuadruplicaron los ingresos por patrocinio, auspicios, venta de derechos de transmisión, e indumentaria. Los índices de aprobación pasaron el 90% según IPSOS.
La clasificación al Mundial de ‘Rusia 2018′ después de 36 años, obedeció a una visión, planificación, valientes decisiones y gestión eficiente. El objetivo no era clasificar a un mundial, sino a todos.
Gracias al fútbol los peruanos volvimos a cantar con fuerza nuestro himno nacional, nos pusimos con orgullo la camiseta blanquirroja y todo el planeta nos reconoció como la ‘Mejor hinchada del Mundo’.
Lo que empezó en 2019 con la nueva gestión de Agustín Lozano fue la desarticulación de todo lo avanzado. Se abandonó el Plan de Menores, se retrocedió en el sistema de licencias. Se abortó el nuevo centro de selecciones. Y, por último una suma de errores, y de responsabilidades directas, llevó a la debacle de la no clasificación a ‘Qatar 2022′.
Todo lo que viene sigue siendo una pérdida de valor. La no renovación a Ricardo Gareca, para muchos históricamente el mejor entrenador de selecciones peruanas, con un claro engaño y traición, y como corolario el desmadre de los derechos de transmisión de la Liga 1.
Tiene solución este problema: CLARO. Para empezar se tienen que ir TODOS los actuales directivos que han originado esta crisis que es una vergüenza internacional. Los que dan la cara y los que se esconden y prefieren no ver, ni hablar. Nunca más un WO prepotente y desalmado.
Los clubes tienen 5 fuentes de ingresos: Taquilla, derechos de transmisión, sponsors, venta de jugadores de las canteras y merchandising. En el Perú tenemos la ‘rara’ costumbre que la Federación le regale dinero a los clubes mal acostumbrándolos.
Si no entendemos que el fútbol formativo es la solución para producir nuevos jugadores y generar mayores ingresos, entonces seguiremos dependiendo vitalmente de los derechos de televisivos.
Para ello la Liga 1 tiene que ser profesional desde su gestión y no generar acuerdos bajo la mesa, con licitaciones ‘desiertas’, en países extranjeros, y adjudicaciones a dedo, que no incluían a los principales actores, los clubes, ni respetaban los contratos vigentes, con todas sus cláusulas.
Ojalá en los próximos días se puedan encontrar rutas paliativas para empezar a salir de esta crisis. La historia se encargará de reivindicar la gestión que nos llevó de vuelta a un Mundial.