Con mucha frecuencia, puede parecer que los libros de historia están llenos de políticos deshonestos, naciones en guerra o conspiraciones de asesinos.
Sin embargo, la historia también está llena de ejemplos de bondad que cambiaron el destino, desde la carta que salvó la vida de Jane Austen hasta el hombre que ayudó al atleta estadounidense Jesse Owens a ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936.
El Día Mundial de la Bondad es el 13 de noviembre y es reconocido como una fecha en la que celebrar la bondad en la sociedad.
Aquí presentamos cinco actos significativos de bondad en la historia.
La carta que salvó la vida de la escritora Jane Austen en 1783
En 1783, Jane Austen tenía 7 años y fue enviada junto a su hermana Cassandra a quedarse en casa de Jane Cooper, una de sus primas en Oxford. Ambas iban a ser instruidas por Ann Cawley, que después se mudó a Southampton, al sur de Inglaterra, y se llevó a la niñas con ella.
Una vez en Southampton, Cassandra y Jane se enfermaron de gravedad con lo que entonces se conocía como “dolor de garganta pútrido” y que podría haber sido difteria (una infección contagiosa fatal que afecta la nariz y la garganta), o tifus.
Jane estaba tan enferma que casi muere, pero Cawley, por alguna razón inexplicable, no avisó a sus padres.
La escritora Helen Amy explica cómo su prima Jane decidió escribir a su tía, contándole que la vida de Jane Austen estaba en peligro, lo cual provocó que las señoras Austen y Cooper viajaran a Southampton para rescatar a las niñas y traerles un remedio herbal que supuestamente las curaría.
Las hermanas Austen se recuperaron bajo el cuidado de su madre en casa y las tres niñas jamás volvieron con la señora Cawley.
"Sin la intervención de su prima a tiempo, Jane Austen habría muerto y el mundo se habría perdido su extraordinario talento", explica Amy.
Cómo Ana Frank fue salvada por Miep Gies y sus asociados de la persecución nazi entre 1942 y 1944
Después del ascenso al poder de Adolf Hitler y el partido Nazi en 1933, la familia judía de Ana Frank decidió escapar a Holanda debido a la escalada del antisemitismo en Alemania.
Otto y Edith Frank, junto a sus hijas Margot y Ana, se escondieron en la buhardilla de la oficina de Otto en Ámsterdam el 6 de julio de 1942. Pronto se sumaron más personas al escondite.
La familia fue ayudada por un número de personas que trabajaban para Otto Frank, entre ellos Miep Gies, quien había comenzado a trabajar como asistenta de Frank en 1933.
Durante los dos años y 35 días que la familia Frank vivió en la buhardilla secreta, Gies (junto a otros) visitaban frecuentemente el refugio con comida y otros suministros y les traían noticias desde fuera.
La amistad y bondad de Gies brindó el tiempo suficiente para que Ana Frank escribiera su diario con las experiencias y pensamientos que la invadían en su escondite.
El 4 de agosto de 1944, todos los que estaban en la buhardilla fueron arrestados. Alguien avisó a la policía alemana de que había judíos escondiéndose en la calle Prinsengracht número 263. La identidad del delator nunca ha sido descubierta.
Todos los escondidos fueron enviados primero al campo de concentración provisional de Westerbork, y después fueron transferidos a Auschwitz. Ana y su hermana Margot fueron llevadas al campo Bergen-Belsen, un campo de concentración en Alemania con cerca de 4.000 judíos prisioneros, la mayoría holandeses.
Allí, enfrentando condiciones antihigiénicas y con apenas comida, las niñas contrajeron tifus. Ambas murieron en 1945, apenas unas semanas antes de la liberación del recinto.
Después del arresto de la familia, Gies descubrió el diario de Ana y lo guardó, sin leer, esperando poder devolvérselo. Tristemente, esto nunca sucedió y Gies lo devolvió a Otto, el único miembro de la familia que sobrevivió a la guerra, en julio de 1945.
Más tarde, Otto recordaría: "Lo comencé a leer despacio, solo unas pocas páginas cada día. Más habría sido imposible porque las dolorosas memorias me atormentaban. Para mí, fue una revelación. El diario revelaba una Ana completamente diferente a la niña que había perdido. No tenía ni idea de cómo de profundos eran sus pensamientos y sentimientos".
El diario de Ana Frank fue publicado en Países Bajos el 25 de junio de 1947 y se convirtió en uno de los libros más famosos y más vendidos de todos los tiempos.
La visita de Elizabeth Fry a la prisión de Newgate en 1913
Hasta mayo de 2017, la británica Elizabeth Fry era la imagen de los billetes de 5 libras esterlinas (después fue reemplazada por Winston Churchill) por su filantrópico proyecto de la reforma del área femenina de la prisión de Newgate en Londres.
Elizabeth Fry (1780-1845) nació en el seno de una familia acomodada cuáquera y luego se casó con el comerciante Joseph Fry, con el que tuvo 11 hijos.
Hacia comienzos del siglo XIX, Fry ya había puesto su atención en la difícil situación de los pobres, distribuyendo ayudas y estableciendo una escuela dominical exitosa para niños.
Cuando la familia se mudó a East Ham, en el este de Londres, en 1809, Fry fundó una escuela para niñas de bajos recursos y organizó un programa de vacunas para los niños de las localidades más próximas.
Pero su proyecto para reformar la prisión no se idearía hasta 1813, cuando visitó la cárcel de Newgate para distribuir ropa entre mujeres prisioneras. Fry acudió allí después de que el misionario cuáquero Stephen Greellet le avisara de las condiciones en las que se vivía en la prisión.
A Fry le horrorizó el estado del recinto, y le afectó especialmente cuando vio a dos mujeres quitándole la ropa a un bebé muerto para poder vestir a otro.
Cuando Fry regresó en 1816, poco había cambiado. La historiadora Rosalind Crone escribió que las mujeres eran “bestias salvajes”, frecuentemente “borrachas y violentas”.
"Elizabeth se puso en acción. Organizó una escuela para niños y eligió a una gobernanta para velar por los prisioneros. También organizó trabajos para mujeres y formó la Asociación de Mujeres de Newgate, cuyos miembros visitaban diariamente la prisión para supervisar a la gobernanta y ofrecer instrucción religiosa y educación para los prisioneros".
"Se establecieron nuevas reglas, prohibiéndose la mendicidad, las palabras inapropiadas, las apuestas y los juegos de cartas, entre otros vicios. Las mujeres se ofrecieron voluntarias y Elizabeth ganó el apoyo de la cárcel y de las autoridades de la ciudad", cuenta Crone.
El trabajo de Fry en la prisión ganó reconocimiento público a través de la fundación del Refugio de Elizabeth Fry para mujeres prisioneras liberadas en 1849. Hoy se le recuerda como activista social, ministra cuáquera, escritora y madre.
Cómo Harriet Tubman rescató a al menos 300 personas de la esclavitud entre 1850 y 1861
Harriet Tubman nació en Maryland, Estados Unidos, con el nombre de Araminta "Menta" Rose en 1822. Nació en el seno de una familia esclavizada que pertenecía a la familia Brodess.
Durante este tiempo, en algunos estados estadounidenses se consideraba a los esclavos como "propiedad" y no tenían derechos. Su bienestar solo se consideraba importante en términos de productividad.
Menta fue puesta a trabajar desde que tenía 5 años. Frecuentemente era prestada a familias vecinas que la maltrataban y a los 12 años ya dedicaba duras jornadas de trabajo en el campo. En 1849, a finales de sus 20, Menta se fugó sola a Pensilvania, el estado vecino libre de esclavitud.
“Nadie sabe su ruta”, explica Sophie Beal, colaborada de BBC History Extra, “pero durante su fuga, Menta probablemente utilizó partes de una vía subterránea secreta que conocían esclavos y simpatizantes del abolicionismo”.
En esta vía, los llamados "conductores" guiaban a los esclavos fugitivos entre escondites hacia la libertad del norte de Estados Unidos. Durante ese periodo, Menta cambió su nombre a Harriet, probablemente para ocultar su huida.
Cuando llegó a Filadelfia, Tubman pronto encontró trabajo doméstico e hizo amigos abolicionistas. Sin embargo, no se sentía completamente a salvo.
Había captadores de esclavos en la zona, y justo un año después de llegar, el Acta de Esclavos Fugitivos de 1850 obligaba a los comisionistas locales a devolver a los fugitivos a sus dueños. También se penalizaba a aquellos que ayudaron a los esclavos.
En estas condiciones y durante los próximos 11 años, Tubman realizó 19 viajes para rescatar a 70 esclavos, incluyendo al resto de su familia, desde la costa este de Maryland. También instruyó a muchos otros con detalladas instrucciones sobre cómo escapar: se estima que en total rescató a 300 personas de la esclavitud.
Beal explicó más sobre la valentía de Tubman: "Después de reunir dinero durante comienzos de año, Harriet viajaba con frecuencia a Maryland en otoño o invierno, cuando las noches largas mantenían a la mayoría de personas dentro de sus casas. Entonces se infiltraba en las plantaciones para encontrar esclavos listos para escapar".
"Como los esclavos libraban los domingos, Harriet les rescataba el sábado en la noche. Así sus dueños no notaban la ausencia de ellos hasta el lunes. Esto no solo les daba una ventaja, sino que también retrasaba la publicación de la fuga en los periódicos".
La valentía de Tubman no se limitaba solo a ayudar a los esclavizados a escapar a los estados del norte; posteriormente se convirtió en la primera mujer en liderar una ataque armado en la Guerra Civil.
Tumban se ha convertido en un icono de la lucha por la abolición de la esclavitud y en abril de 2016 se anunció que se conmemoraría a Tubman en la moneda estadounidense.
Cómo Luz Long aconsejó a Jesse Owens en los Juegos Olímpicos de 1936
A menudo se afirma que Jesse Owens, cuatro veces medallista de oro estadounidense en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, sufrió un mal gesto de Adolf Hitler, quien se negó a estrecharle la mano.
Pese a que Albert Speer, ministro de armamento de guerra de Alemania, recordó que Hitler estaba "muy molesto" por las victorias de Owens, en realidad Hitler no se negó a estrechar la mano de Owens de manera deliberada: en realidad había decidido que solo estrecharía la mano de competidores alemanes y únicamente en el primer día de las Olimpiadas.
Sin embargo, quizá Owens nunca habría ganado una de sus medallas de oro si no fuera por el acto de amabilidad de un compañero atleta, el saltador de longitud alemán Carl Ludwig ‘Luz’ Long.
El 4 de agosto de 1936, en una ronda clasificatoria del salto de longitud, el poseedor del récord mundial Owens ya había fallado dos veces en su intento de competir en la final del evento.
Long, quien sustentaba un récord europeo, aconsejó a Owen sobre cómo ajustar su carrera para conseguir superar la fase de clasificación. Long sugirió que, dado que la distancia de calificación era de solo 7,1 metros y que Owens podía saltar más de 8 metros, debería cambiar su marca hacia atrás para asegurarse de que no despegara tan cerca del límite y así evitara cometer otra falta.
El siguiente salto de Owens fue un éxito y ganó la medalla de oro con un salto de 8,06 metros, mientras que Long ganó la de plata.
Más tarde, Owens escribió sobre los Juegos Olímpicos de 1936: "Lo que más recuerdo fue la amistad que entablé con Luz Long. Era mi rival más fuerte, pero fue él quien me aconsejó ajustar mi carrera en la ronda de clasificación y, por lo tanto, me ayudó ganar".
El récord mundial de salto largo de Owens permaneció imbatible durante 25 años y su actuación durante las Olimpiadas es ampliamente considerada como un duro golpe para la intención de Adolf Hitler de usar los Juegos Olímpicos para demostrar su creencia en la superioridad aria.